24.12.06

Post navideño

Sí señores, yo festejo la navidad. No me vengan con que no es propio de un marxista, está todo bien con el camarada Jesús.

Además cada navidad me atrevería a decir que reflexiono más sobre el Flaco que más de una familia de esas que figuran como católicas y que lo único que les interesa de la navidad es hacer shopping (en España cada familia gasta un promedio de 600 euros en regalos, una salvajada consumista de estos campesinos enriquecidos).

Por supuesto, a los que de verdad creen les mando un saludo y una imagen de mi arbolito:


Bueno, claro que la estrella no es muy ortodoxa. Un obrero y un campesino se juntaron y la pintaron de rojo, y se dejaron ahí sus instrumentos de trabajo: una hoz y un martillo. Yo creo que Jesús no se enojaría.

Si alguien me acusa de hereje, creo que no soy el primero en esto de las adaptaciones. Sabemos que en ningún lado dice que Jesús haya nacido un 25 de diciembre, y que sospechosamente la iglesia ha hecho coincidir el nacimiento del Barba con la paganísima Fiesta del Solsticio.

Así que si de heterodoxias hablamos...

Salutes.

19.12.06

La piedad como lujo (Ah mon cher Jean-Claude...!)

Miren qué interesante esto: unos jóvenes parisinos han decidido vivir en la calle para experimentar lo mismo que viven los indigentes.

"Siempre me compadecí de los desamparados, pero sin experimentarlo es imposible comprender lo difícil que es" nos explica uno de estos genios.

El primer detalle que llama la atención son las carpas: muy buenas carpas. Yo no sé si en París los indigentes viven en carpas, me parece que no, porque conozco París y si bien no he vivido como ellos al menos los he observado bien: carpas no tienen.

Pero bueno, digamos que estos sufridos muchachos quieren hacer la experiencia pero tampoco la pavada, macho.

Sin embargo yo creo que hay que ayudar a esta buena gente. Ayudarlos a compenetrarse con el tema. Como primera medida yo les retiraría súbitamente las carpas en medio de la noche, como para que de verdad sientan lo que siente un ñato que simplemente no tiene dónde refugiarse.

Y como segunda medida creo que sería de enorme ayuda expropiarles sus respectivas casas. Así un funcionario se presentaría frente al aprendiz de indigente y le comunicaría que de aquí en adelante ya no tiene a dónde carajo volver, así que váyase acostumbrando.

Porque la verdadera experiencia es esa, muchacho: no tener casa, y no rajarse de paseíto un rato. El frío y el hambre - estoy seguro - se deben sentir de manera muy distinta cuando uno se somete voluntariamente a ellos "para ver cómo es" que cuando se sufren deseando intensamente calmarlos sin tener con qué, como les pasa a los verdaderos indigentes.

Esta es, señores, la Europa pelotuda.

11.12.06

Las dudosas virtudes de la duda

No hace mucho, escuchando el programa en podcaster (no sé si equipararlo con la radio, pero digamos que tiene algo de parecido) del amigo Niño Barroco, me encontré con uno en el que el infante de marras reflexiona extensamente sobre algunos temas que nos hemos tirado por la cabeza varias veces.

Niño Barroco empieza cortejando a nuestra amiga la duda. ¿Quién no la conoce? En los tiempos que corren es una especie de superestrella, el pensamiento contemporáneo de ultimísima hora, ese que suele envejecer desastrosamente y que – observen la finesse – me resisto a llamar "posmo", adora la duda. Y Niño Barroco está, es mi prescindible opinión, subido a este tren, paradójicamente con total convicción.

La primera reflexión que me produce escucharlo es que a mí el pensamiento de moda no me gusta. Nada peor que una idea convertida en opinión pública. Y esto vale también para aquellos tumultuosos ’70, creo que está claro que los psicobolches de oficio tampoco han sido santos de mi devoción.

La segunda reflexión salta ante la frase clave de Niño Barroco durante su monólogo: "A mí me encanta dudar". Creo que podemos empezar por acá.

¿Qué cosa es la duda? A mi me parece que se trata de la incapacidad admitida de tomar un camino, una posición o una decisión. La duda es lo contrario de la opción. Y hoy nos cansamos de escuchar por todos lados que la duda tiene un alto mérito, que la certeza por el contrario es peligrosa, que tener certezas es autoritario, feo, mientras que dudar es genial y muestra de gran inteligencia. Esto nos dicen.

Me permito dudarlo, si puedo socarronear un poco.

Me parece que si uno se pone un poquito dialéctico (y casualmente la dialéctica, mina que me gusta mucho más, aparece siempre en los debates interesantes) la duda está muy bien siempre que evidencie una incapacidad para optar debida a nuestra falta de información o de datos que nos permitan tomar una postura. Falta de información o de datos que la duda debería impulsarnos a remediar. En otras palabras la duda es interesante en tanto apunte a liquidarse a sí misma.

Porque si uno se instala cómodamente en la duda, si a uno le "encanta dudar" como a nuestro barroco amigo, entonces mágicamente la duda deja de ser duda y se transforma en postura, en convicción. Una convicción que prohíbe a todas las otras, o sea: la más estéril e inútil de las convicciones, se trate el tema que se trate.

Sospechar de toda convicción y someterla a prueba está muy bien, no hay que aceptar nada a priori. Pero siempre y cuando este "no aceptar" tenga como motivo la falta de elementos para hacerlo. Si el "no aceptar" se convierte en una postura de principio, entonces estamos simplemente ante la falta de voluntad para recabar información, estamos lisa y llanamente ante el elogio de la ignorancia.

A mí me parece que ni la duda ni la certeza indican la inteligencia o la honestidad de nadie. Se puede dudar y se pueden tener certezas, y en ambos casos se puede ser una persona reflexiva e inteligente, una persona deshonesta o un simple tarado.

El estrellato mundial de la duda permite a innumerables ignaros posar de gente sesuda y reflexiva. "Mire, yo dudo de todo" nos dice muy orondo un tipo que simplemente quiere ahorrarse la mucho menos prestigiosa frase "Mire, no tengo idea de nada". Lo bueno de la duda es que no exige conocimientos, más bien es necesario rechazarlos para poder permanecer cómodo en ella.

Este estrellato tiene una razón de ser: luego de la derrota de los proyectos que vislumbraban una sociedad mejor (históricamente no tan alejados pero que se nos antojan prehistóricos) estamos tan desorientados en el mundo del capitalismo salvaje y triunfante, que a esta altura ya creemos que la posición natural de la mandíbula es colgando.

Tenemos tanto miedo de equivocarnos, de embarcarnos en lo que sea, que no nos damos cuenta de que ya estamos embarcadísimos en el proyecto de quienes sí conservan convicciones muy firmes: numeritos de varias cifras en la cuenta corriente ayudan a sostener profundas certezas, incluso convertirlas en piadosos dogmas religiosos.

En la volteada cae la ciencia. Pobre la ciencia. Las variantes del relativismo cognitivo que nuestro muy amigo Alain Sokal desenmascaró con tanto humor y elegancia tienen el mismo origen. Claro: la ciencia puede ser usada para el mal, los laboratorios hacen negocio, etc. etc. La ciencia carga ahora con las miserias del capitalismo, y la culpa de Hiroshima y Nagasaki, como todos sabemos, no es del imperialismo sino de la física aplicada.

La solución para esto recetada por el pensamiento desnutrido es "¡Desconfiemos del pensamiento científico!", algo así como combatir la especulación inmobiliaria recomendando a la gente vivir en los caños. En lugar de tener el buen sentido de democratizar el pensamiento científico, de promover organismos democráticos de control que impidan el uso de la ciencia en contra de los intereses de la gente, Niño Barroco nos dice: "la ciencia es también una práctica, así que desconfiemos de la ciencia". Lo gracioso es que cuando alguien plantea que sería más lógico desconfiar de las clases dominantes Niño Barroco suele descalificar la advertencia por paranoide, improbable y conspiranoica.

Y por último, la violencia. Es el caso más trágico y el más delicado. Niño Barroco vincula las certezas con la violencia. Claro, para ejercer la violencia hay que contar con certezas, en general la violencia dubitativa es más bien rara: imagínense uds. pegarle un tiro a alguien sin saber muy bien por qué, o no decidirse entre poner una bomba en un cuartel, un partido de izquierda, o un baile de disfraces.

Así que la violencia exige certezas. Y la violencia no es buena, así que esto parecería abogar a favor de la duda. Lo malo es cuando alguien ya la utiliza ¿Qué hacer cuando el sistema cae encima de miles de personas? ¿Aconsejarles la duda? ¿Prevenirlos contra las certezas? ¿Decirles que la violencia es mala? Supongo que los fregados por el sistema nos contestarán que saben bien lo mala que es la violencia porque se la bancan todos los días.

Entonces ¿por cuánto tiempo más seguiremos en esta dudofilia? Yo espero que no demasiado. Porque mientras nos complacemos en las delicias de la duda hay otros que están desmontando el escenario y arreglándolo a su gusto con una idea muy precisa de lo que quieren.

Y a ellos nuestras dudas les importan muy poco.

29.11.06

Entrevista

No, no la hago yo, me la hicieron a mí. El amigo ROME me hizo un reportaje.

Mirá vos che.

23.11.06

Punga argento contra el imperio.

Ella va donde se le canta, claro. Para eso es la hija del idiot... del Presidente de la Potencia Número Uno. Ella tiene permiso para consumir todas las drogas que se le ocurran sin ser molestada porque los poderosos jamás transgreden la moral y las buenas costumbres hagan lo que hagan. El placer de un pobre es siempre indignante y repulsivo, mientras que el de un poderoso impone el respeto de la liturgia; vamos, no me va a comparar a Barbarita Bush con un lumpen de San Telmo.

Y justamente andaba por San Telmo ¿quién se iba a imaginar? Uno se pregunta qué pensará de Buenos Aires esta chica, y probablemente no piense nada: un segundo atrás del otro de una vida consagrada a vivir un segundo atrás del otro. Y no es por ponerse pesado contra ella, quizás es inteligente y sensible. Quizás le importa algo. Pero lo más probable es que sea una inimputable.

En eso estaba, de incógnito en un restaurante rodeada de sofisticados guardaespaldas con microfonito invisible y anteojos oscuros, gringamente hieráticos y tan convencidos de sí mismos, con el regocijo de su parafernalia celosamente oculto. "I’m a pro" piensan. "I’m protecting the Free World" piensan. Intentan no pensar en cambio que podrían estar vendiendo droga en el Bronx, o en la insignificancia de sus nombres, entre los que seguro hay mucho Tony Cardoso o Williams Pereda.

Los gringos estaban tan concentrados en estar concentrados que lógicamente no podían ver a un ladrón argento, especie escurridiza mezcla de artesano e instantáneo psicólogo urbano, capaz de detectar en la actitud, los gestos y la mirada del gil ese segundo imperceptible en el que está justito maduro para cosechar su cartera, su tarjeta de crédito, su celu y su billetera dejando a cambio una enseñanza zen: "Tu espejo te devuelve la imagen de un capo. Funciona mal".

Así que el punga se hizo la cartera de la rubia, pasando discretamente de costado como un monje chino entre orangutanes borrachos, un guerrero de lo mínimo. Su mano ejecutó con elegancia y discreción un pase maravillosamente indoloro, como si ese bolso de mujer fuera su propiedad de toda la vida. Perfecta sincronización con el Orden Universal con el que nuestro punga se tutea en esos momentos, precisamente porque nada la importa menos.

Y seguro que en la fascinante cartera se encontró con cosas triviales: pañuelitos de papel, una billetera con fotitos, papelitos anotados y claro: el celu y los dólares que habrá limpiado antes de dejarla en una pizzería.

Parece nomás que los imperios están construídos por hombres, así que no será descabellado pensar que los hombres pueden derrumbarlos. El punga sin pensarlo siquiera nos acaba de enseñar que se trata de simplemente gente.

Hay una palabra argentina, una palabra porteña y preclara que oculta sus maravillas en la cotidiana y permanente divulgación que el pueblo llano le regala al relanzarla una y otra vez, pero que en ocasiones especiales surge imprevista como la afirmación del adjetivo más exacto, un milagro de precisión poética que vale la pena detenerse a admirar aunque sea por un instante.

Esa palabra adquiere entonces la belleza severa de un haz luminoso que cae impiadoso sobre el rostro, iluminando unos ojos más bien redondos y una incierta boca entreabierta. La palabra nuestra que – gritada libre por una socarrona voz del pueblo – es el majestuoso testimonio de una verdad definitiva:

Boludos.

20.11.06

Breve intervención de Yukio Mishima



No, no es un post sobre Yukio Mishima. Algún día me mandaré un post sobre él. Algún día en el que me sienta capaz de resumir el talento de un tipo como éste en menos de 5.000 palabras y sin tener la sensación de no agregar nada.

Digamos por ahora nomás que Yukio Mishima es uno de los escasos autores de los cuales he leído más de cinco libros sin experimentar en ningún momento la sensación de que podría haberse ahorrado una frase. Tengo la tentación de usar la expresión "uno de mis muy pocos referentes", pero me parece un poco pedante e insuficiente.

Si no lo conocen, y sabiendo que los gustos son algo muy misterioso e imprevisible, me atrevería a sugerir que intentar abordarlo es una inmejorable inversión de tiempo.

Hoy me voy a detener en un parrafito del hombre. El parrafito dice esto:

In its essence, any art that relies on words makes use of their ability to eat away – of their corrosive function – just as etching depends on the corrosive power of nitric acid. Yet the simile is not adequate enough; for the copper and the nitric acid used in etching are on a par with each other, both being extracted from nature, while the relation of words to reality is not that of the acid to the plate. Words are a medium that reduces reality to abstraction for transmission to our reason, an in their power to corrode reality inevitably lurks the danger that the words themselves will be corroded too. It might be more appropriate, in fact, to liken their action to that of excess of stomach fluids that digest and gradually eat away the stomach itself.

Taiyo no Tetsu - Sun and Steel (1970)

Ya que la lengua original no es el inglés me puedo animar a traducir ineptamente:

En su esencia, cualquier arte que se apoye en las palabras hace uso de la capacidad de éstas para erosionar, de su capacidad corrosiva, tal como el grabado depende del poder corrosivo del ácido nítrico. Aunque el símil no es totalmente adecuado ya que el cobre y el ácido nítrico usados en el grabado están en un pie de igualdad, siendo ambos extraídos de la naturaleza, mientras que la relación de las palabras con la realidad no es la del ácido con la plancha de metal. Las palabras son un medio que reduce la realidad a una abstracción para posibilitar la transmisión de la misma a nuestra razón, y en su poder de corroer la realidad inevitablemente acecha el peligro de que las palabras mismas sean también corroídas. Podría ser más apropiado, de hecho, asimilar su acción a la del exceso de fluidos estomacales que digieren y gradualmente erosionan el estómago mismo.

Taiyo no Tetsu - Sol y Acero (1970)

Si este conceptito tan lleno de posibilidades hubiera sido mejor conocido / comprendido nos hubiéramos ahorrado toneladas de papel impreso con fatigosas y aburridas huevadas en los últimos veinte años.

Y tendríamos unos cuántos árboles más.

14.11.06

Compadradas: metiéndose con el origen del Universo


En el debate que surgió hace un par de posts se terminó hablando de dios y el origen del universo. Con qué habíamos empezado ya ni me acuerdo dado que este blog sigue la estricta norma de irse puntualmente al carajo en cada discusión.

Lógicamente, nuestro habitual invitado Mr. Dios no pudo estar ausente del asunto (la divinidad aparece con tanta frecuencia en este blog que pronto será ubicado por místicos a la búsqueda de dios en Internet).

Resulta que ahora me dieron ganas de hablar del origen del universo, tema sobre el que tengo tanta autoridad como sobre todos los otros: ni la menor.

En medio del despelote el amigo
Severian planteó algo interesante:

"El mundo satisface ciertas leyes naturales, cuyo origen es una cuestión no científica."

Aquí aparece por primera vez la palabrita: origen.

Y amplía más adelante:

"Digamos que la cuestión del origen de las leyes naturales es puramente filosófica. Casi por definición me parece imposible dar una respuesta científica a eso. El científico puede "descular" las leyes que rigen el universo, darles una forma que sea consistente con todos los datos empíricos obtenibles, y que permita predecir el resultado de cualquier experimento imaginable. Ahora bien, por qué el mundo es así y no de otro modo es una pregunta no susceptible de ser falseada por datos empíricos, luego no científica."

La explicación de
Severian parece autosuficiente a primera vista, y muy recatada; pero a mí me parece que se la puede seguir unas cuadras a ver si se le puede sacar algo más, un teléfono aunque sea.

¿Por qué el mundo es así?

Veamos: observamos que llueve, el científico estudia y da con el origen del fenómeno, ah claro, resulta que la masa de aire frío condensa el vapor de la nube y se precipita en forma de gotas. Genial.

Pero... ¿y porqué se forman las nubes? Elemental mi estimado, las mases de agua reciben energía del sol en forma de calor, el agua se evapora, bla bla bla. Hemos dado con unas leyes sencillas: el calor sobre una masa de agua aumenta la energía cinética de las moléculas y forma vapor, el frío las disminuye y se condensan gotas de agua.

OK, ¿Y esto por qué?

Bueno, digamos que la energía aumenta el movimiento de los electrones en los átomos que componen las moléculas y bla bla bla y bla.

¿Y por qué?

Bien, creo que ya nos damos cuenta de la dificultad. Existe un camino interminable de "¿por qué?" detrás de cada fenómeno, pero al mismo tiempo nadie puede declarar que la ciencia debe hacer stop y declararse incompetente para dar el próximo paso. Incluso preguntas más borrosas como "¿Por qué la injusticia, la violencia, etc.?" no tienen por qué ser vistas como misterios insondables. La razón por la que declaramos "por que sí" es sencillamente momentánea ignorancia.

Dialécticamente: momentánea y al mismo tiempo eterna. Nuestra ignorancia es infinita y precisamente por eso nuestro conocimiento no deja de avanzar.

Muchas veces intuyo que los caminos de la fe se deben a una impaciencia en la búsqueda de absoluto, de una explicación definitiva cuando la única explicación es precisamente que lo único definitivo es que todo cambia, que nos movemos en un continuum, si me perdonan el latinajo. Suponer la ruptura de dicho continuum para fijar un comienzo es actuar con la misma arbitrariedad con la que declaramos que la semilla es el origen de la planta, dejando de lado que es válido decir asimismo lo inverso.

Vivimos omitiendo datos para hacer la realidad más fácil. Fijamos un origen para todo olvidándonos que antes de ese origen hubo otro origen, y así.

A riesgo de que me tilden de new age, me interesa la vieja frase del I Ching: "Lo único inmutable es la mutación". Esta declaración es la que el relativismo cognitivo (y ético) quiere aprovechar como grieta para colarse y declarar que nada es cognoscible y que como todo muta entonces mejor no hacerse problemas, procediendo de una manera tan arbitraria como la fe, sólo que en sentido inverso.

Así andamos.

En cambio nuestros amigos los chinos llamaban la atención sobre el carácter dinámico de la existencia, que tiene leyes claramente expuestas, tan claramente que permanecen ocultas. Heráclito coincidía al decirnos que nadie cruza dos veces el mismo río. Y creo que fue Borges quien había notado que la frase tiene dos sentidos: uno manifiesto (el río nunca es el mismo) y otro más sutil (nosotros tampoco somos ya los mismos).

Así que cuando hablamos del origen del universo me parece que caemos en una trampa. El concepto "origen del universo" implica la caída en una zancadilla imperceptible que nos tiende nuestro trato diario con la realidad, que a los fines prácticos ignora la evidencia de que el concepto "origen" es tan inconcebible para nosotros como el concepto "infinito" o el concepto "nada".

Estamos acostumbrados a otorgar arbitrariamente un comienzo a las cosas, pero la verdad es que nadie ha realmente visto jamás un verdadero "origen". Lo sabe cualquiera puesto ante el viejo dilema del huevo y la gallina, planteo metafísico-avicultor que empleado de manera casual por mi abuela tuvo la virtud de proyectarme de golpe y vertiginosamente al origen de todo ya en mi más tierna infancia. Ahí me di cuenta de que sólo la mera comodidad nos lleva a afirmar que algo ha empezado, cuando en realidad sólo hablamos de transformaciones a partir de un estado anterior, nunca de un surgimiento de la nada: el partido comenzó pero antes había una cancha y jugadores en los vestuarios, y antes venta de entradas, y antes...

Suponer un origen de todo es postular la existencia de un punto temporal antes del cual no hay nada, dato absurdo: si no hay nada no puede haber un "origen". Y la invención de dioses como punto de partida es un antropomorfismo que omite por no accesibles al simple mortal las explicaciones acerca del origen del dios, con lo cual seguimos claramente a oscuras, si puedo ponerme gracioso.

Si el concepto de eternidad es igualmente inconcebible, a mí – si mi opinión vale de algo – se me hacen más amigables, o familiares, las teorías que sitúan la existencia como un hecho dado en lo eterno: el Eterno Retorno de Nietzsche, las teorías sobre la eternidad de la materia o el taoísmo. Querer ubicar un "comienzo" es en realidad un error de percepción, un espejismo.

No se me escapa que mi objeción también puede ser cuestionada de la siguiente forma: estoy proponiendo la imposibilidad de un comienzo para la materia en el tiempo, olvidándome que quizás el tiempo también tiene un origen, acaso el mismo para ambos ya que si la materia no es concebible sin tiempo, posiblemente tampoco sea a la inversa. Yo, acostumbrado como estoy a vivir en la dimensión temporal, planteo la pregunta "¿Y qué había antes?", olvidándome de considerar la posibilidad de un punto no espacio-no temporal para el que no hubiera ningún "antes".

La teoría del Big Bang satisface (me parece) una intuición que – dentro de nuestras limitaciones - siento muy redonda e interesante. Según lo que oí por ahí, el universo habría empezado como un punto de dimensión cero y densidad infinita. Sospechando una relación entre materia y tiempo aventuro que no se me hace filosóficamente tan descabellado suponer que en dimensión cero y densidad infinita no hay tiempo. Preguntar "cuándo" ocurrió esto es nuevamente caer en la trampa temporal. Ni la eternidad ni el no-tiempo pueden tener un "cuándo" ya que una es todos los instantes y el otro es la ausencia de instantes.

Son conceptos que forman una síntesis dialéctica estéticamente interesante, aunque algo vertiginosa.

En el medio de ambos, la existencia no parece ser más que una sorpresa, un raro accidente que nos encierra en su dinámica y no nos permite a nosotros – que somos parte – alcanzar sus fronteras.

Todo cambia, y todo cambio es un comienzo y un fin en cada instante. Ese comienzo y ese fin inconcebibles están ocurriendo perpetuamente, y lo que ocurre perpetuamente no ocurre nunca: el tiempo y sus instantes jamás han dejado de existir y por eso jamás han existido ni existirán.

Buenas tardes.

3.11.06

Hoy y ayer

Le decían Valijita.

Nunca supe porqué. Traía una valija, como todos. Quizás fuera la forma de sostenerla, como si llevara algo especial dentro. Una bomba. Cartas de amor. Pruebas comprometedoras.

En el secundario uno aprende a sobrevivir. Se viene todo encima: el mundo, los sueños, el sexo y los ideales, el temor y la vida. Uno se viene a sí mismo encima, ese que vamos a ser, ese que no seremos nunca.

Y encima el parcial de mañana.

Le decían Valijita y siempre se hacía el distraído. Lo cierto es que oía y veía. Y callaba.

Valijita era homosexual. Nunca supe su nombre. Era el marginal, el otro, ese fenómeno ridículo y digno de la doble maldición del escarnio y la lástima.

Lo cierto es que en ese momento de la vida todos somos un caso. Ser diferentes es nuestro orgullo y nuestra vergüenza, y oscilamos permanentemente entre ser parte del grupo y ser ese que no sabemos aún de quién se trata. Remarcamos los rasgos en un esfuerzo de afirmación, y ese esfuerzo muchas veces conlleva el escarnio del otro como forma de exorcizar nuestros fantasmas.

A Valijita no lo fajaban ni lo insultaban, los tiempos ciertamente no daban como para eso. Pero lo cierto es que Valijita no podía de ninguna manera acercarse a "nosotros". Entre "nosotros" posiblemente hubiera algún homosexual o futuro homosexual frecuente o esporádico o diverso, platónico o carnal, pero quien fuera podía hacer algo que Valijita no: disimularlo.

No es que le pegaran. Ni siquiera le hacían bromas. Ni siquiera le daban la posibilidad de contestar una piña o un insulto. Era el vacío. El chiste del puto. No era culpa nuestra, sencillamente el mundo está hecho así, viste. Pobre. Son enfermos. Es que nacieron con hormonas femeninas. Es psicológico, boló. Yo no me le acerco. Cuidado no te agachés. Ja ja ja. Boló, corré que ahí viene.

Entiéndase, era una cuestión de standards sociales. No éramos prejuiciosos, no lo odiábamos. En aquel momento prejuicioso era, qué se yo, un neonazi, unos que fueran en banda y lo reventaran. Nosotros no. Nosotros simplemente lo rodeábamos de ese cordón sanitario normal, digamos. Natural. Lógico.

Yo no era peor que los demás. Tampoco mejor, y eso es lo que cuenta.

A veces me ponía a pensar cómo lo pasaría, o cómo sería su vida. A veces me dolía, o lo juzgaba injusto, pero mucho más fuerte era la necesidad imperiosa de jugar el supremo juego que tan bien jugábamos todos. A veces pensé en acercarme y charlar, pero hacían falta unos huevos que yo no tenía. Si fuera por los pensamientos nobles todos seríamos gente de pro, sin duda.

Hacer, no hice nada.

Las culpas no se lavan, Uno fue lo que fue y es lo que es. Lo que sí se puede es cambiar.

Si una cosa puedo rescatar de los tiempos que corren respecto de otros pasados es que la aceptación de la diferencia tiene una dimensión estrictamente ética – lejos de la multipelotudez – que es la única que me gusta. Es la única pero es fundamental. Hacer sufrir a otro, declararlo inferior, enfermo o inaceptable cuando ese otro no nos hizo nada es indudablemente la conducta de un cobarde o de un flagrante tarado, pero fue durante mucho tiempo la norma.

Las culpas no se lavan, decía. Pero se puede aprender. Es cierto que hoy es más fácil, y seguro que hoy no soy más valiente que ayer, pero sí un poco menos estúpido. Hace unas semanas se cumplió el primer aniversario de una boda que tuvo lugar el año pasado en un pueblito perdido de Catalunya. Un amigo mío que se casó con quien hoy es su compañero.

Adivinen quién firmó como testigo.

2.11.06

Che, una cosa...

¿...alguien sabe algo de este muchacho Da Vinci?

¡Tengo una idea genial para un libro!

30.10.06

Ayer y hoy



En los '60 y los '70 - dorados años para el pensamiento - se discutía. Se discutía filosofía, política, el futuro del mundo, el cine arte, el cine debate, el papel del arte en la construcción de la liberación, el compromiso, y así.

Es verdad: estaba lleno de chantas, verseros y giles diplomados, nadie trata de negarlo. Tipos que llevaban a Marx o a Sartre o a Fanon bajo el brazo simplemente para levantarse minitas. La nouvelle vague a veces abusaba de la paciencia. En el café hacían la revolución los que hoy nos explican la muerte de las ideologías.

Pero el hecho de que para levantarse a una mina hubiera que posar de intelectual comprometido (incluso siendo un ganso) al menos marcaba una tendencia interesante, una dirección, un zeitgeist digamos, qué se yo.

Hoy... hoy asistimos atónitos a algo que en aquella época parecía impensable: el ataque en toda la línea contra la enseñanza científica en las escuelas, la defenestración de Darwin, la reivindicación de la ignorancia y la cereza sobre el postre: la grave, pormenorizada y solemne discusión sobre la existencia o no del... limbo.

Son tiempos muy, pero muy malos para el pensamiento.

Si me llaman nostálgico diré que a veces no queda otra que serlo. No está nada mal tener nostalgia de tiempos en los que pensar era un mérito y en los que semejante tema hubiera sido contemplado como un impensable delirio de cavernícolas.

Si me apuran, diré que se trata hasta de una cuestión estética.

Francamente, yo iba a escribir algo más, créanme, pero me agarró como un cansancio ¿vieron? Nada puede hacerse frente al ridículo. Mejor dejarlo ahí y contemplarlo con paciencia, a ver hasta cuándo piensa durar.

19.10.06

Obsequio: Memoria Completa



La frasecita viene dando vueltas desde hace rato. La utilizan los que ya sabemos.

Repiten insistentemente que las cosas no pueden ser unilaterales, que la memoria debe ser completa, que los juicios deben ser ecuánimes, y ya que ha muerto gente a manos de la guerrilla, justo es que también se la tenga en cuenta.

Mucha gente ve este razonamiento como más o menos lógico, incluso en el post anterior he recibido la invitación a "recoger el guante" de parte de Niño Barroco. La frase concreta es "...el guante que arrojan de la memoria completa los progres lo tenemos que recoger...". Dejemos de lado el hecho de que la palabra "progre" me suele dar náuseas, recojamos el guantecito, aunque es un poco insalubre porque el guantecito huele francamente mal.

Haciendo un ejercicio de imaginación (algo intenso) supongamos que limpiamos a esta manifestación de la multitud de nazis, torturadores, golpistas y otros frecuentes subhumanos, e imaginemos que nos quedamos aún con bastante gente. Imaginemos gente a la que la guerrilla le ha matado un familiar y que se pregunta si acaso no deben esperar algo más que un entierro digno, el castigo judicial a los autores (cuando no se han encargado ellos mismos de hacerlo en el poder) y la posibilidad de vivir sin ser amenazados, dejando de lado que eso es mucho más de lo que han ofrecido jamás a sus víctimas.

Vamos allá.

La historia de nuestro país deberíamos conocerla todos pero el lavado de cerebro impuesto a una generación hace que los argentinos parezcan caídos en un planeta sin historia. Así que vamos a ejercer la "memoria completa" que es tan necesaria:

I - Uriburu: El primer golpe de estado data del año 1930, contra un gobierno constitucional. Guerrilla no había y subversión marxista tampoco, había un gobierno popular y democrático que no era lo mejor seguramente, pero el que lo reemplazó, la dictadura del general Uriburu, inauguró una década nefasta en que el hambre era moneda corriente. Recomiendo la lectura de "Del Patriciado a la Oligarquía" de Jorge Abelardo Ramos, por ejemplo.

Para esas fechas se empieza a aplicar en las comisarías un triste invento argentino: la picana eléctrica, instrumento con el que se comienza a torturar a los presos políticos.

II - El monito Farrell: El segundo golpe de estado data del año 1943, y costó una represión importante en la izquierda, que tampoco tenía ni siquiera visos remotos de actuar armada, así como una simpatía en política exterior con el Eje Roma-Berlin.

III - Rojas, ese humanista: El tercer golpe de estado data de 1955. Este golpe contra otro gobierno democrático e indudablemente popular fue particularmente cruento. Si alguien se pregunta cuál fue el bautismo de fuego de la aviación de marina argentina, sabrá que fue bombardear civiles argentinos desarmados en la Plaza de Mayo causando más de 300 (trescientos) muertos. Difícilmente un ejército pueda cometer un acto más deshonroso y traidor contra su propio país. Hubo también comandos terroristas civiles que ametrallaron obreros en la CGT, y una feroz represión posterior que incluyó la famosa matanza en los basureros de José León Suárez.

Recuérdese por favor que hasta el momento no había en Argentina guerrilla marxista ni subversión apátrida alguna, ni actividad armada, ni un militar siquiera agredido con una pedrada.

IV Onganía, todo un caballero: El cuarto golpe de estado fue en 1966, esta vez contra uno de los presidentes más honestos y transparentes que haya tenido nuestro país (un tipo que estaba lejos de ser marxista, claro) don Arturo Umberto Illia, que murió con un patrimonio compuesto por una mesa y dos sillas.

El gobierno del general Onganía fue responsable de las muertes del estudiante Santiago Pampillón, de la desaparición del obrero Felipe Vallese, y de una brutal represión en las universidades que marcó el comienzo de la decadencia educativa argentina con el éxodo de los mejores profesores y su reemplazo por bípedos que exhibían rigurosas credenciales católicas. El plan económico aplicado por este saludable gobierno significó el comienzo de la desocupación como factor crónico de la economía argentina.

Por fin, a mediados del ’67 empiezan las primeras débiles manifestaciones de política armada en nuestro país, principalmente peronistas y nacionalistas, no marxistas: Uturuncos, FAP, y Montoneros.

Ahora bien, más de treinta años de violencia contra los ciudadanos argentinos y la clase trabajadora, sin contar con la caída del poder adquisitivo, la pérdida de trabajo, etc. fueron soportados con paciencia. Con mucha paciencia. Y hoy hay que escuchar de esta buena gente que nos exijan una "memoria completa". Pues bien, aquí está.

La memoria completa dice que las ffaa en Argentina empezaron a asesinar civiles y trabajadores mucho antes de que existiera ninguna guerrilla, que la política armada en Argentina fue una respuesta a la brutal violencia militar contra la población civil y las constantes intervenciones militares en el poder, y no al revés.

Y si hace falta continuar con la historia argentina, digamos que desde el año 1983 en que se recuperó la "democracia" y el "estado de derecho" la policía ha dejado un reguero de víctimas que van desde la masacre de Ingeniero Budge en el '86 hasta la muerte de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, que nunca ha dejado de haber amenazas y agresiones permanentes contra militantes de izquierda (quien escribe ha tenido que ver en directo las heridas de una compañera militante secundaria a la que secuestraron y torturaron en el ’85), y que se ha sumido a la clase trabajadora en una degradación tal que la mitad de la población vive con 2 pesos por día y miles de familias están excluidas de la vida económica.

Todo esto sin que haya habido actividad guerrillera alguna. Otra vez: más de veinte años de violencia soportada con enorme paciencia.

Así que si se quiere "memoria completa" es necesario empezar a considerar los actos de violencia contra pobres y trabajadores no como la inevitable fatalidad que nunca tiene ninguna consecuencia. Es ridículo considerar el comienzo de la guerrilla como si fuera un hecho escandaloso e ignorar olímpicamente que la represión viene desde varias décadas previas como si se tratara de un pecadillo disculpable. La violencia viene del mismo lado durante mucho, mucho tiempo, y sí: llega un momento en que viene una respuesta, que es generalmente cuando ya no se aguanta más.

Es por eso que el que suscribe considera que la guerrilla de los ’70 - lejos de ningún idealismo juvenil, ni de ninguna historia de lobos feroces - representó un fenómeno más o menos lógico en el marco de una violencia social creciente. No se necesitó ninguna guerrilla para que las ffaa usurparan el poder repetidas veces en nuestra historia, bombardearan a la población civil, torturaran presos políticos y destruyeran la economía.

Ahora vienen a hablar de sus muertos. Quizás pretenden que matar civiles es un acto que puede y debe quedar indefinidamente impune, que desde el año 1930 su misión fue dar golpe tras golpe reprimiendo cada vez con más saña y que esto debían lograrlo sin siquiera mancharse el uniforme, que podían cargarse más de 300 personas en una tarde sin que existiese ni un asomo de respuesta.

Quizás algún despistado también lo cree.

Bueno, yo no.

12.10.06

...y siguen.

De nuevo: quienes militan en la izquierda, o quienes están vinculados con organismos o causas de DDHH siguen aguantando lo mismo y más: amenazas, matoneadas, intimidaciones y agresiones contantes y sonantes.

La tufarada hedionda que se extendió sobre el país desde Plaza San Martín, los discursitos de ex milicos, las diversas manifestaciones de la escoria infrahumana presagian y se articulan con renovadas agresiones.

Ahora se trata de una ex detenida-desaparecida a la que
se cansaron de amenazar via mail con las lindezas a las que estos miserables nos tienen acostumbrados, hasta que cumplieron: hirieron con un instrumento cortante a un familiar. No extraña que este sea todo el coraje que pueden exhibir quienes dedicaron toda su vida a la defensa del Poder. Esa es la única patria y el único honor de estos ratones.

Si escuchan el audio, oirán que la amenazada finaliza su declaración al periodista con una frase: "...no sé qué está pasando en el país.". Lo que está pasando parece claro, la pregunta sería cómo es que se lo va a parar.

Porque la Argentina tiene un presidente muy bueno para hacer discursos, un tipo simpático que no se cansa de hablar. Lamentablemente gente de mucho coraje - como Hebe de Bonafini - ha decidido prestar más oídos a las palabras y a los gestos de seducción que a los hechos, pero los hechos dicen que mandar mandan los de siempre.

Y como mandan los de siempre, no es raro que el aparato de represión que supieron montar (no hay que olvidarse que la represión existe en defensa de intereses) permanezca intacto.

Vuelvo a preguntarme - sin que pretenda tener la respuesta - qué es lo que hay que hacer. ¿Cuenta la Argentina con fuerzas que le permitan investigar, atrapar y condenar a los autores de estos hechos? El sentido común y los hechos parecen decir que no. ¿Tienen que seguir aguantando todos los amenazados sin mover un dedo? ¿No existe ninguna manera de parar el terror?

La gente que fogonea esto es muy visible, se exhiben sin pudor en los medios, se agrupan en las plazas, reivindican la represión a los gritos ¿Tiene todo esto que quedar nuevamente - y como hace ya más de 20 años - sin respuesta?

Por favor, no vengan después con el cuentito de la violencia. Que conste que desde hace demasiado tiempo en Argentina la violencia sigue golpeando desde mismo lado.

6.10.06

Bruselas - Tango - Bucarest

A veces, señales extrañas.

Estas ciudades del este tan al borde del abismo, agarrándose a Europa como a un mantel que se desliza para olvidar que están a punto de desplomarse en Asia... La bandera de la Comunidad Europea flamea desesperadamente por toda Bucarest, bonitas construcciones francesas con techos de pizarra intentan recordar que una vez esta ciudad fue "la pequeña Paris". Se impone una melancolía ligeramente similar a la de Buenos Aires, esa sensación nostálgica de ser y no ser, de estar tan cerca de la verdad y al mismo tiempo en el culo del mundo. Esta contradicción es fuente de magias.

Me remonto a un par de años y me corro un poco en el mapa, perdonen el racconto desprolijo. Recuerdo que más o menos para estas fechas pero en el 2004, paseando por uno de los jardines de Bruselas (Bruselas en cambio es una ciudad donde la magia existe, pero está súmamente cansada), mi dama y yo escuchamos una música lejana, pero inconfundible. Tango.

Nos acercamos y vimos en una de esas glorietas antiguas de piedra y verde musgo, varias parejas bailando bajo el cielo bruselense eternamente nublado. Casi todos belgas. Al presentarnos como argentinos nos invitaron a bailar con entusiasmo, pero vimos la gracia con la que bailaban las parejas belgas y tuvimos que resignarnos a decir que no, que no teníamos ni idea. Recuerdo una mujer de raza indefinida pero de piel muy negra, como si fuera una cruza de mulata e hindú, era muy raro verla haciendo esos pasos porteños mientras Corsini cantaba Ventanita Florida en un rinconcito de ese país francés, flamenco, europeo a rabiar.

Hace un par de meses, ya aquí en Bucarest y por la misma fecha paseábamos por el Parc Cismigiu, un jardín público muy parecido a aquel de Bruselas, éste con un lago grande. Y bien, en un momento mi dama y yo volvimos a escuchar esa música inconfundible, con la sensación de ligera alucinación que da percibir algo tan familiar cuando nuestros sentidos ya están acostumbrados a la cadencia de las lenguas extrañas. Nos acercamos y otra vez: parejas practicando tango y una voz porteñísima convirtiendo ese parque cerca de los Cárpatos en el lugar de una inesperada nostalgia argentina. Es curioso que haya sido en fechas cercanas, en parques muy similares, y en las dos ocasiones paseando juntos.

Otra vez nos acercamos incrédulos y una chica rumana se presentó hablando un español aporteñado - regalo de Buenos Aires - que exageraba las vocales finales (o quizás nos pareció eso a nosotros, ya acostumbrados como estamos al poco melódico español ibérico) mezclado con un acento rumano muy gracioso. Otra vez fuimos invitados, y otra vez tuvimos que negarnos ya con la sensación de que es una vergüenza che, todo el mundo lo baila y nosotros ni idea...

Así que el tango me persigue a donde voy. Bruselas, Bucarest. Se embosca y se insinúa de lejos. Paseo por esta ciudad del este y sus calles rotas, mal iluminadas, llenas de cables que entorpecen el cielo; sus desastrados Dacia junto a impresionantes Maserattis de nuevo rico que navegan entre casas viejas y edificios incongruentes, sus negocios de ropa chic frente a terrenos baldíos y sus bellas iglesias ortodoxas en las que siempre hay una boda.

Un perro ladra. Una chica pasa y me mira por un segundo como si me conociera.

El tango parece anterior al mundo.

24.9.06

Julio Lopez



Los hechos son estos:

Hace ya décadas que en Argentina un extraño poder parece proteger a torturadores, asesinos y escoria de este tipo. Juzgarlos y mandarlos a la cárcel parece ser una tarea titánica que requiere no ya la simple intervención del estado de derecho sino la constante movilización de organismos de DDHH, esforzados militantes, gente que gasta enormes energías para exigir no otra cosa que una elemental justicia.

Durante el juicio – de esta dura forma conseguido – a uno de estos subproductos de la especie (un torturador malnacido con cuyo nombre no tengo ganas de ensuciar mi blog) quienes testificaron, asistieron o de alguna manera impulsaron el mismo fueron objeto de las consabidas amenazas anónimas, cartitas con letras pegadas, promesas de muerte, y demás. Todo aderezado con la clase de pobre morbo que estos ratones enfermos sufren en su cobardía y su odio (a una de las personas amenazadas le dejaron en el contestador ruidos de sesiones de tortura, etc. etc. y más etc. Y más.).

Y ahora un testigo, un ex detenido en un campo de concentración, un compañero, está desaparecido desde el 18/09.

¿Qué decir?

En principio nada. Cabe una posibilidad de que este hombre ya mayor haya sufrido alguna clase de choque emocional fuerte y ande perdido. La posibilidad cabe y personalmente espero que sea así y se acuse a la izquierda de hacer alharaca por nada, recibiré la acusación yo también con la boca cerrada.

Pero también cabe – y esto es lo importante: que quepa, que sea concebible – la posibilidad de que su desaparición sea el fruto podrido de la acción de estos hediondos. Del servilismo rabioso de estos delincuentes que, mirados con bastante asco incluso por sus empleadores de la gran burguesía, juegan sólo a sobrevivir y temer la acción popular.

Lo único que digo yo – y mi opinión aquí vale muy poco – es que si este último es el caso, ya va siendo hora de cortarla de una vez.

Ya demasiadas veces los militantes populares en Argentina son víctimas de amenazas, aprietes, violencia y asesinatos llanos. En mis épocas de estudiante he tenido que ver de cerca cosas de este tipo con demasiada frecuencia. Y entre la militancia la consigna siempre ha sido resistir, no caer en la provocación, persistir sin responder directamente sino con la movilización y la exigencia de justicia.

Así que muchas cosas se han dejado ya pasar, secuestros, torturas y muertes bajo el "estado de derecho" sin que la militancia de la izquierda en su conjunto (a la que nunca le ahorro críticas), difamada por los medios y pintada como la culpable de toda violencia real o imaginaria, haya respondido.

Pero veintipico de añitos de democracia deberían ser suficientes para lo mínimamente exigible: limpiar las calles de torturadores y garantizar no más Kostekis ni Santillanes muertos.

Y si no son suficientes, entonces habrá que preguntarse cuándo.

Porque el día que alguien se canse pero de verdad, el día que alguno se pudra ya de las amenazas y la violencia, el día que se decida que ya basta y que ya se tuvo pero más que suficiente, el día que un militante de la izquierda pierda ya esta increíble paciencia que los lleva a soportar desde hace décadas cualquier matoneada sin replicar, el día que se recurra al elemental derecho a la autodefensa activa visto y considerando que el "estado de derecho" parece más una expresión de deseos que otra cosa, ese día yo lo voy a lamentar sinceramente, porque la disciplina para saber resistir y persistir es importante.

Pero no voy a rasgarme las vestiduras por la vida y el bienestar de ninguno de estos criminales.

Buenas tardes.

PD: Pido a todos los que pasan por aquí que – si tienen un blog – publiquen el afiche. Se trata de una forma pacífica de responder a la violencia. Por favor, no lo ignoremos porque ignorar es tomar partido, y después no valdrá decir "Ay, es que yo no sabía nada".

21.9.06

El irracional ataca de nuevo



I Las fuentes

Respecto del post anterior tengo que confesar que cometí una travesura.

Quien escribe esta deshilachada colección de pavadas lee los diarios, pero no les cree demasiado,menos a los titulares, parte del diario pensada fundamentalmente para vender.

También quien esto escribe sabe que Ratzinger es muchas cosas, pero no idiota. Desde que vi los titulares dudé profundamente de que Ratzinger haya dicho lo que dijo en los burdos términos que los titulares se complacieron en reproducir. Así que hice lo que ustedes piensan que no: me fui a leer la famosa homilía que - por el blog o a mi mail - me han hecho llegar los lectores católicos que - extrañamente o no - tiene este blog.

Y me di cuenta de que si bien los titulares mienten y tergiversan con demasiada frecuencia, y que en este caso que nos ocupa tampoco deben haber reflexionado demasiado, la verdad es que lo que puse en el post se ajusta a la verdad. Como dije: no creo que a los diarios les haya importado un bledo, pero a mí sí, y luego de leer cuidadosamente me pareció perfectamente lógico postear tal como lo hice.

Claro, esperaba que se me tiraran encima con la objeción de las "fuentes", y así fue. Ahora entonces mando el análisis que a propósito omití.

II Lo que Ratzi sí dijo

Ratzinger textual:

"... Así terminamos con dos alternativas: ¿Qué existió primero? La Razón creadora, el Espíritu que obra todo y suscita el desarrollo, o la Irracionalidad que, privada de toda razón, extrañamente produce un cosmos ordenado en modo matemático así como el hombre y su razón. Esta última, sin embargo, sería entonces solo un resultado casual de la evolución y por lo tanto, al final, igualmente irrazonable.

Como cristianos decimos: ´Creo en Dios Padre, Creador del cielo y de la tierra´ –creo en el Espíritu Creador. Nosotros creemos que en el origen está el Verbo eterno, la Razón y no la Irracionalidad. Con esta fe no tenemos necesidad de escondernos, no debemos temer encontrarnos con ella en un ángulo ciego. ¡Estamos contentos de poder conocer a Dios! ¡Y tratamos de hacer ver a otros la racionalidad de la fe, como San Pedro nos exhorta a hacer en su Primera Carta!"


El parrafito es claro: Ratzinger afirma que las teorías que no contemplan a dios como fruto del orden universal son "irracionales" e incluso "irrazonables". Establece arbitrariamente que no creer en un individuo preexistente, dotado de una razón y creador del Universo es necesariamente creer en una "Irracionalidad". No lo dijo de manera tan bestia como titulan los diarios, cierto, pero lo dijo clarito.

Al hacerlo, puso una trampa retórica bastante ingeniosa: habló de Razón e Irracionalidad como si fueran entes preexistentes al orden del Universo, esto es, como si fueran fuentas alternativas del mismo. Así el orden universal tendría que ser fruto de una Razón preexistente de la cual es reflejo, o bien fruto de una Irracionalidad que lo creó por casualidad.

Y acá viene un debatillo interesante, me parece.

III La famosa Razón

Ratzinger habla de "Razón" e "Irracionalidad", pero omite que se trata de términos humanos. Ambos designan el acuerdo - o su falta - con determinado orden establecido percibido por el hombre.

En otras palabras, algo es racional o irracional siempre respecto de otra cosa, para llamar a algo "racional" tenemos que relacionarlo con un objeto, meta u orden. Por eso lo que para mí es irracional, para otra persona puede no serlo ya que esa persona actúa o piensa de acuerdo a un orden que yo desconozco. Si yo conociera ese orden, entonces - quizás - lo que esa persona hace o piensa dejaría quizás de ser irracional para mí.

Como siempre el problema de la fe es que comercia con conceptos del ultramundo, pero para hacerlo no tiene más remedio que acudir a las muy humanas palabras y a muy humanos conceptos emitidos por muy humanas personas. Y patina. El más fervoroso de los católicos (o los judíos, o los musulmanes) no deja de ser un humano como cualquiera. Habla en nombre de algo que nos trasciende como si tuviera alguna autoridad para eso.

Citar a dios, explicar el Universo, hablar de ángeles y arcángeles, todo esto sin rebajarse a probar nada de nada. Más aún: declarando toda prueba y toda razón como "inferior". Y claro, si no tengo pruebas racionales tengo que declarar que lo mío "va más allá", si no puedo imponerme con la razón, supeditémosla a la fe ¿Cuál fe? La mía, claro.

IV Ratzinger sintético

Ratzinger dice que negar a dios es poner en su lugar a una Irracionalidad. Esto es sencillamente tergiversar el pensamiento científico.

El pensamiento científico no abre juicios hasta no contar con pruebas, aunque puede aventurar teorías y confiar más o menos en la solidez de las mismas. En realidad el saber científico simplemente elige la teoría más sólida auque muchas veces no esté del todo probada, y es que "del todo" no existe. Para decirlo bobamente: no sabemos si mañana no nos saldrá una excepción a la ley de la atracción gravitatoria, ese día nos tendremos que poner a pensar qué falló, por ahora seguimos con la que tenemos.

Así que según nuestro ingenioso padre sin hijos quienes creemos en la Razón somos irracionales, todo porque no nos avenimos a aceptar ciegamente una razón preexistente que salió de la boca de los sacerdotes. Tal cosa, amigos religiosos, no está permitida por la buena lógica.

Hagan un esfuercito por entenderlo. Gracias.

Postdata: Una muestra de sobria racionalidad

Párrafo aparte merece esta tristísima respuesta:

"...Se los ve tan seguritos de su intocable verdad de apenas cien años... hasta parecen religiosos, che! Que no se diga!
Claro, es bravo cuando el axioma que hasta ayer defendimos con uñas y dientes muestra alguna que otra grieta... "


Esta pieza típica del rencor religioso es... típica, religiosa y rencorosa.

El odio religioso contra la Razón es de larga data. También esa costumbre de plantear las cosas en términos de infantil competencia: mi verdad, tu verdad, la mía es más verdadera que la tuya, ja ja ja mirá qué tonto, etc... Es un poco burdo, pero esperable. Y supongo que se trata de una deformación profesional: se la pasaron siglos arruinándole la vida a los pueblos con guerras entre religiones y creen que la Razón tiene el mismo objetivo que ellos han perseguido toda la vida: "ganarles".

Lo asombroso es que ese odio caiga en la perversa ceguera de alegrarse por las sombras que presenta el conocimiento científico, conocimiento que ha permitido - sin ir más lejos - alargar la esperanza de vida del autor de semejante brulote.

El tal autor se llama Hernán.

Así que te contesto, Hernanito:

No es raro que quieras ver en la ciencia el fanatismo que vos mismo ejercés; suponés que la ciencia persigue a tu dios, que por estos tiempos anda escondido nada menos que en el origen del Universo ya que la ciencia lo ha corrido de varios otros sitios, ustedes creen que con intención, me gustaría convencerte de que no.

El pensamiento científico no persigue a tu dios (como sí uds. persiguieron a la ciencia). Si me apurás quizás lo esté buscando. No es posible decirlo porque la ciencia no se propone encontrar o desmentir de antemano una afirmación, ni siquiera las de tu fe. Para el científico la verdad de una afirmación está en estricto acuerdo con el método utilizado para descubrirla.

Por eso no existe tal cosa como "nuestra verdad de cien años que defendemos con uñas y dientes", vos sos mucho más apto para esos entretenimientos. Lo que sí nos importa es el método, la forma de llegar a la verdad. Sabemos perfectamente que ignoramos muchas cosas; es que nosotros no tomamos atajos ni nos contentamos con iluminaciones y sabemos que todas nuestras verdades pueden ser cuestionadas en cualquier momento. Por eso la risa del religioso que se burla de nuestras incertidumbres nos da antes que nada lástima, porque nosotros no jugamos ese juego.

Reirse de las "grietas" que presenta una verdad científica es - te pido disculpas pero hay que decirlo - un ejercicio de estúpida barbarie. El sacrificio del investigador ha permitido cosas nada despreciables, como vacunarse o practicar transfusiones de sangre mientras la fe se oponía - ella sí con uñas y dientes y eventualmente fuego - a que el conocimiento se moviera hacia adelante.

Y que lo haga quien se mueve cómodamente entre el dogma de la inmaculada concepción y la creencia de que la carne y el pescado no se deben mezclar, es una caradurez más que uno se ve más bien tentado de dejar pasar resignadamente.

Pero igual te informo, por ahí algo se cuela: la ciencia sabe perfectamente que todas y cada una de sus verdades presentan no una sino miles de grietas. Eso no preocupa al espíritu científico más que para intentar avanzar. El hecho de que la Verdad no sea alcanzable es - dialécticamente - el mayor impulso que experimentamos hacia ella.

El Zen dice: "Más importante que dar en el blanco es tirar correctamente". Frente a esto la "verdad" es casi secundaria: un método correcto puede fallar una vez y dos, pero a la larga permite conocer. ¿Realmente creés que importa al científico encontrar grietas en sus teorías? Las grietas son lo más esperable, sin ellas no habría ciencia.

Quien quiere ignorar las grietas porque les tiene terror es precisamente el religioso, de ahí que las uñas y los dientes del sacerdote y el fanático que lo secunda estén más que gastadas.

En otras palabras: aún si con tu fe dieras en el blanco, la Razón dice que no tirás correctamente. Si tirando correctamente encontramos un día a tu dios, yo estoy dispuesto a reconocerlo, e incluso aprovechar para hacerle más de cuatro preguntas.

Porque para buscar la Verdad hay que entender primero que no se la tiene, y eso no es vergüenza. Vergüenza es no buscarla, cosa en la que alegremente coinciden el fanático (porque ya la tiene) y el cínico (porque no existe).

Como ves, Hernanito, vos sos mi enemigo, pero yo no soy necesariamente el tuyo.

Salud a todos. Y a usar la cabecita, que no se gasta.

16.9.06

Somos irracionales, admitámoslo.

El amigo Ratzinger acaba de calificar la teoría de Darwin de... irracional.

No... no... es demasiado fácil. Como cuando te preguntan si tu viejo es un mono y esas delicias del ingenio religioso.

Dejémosla pasar.

Total, si no se dan cuenta solitos...

4.9.06

Tres arqueros (cuento chino)



El Emperador Foo Kyu necesitaba un arquero, el mejor que hubiera tras la Gran Muralla, para cuidar de su persona y del Celeste Imperio.

Llegaron tres candidatos: el Arquero Rojo, el Arquero Negro y el Arquero Blanco que se postraron ante el Emperador y Foo Kyu les habló así:

- Escuchadme con atención, oh insectos molestos. Necesito que me hagáis una demostración de las habilidades que os hacen los mejores arqueros del Celeste Imperio. Pero lo que quiero no es simplemente una demostración práctica sino que además deseo me expliquen: por qué tiran como tiran, qué técnica utilizan y el fundamento de las acciones que desarrollan ¿Capito?

- Sí majestad. Nosotros, despreciables gusanos del barro, haremos exactamente lo que dices - dijeron a coro.

Una vez en el campo de tiro, se adelantó el primer participante.

El Arquero Rojo se preparó. Con un fluido movimiento de su brazo extrajo una flecha y la insertó en la cuerda. Sin detenerse y sin temblar en lo más mínimo sus músculos tensaron el arco y luego de una breve pausa sus dedos se abrieron repentinamente. El disparo fue recto, preciso y lineal. Blanco perfecto.

Los cortesanos se reunieron ante la flecha clavada en el centro puntual de la diana poniendo esas caras de asombro que saben poner los chinos (ojos abiertos que casi parecen occidentales, boca haciendo una "O", repetidos asentimientos de cabeza e inclinaciónes del tronco mirándose alternativamente entre ellos). Pero el Emperador, sin dejarse impresionar, se dirigió fríamente al Arquero Rojo y le habló así:

- Sin duda ha sido un buen tiro, pero yo quiero saber qué es lo que lo ha hecho un buen tiro, y quiero que lo expliques sin dudar.

El Arquero Rojo replicó respetuosamente:

- Hijo del Jade, he puesto mi vil persona a estudiar y entrenar durante toda mi vida en esta técnica: la posición del arco, las sutiles variaciones de ángulo, el trabajo sobre los movimientos una y otra vez hasta alcanzar el punto de máxima eficiencia en mi postura y la posición de mis miembros. También he estudiado los materiales que componen la cuerda, el arco y la flecha y sus propiedades como resistencia, tensión y nobleza. Yo, mísero gil de goma, he analizado los factores que influyen en la trayectoria como el viento y la presión. He estudiado arduamente física y geometría para dar con los modelos adecuados y los he sometido a riguroso examen probando una y otra vez, corrigiendo los defectos y volviendo a probar.

Luego de una pausa prosiguió:

- Mi camino no está sin embargo completo y jamás lo estará dado que soy un mero ser humano, un minúsculo ente que apenas supera el rango ínfimo de los dolobus. Sé que nunca alcanzaré la perfección, pero la perseguiré siempre. Apuntar, tirar y clavar son partes armónicas de un todo que se prefeccionará hasta el fin de los tiempos, cuando de mí no quede ni la camiseta.

El Emperador Foo Kyu lo miró fijamente unos segundos, inmutable, y luego aplaudió dos veces enérgicamente.

- ¡El siguiente!

El Arquero Negro caminó hasta el lugar de tiro. Sacó su flecha sin demasiada ceremonia, pero con decisión. Sorpresivamente desechó el arco y comenzó a caminar hacia la diana. Una vez situado a pocos centímetros de ella, alzó la flecha con su puño y la clavó decididamente, aunque aún así no logró hacer realmente centro.

Ante los cortesanos patidifusos, el Emperador interrogó al Arquero Negro:

- ¿Me puedes explicar qué has hecho?

- Puedo, oh Hijo del Cielo - indicó con los ojos bajos pero con seguridad el Arquero Negro - Acabo de clavar la flecha en la diana. Sin necesidad de los tortuosos métodos del Arquero Rojo, mi método consiste en ignorar enteramente las fatigantes estupideces con las que mi predecesor te ha aburrido. Hay que clavar una flecha y clavada está. Eso has pedido y eso te he dado, junto con mi sencilla y directa explicación.

- Pero no has dado en el blanco - replicó el Emperador.

- Es mi predecesor quien no ha dado en el blanco - replicó inmutable el Arquero Negro. - El blanco se encuentra precisamente donde yo he querido clavar la flecha. Lo que marque la diana es irrelevante: no tengo la menor necesidad de probar que soy capaz de dar en un blanco cuya ubicación puedo determinar yo mismo aludiendo a razones de orden superior. Por eso apuntar la flecha es superfluo y tirar también. Apuntar es absurdo. Tirar es absurdo. Lo importante es clavar la flecha, poco importa cómo o dónde.

El Emperador no dijo nada, pero algunos cortesanos creyeron entrever una imperceptible sonrisa en la comisura de Foo Kyu. Nuevamente hizo sonar sus palmas.

El Arquero Blanco se presentó en el lugar de tiro. Sacó cuidadosamente la flecha y apuntó.

Se mantuvo en la posición unos segundos y luego, al parecer insatisfecho, corrigió su postura. Luego de unos segundos volvió a apuntar. Tampoco esta vez pareció satisfecho. Apuntó nuevamente.

Pasó un minuto y el Arquero Blanco seguía apuntando. Cambiaba el arco de posición, incluso de manos, y variaba su forma de pararse pero no se decidía a tirar.

Pasaron tres minutos.

Pasó media hora.

Con los cortesanos medio dormidos, Foo Kyu se dirigió al Arquero Blanco preguntándole cuándo tenía pensado tirar. El Arquero Blanco miró al Emperador con gran sorpresa:

- Sublime Alteza, no tengo ninguna intención de tirar.

- Pero si no piensas tirar ¿para qué apuntas?

- Majestad - dijo el Arquero Blanco sin asomo de turbación - mis predecesores son idénticos en su ridículo afán de clavar una flecha, minúsculo objetivo equiparable a las más inocuas forradas. En un sitio o en otro, de una manera o de otra ambos son vulgares clavadores de flechas. Yo me dedico a la sublime e incomparable tarea de apuntar. Apuntar perpetuamente. Lo que marque la diana es irrelevante: no tengo la menor necesidad de probar que soy capaz de dar en un blanco cuya ubicación será por otra parte eternamente discutible. Por eso tirar la flecha es superfluo y clavarla también. Tirar es absurdo. Clavar es absurdo. Lo importante es apuntar, poco importa para qué.

Otra vez Foo Kyu no dijo nada, pero por algún motivo parecia levemente complacido.

Al día siguiente los tres arqueros se presentaron ante el Emperador y oyeron lo siguiente:

- Os he visto y os he escuchado. Ahora debo decidir de acuerdo a vuestras habilidades qué haré con vosotros.

Foo Kyu se dirigió al Arquero Negro:

- Arquero Negro, tienes brillantes cualidades. Si bien como arquero no podría emplearte contra mis enemigos a riesgo de que me transformen en brochette, me eres indispensable en un puesto capital. Serás Sumo Sacerdote de la Iglesia Unica y Posta y aplicarás tu recta filosofía para instruir al vulgo indocto acerca de cuál es la Verdad y cómo llegar a ella.

Se dirigió al Arquero Blanco:

- Arquero Blanco, tienes brillantes cualidades. Si pretendiera emplear tus habilidades de arquero para defender mi persona sin duda terminaría con más agujeros que el presupuesto del Estado, pero en cambio me eres indispensable en un puesto capital. Serás Ministro de Cultura y Posmodernismo Aplicado y dedicarás tus afanes a enseñar a las masas el camino para devenir un intelectual reconocido en los medios.

Por último se dirigió al Arquero Rojo:

- Tu, infame criatura, rastrera sabandija, guachijodepú; eres más peligroso que un perro rabioso. Tu disolvente filosofía es un peligro para cualquiera que se acerque a tí, y tus torcidas doctrinas deben permanecer alejadas de la feliz masa del pueblo. Te irás a la última torre de la Gran Muralla a disparar flechas, pero antes te haré cortar la lengua para evitar que tus ponzoñosas ideas contaminen siquiera el viento que sobrevuela tu irreverente cabeza.

Y dicho esto se retiró a sus aposentos a continuar con su reinado, que fue muy largo y muy feliz. Para él, claro.

29.8.06

Bucarest I



Tiene la incoherencia aceptada y familiar de un sueño. Bellos edificios de arquitectura francesa infamados con carteles de neón. Bloques despintados de la época socialista. Modernos edificios de cristal que sólo logran resaltar las calles exhaustas. Alguien me dijo: cuando entiendas esta ciudad la vas a abandonar.

Una chica se me acerca por la calle rota. En los folletos que promocionan la ciudad nos invitan con las delicias de ese capitalismo recién llegado: putas y casinos. No hay tiempo que perder. La prostitución callejera está decentemente prohibida, y sólo se permite la profusión de garitos adecuadamente promocionados en papel satinado. La decencia. La clase social.

La chica se me acerca y ofrece. Un inglés bastante bueno, pienso sin querer. Digo "no" lo más suavemente que puedo y se me ocurre una idea: preguntarle cuánto y regalarle el dinero. Pero más allá veo un mendigo. Y aún más allá chicos. Todos esperan lo mismo. Pocas miradas tienen menos secretos que la mirada del que pide.

Inmediatamente pienso en Jesús. Ordenó vender todo y darlo a los pobres. Tranquilizarse pensando que se lo ordenó a otro, a otros, en otro momento y otro lugar, pensar en alguna cláusula. Gestos reflejos de ese viejo enemigo que conozco tan bien.

Algo sabía de socialismo el loco extremista hijo de puta. Mucho más que yo.

22.8.06

¿Podrian por favor dejar mi vida FUERA de sus convicciones religiosas? Gracias.

Uno de los dramas de ser marxista y ponerse a hablar de lo que pasa en Argentina es que uno se ve tan desbordado por la barbarie que tiene que ponerse a defender no ya la lucha del proletariado, ni estudiar las alianzas de clases necesarias para la toma del poder, nada de eso, muy muy lejos. Hay que ponerse a defender principios elementales y boludísimos de la democracia liberal, todo para que despues a uno lo llamen "zurdo".

La histeria católica vuelve. Parece que les da un perverso placer utilizar todos los mecanismos del poder para mortificar a la gente en nombre de sus creencias. La cosa va en escalada: primero fue el caso de una adolescente discapacitada violada a quien la jueza Ines Siro denegó el derecho de aborto, aunque se trata de un derecho que no requiere ninguna autorizacion judicial para ejercerlo.

Ahora se animaron a más: un embarazo que
pone en peligro la vida de una chica discapacitada violada fue parado por la justicia de Mendoza a causa de un amparo presentado por una de las tantas organizaciones de petrificados mentales que "defienden la vida" que no existe aún, sacrificando la ya existente.

Para mas datos: la imposibilidad de practicar el aborto impedirá la obtención de pruebas de ADN contra el violador de la chica, y la jueza Ines Siro ya habia sido cuestionada por
dejar en libertad a violadores reincidentes. Parece que el trauma de la violación y sus consecuencias son un tema menor.

El ataque que sufrimos por parte de estos energúmenos tiene las características habituales: un estilo teñido de histeria agresiva, acusaciones de asesino para cualquiera que no comparta sus afirmaciones, una prosa que parece redactada por niños tarados. ¿No me creen?
Lean un poquito lo que publica la agencia informativa creada por la Conferencia Episcopal respecto del juicio político que dos diputadas quieren iniciarle a Ines Siro (lo mínimo en cualquier pais civilizado). Transcribo algo de los consabidos chillidos:

"La jueza esta siendo perseguida por odio ideólogico".

"Ahora, en una acitud que se asemeja mucho a un acto de venganza, como si dijeran: 'por no habernos dejado matar al niño' las diputadas Ana Conti y Graciela Rosso iniciaron juicio politico a la jueza..."


"Por no habernos dejado matar al niño"... Como podemos apreciar el estilo de redacción, la sobriedad en las afirmaciones y la precisión en las imágenes sugieren un breve paso por la escuela primaria.

Para no hablar de la honestidad intelectual.

Pero limitaciones aparte, lo cierto es que actúan con coordinación y un enorme poder de presión sobre el sistema judicial y político. Tal que cuando se trata de la iglesia las leyes civiles sencillamente no existen:

- Mi idea es que la chica no aborte - nos informa el gobernador de Mendoza.
- Actue guiada por mis convicciones religiosas - declaró la jueza Siro.

Ademas de preguntarnos qué puede importar cuál sea la idea del gobernador, como si vivieramos en una especie de monarquía feudal, lo increíble es que un juez de la nación diga tan suelto de cuerpo que actúa guiado por convicciones religiosas. Ni el Código Penal ni las leyes: la religión basta para hacer la ley.

La cosa promete y se abren interesantes posibilidades. Atención a los titulares de un futuro no muy lejano:

- Juez Aaron Roszenblatt condena al arquitecto Pedro Rebagliatti por clavarse milanga napolitana. "Actué guiado por mis convicciones religiosas" declaro el magistrado que promete una cruzada contra la comida no kosher.

- Ahmed Farid, juez en primera instancia se niega a condenar al kioskero Máximo Gomez en un caso de poligamia. "Se casó seis veces, pero de acuerdo a mis convicciones religiosas musulmanas lo que hizo esta perfecto".

Las convicciones religiosas podrían permitir lapidar a la mujer infiel, matar a los homosexuales o quemar a la viuda con el cadáver del marido. Alguno dirá que el Código Penal prohíbe esto... Pero amigazo ¿a quien le importa el Código Penal? ¡Papel mojado! Lo que importa aquí son las convicciones religiosas.

Como siempre, dicen que quieren vivir su fe. En paz. Y como siempre lo que hacen los desmiente: buscan definir el mundo segun sus parámetros e imponerlo a quienes no nos interesan ni sus creencias ni su mundo. Concretamente: nos atacan, quieren estar por encima de las leyes cuando se pueda, y cuando no también. Para ellos una célula es un ser humano simplemente porque ellos lo dicen. La ciencia debe callar. Las leyes deben callar ¿Y el resto de los ciudadanos?

Bueno, propongo que no nos callemos nada.

2.8.06

El dandysmo y el protodandysmo nacional


El dandysmo es un interesante fenómeno, difícil de explicar. Podría decirse que está relacionado con la elegancia, pero se trata de una elegancia que no pasa necesariamente (en ocasiones puede que en absoluto) por el vestir. Me parece que, entre otras cosas, hay una profunda dialéctica en el dandysmo entre las aspiraciones desmesuradas y la completa renuncia.

El mundo posmoderno ha visto el renacimiento de las aspiraciones al dandysmo. Aunque claro: muchos son los llamados, pero pocos los elegidos.

Bien visto es más o menos lógico: acabadas las perspectivas trascendentes y hundida toda posiblidad de cambio social, poco queda más que empezar a cultivar nuestro jardincito, aprender cocina (notable auge de las escuelas de cocineros), jugar al connaisseur (ídem con los vinos), y ya que no podemos cambiar un pomo de nada, declarar un desapego radical por ce bas monde (este bajo mundo, dicen los franchutes) y dedicarnos al placer en las horitas libres que nos dejan.

En Argentina particularmente, y con ayuda inestimable del blog, una persona de clase media puede terminar sus ocho o más horas de yugo reglamentario, venir aquí y soñar que es Brummell el Hermoso.

Y así, paseando por algunos posts de blogs argentos se tiene la graciosa impresión de que la Argentina está llena de aristócratas, nobles y alegres vividores, caballeros de fortuna y prósperos marchands que no saben cómo combatir el taedium vitae, el gran aburrimiento palaciego. Lo cierto es que a la mañana siguiente irán todos disciplinadamente al laburo y lidiarán con las pequeñas miserias habituales a cambio de un salario sobre el que - despiadada sociedad capitalista que no reconoce sus talentos - deberán poner un atento ojo durante todo el mes.

Pero claro ¿Quién es uno para destruir los inofensivos sueños de gente que no hace daño a nadie? Bueno, me apresuro a aclarar que no estoy intentando destruir nada. Incluso si me lo preguntan, el intento de dandysmo me parece dentro de todo un afán de superación, y en ese sentido es interesante. ¿Quién se niega a darse un gusto, saborear un placer, disfrutar una pilcha que cae bien o fumarse un cigarro? O más refinadamente: renunciar a alguna obvia ventaja a cambio de... nada, por el placer de ver cómo pasa de largo nomás. Habría que ser muy obtuso para no ver ningún valor ahí.

El problema es cuando la cosa deviene en obsesión compensatoria: el dandysmo a toda costa, creerse un Incroyable parisino, o un Macaroni londinense del siglo XVIII, cuando se está más bien lejitos de esos barrios. Ahí es cuando se transforma en un camino de cornisa - si puedo acuñar una frase - extremadamente peligroso estéticamente hablando, se entiende.

Ser un dandy exige talento. Mucho. Oscar Wilde podía hacerlo, declararse abiertamente un arbiter elegantiarum (una autoridad en materia de elegancia, digamos), y podía pisar sin temor incluso los deslizantes terrenos de la extravagancia saliendo incólume y sin un paso en falso. Pero Wilde era Wilde.

Intentar los mismos caminos siendo no Wilde, o Barbey d'Aurevilly sino un porteño que mantiene un tres ambientes acatando órdenes... y, qué quiere que le diga, el peligro de derrapar es alto.

Cuando me cruzo con alguno de estos (y en la blogosfera es difícil que no suceda) es notable lo rápidamente que se pone en su papel. Al conocer mis meras simpatías marxistas, y antes de que yo diga ni pío suelta el discurso que le han enseñado los suplementos gastronómicos:

- Ah, amigo mío, es Ud. marxista ¡Lo compadezco tanto! Ud. no ha alcanzado aún la iluminación que significa ser - como yo lo soy - un alegre bon vivant que disfruta cada partícula de la exquisita vida que llevo. Ud., craso troglodita, sueña en vano con inexistentes revoluciones y sin duda me odia por mi exquisito buen gusto y...

Y así continúa perorando, casi sin escucharme. Lógicamente, el hombre está tan deseoso de soltar su rollo que apenas si puede dialogar. Para el aspirante a dandy virtual es indispensable colocarme en la posición "resentido-marxista-amargado-que-sin-duda-me-odia", desesperadamente necesitado como está de colocarse él mismo en la de "consumado-esteta-irónico-amoral-que-disfruta-la-joie-de-vivre".

Así, me he encontrado con diversas manifestaciones de lo que yo llamaría "dandysmo desesperado" en gente que se complace en declararse firme partidaria de la desigualdad social mientras se hacina en una oficina, personas que me han mentado las virtudes dandísticas del catolicismo (abajito de todo, al final), individuos que no se explican cómo uno no elige alguna ideología más placentera, e incluso un visitante de este blog cuyo estilo realmente me gusta mucho y que me ha dejado perplejo declarando - sin que viniera a cuento de nada - que yo tengo intenciones de fusilarlo a causa de su mucha elegancia.

Como dije, creo que se trata de esa desesperada urgencia que tiene esta gente de convencerse no sólo de ser considerada elegante, sino de ser incluso odiada por ello, cuestionada moralmente por el histérico profeta que clama en el desierto (que vendría a ser yo) mientras ellos se regocijan en su pagana indolencia / conformismo / amoralidad. Supongo que es una imagen seductora.

Bueno, tengo malas noticias. Una, intrascendente, es que me va lo suficientemente bien como para no andar odiando a quien no lo merece. La otra es que si algún cuestionamiento tengo frente a estas minúsculas actividades es más bien de orden estético que ético. El protodandysmo del subdesarrollo es totalmente inofensivo. Sólo señalo que "dandysmo" y "desesperada necesidad de" son términos contrapuestos. El dandysmo de verdad implica más bien una ausencia de toda necesidad, y transitar el camino de lo explícito sólo cuando hay extraordinarias condiciones para hacerlo. En general, machacar sobre un punto cualquiera lo termina malogrando, y la insistencia en declarar el propio buen gusto es de las cosas que más convencen de lo contrario. Si se quiere un ejemplo conciso: se me ocurren pocas frases más mersas que "yo soy elegante".

Y mientras la necesidad es opuesta al dandysmo, es fatalmente inevitable si lo que uno tiene por delante para sentirse Baudelaire son sólo unas horitas post oficina ante un teclado. La despreocupada distancia frente al mundo es una delicada moneda cuya falsificación se hace evidente con demasiada facilidad, y un par de viajes por Europa, el recorrido de unos museos y el reconocimiento de alguna que otra arquitectura nos dejan aún lejísimos siquiera de los arrabales de la cultura, ni mencionar la elegancia.

Alguno preguntará si acaso no se puede ser un dandy sin un mango. Creo que sí se puede. El talento personal puede elevarse sobre cualquier condición material, ya que él mismo es una condición material. Sólo digo que talento de verdad tienen muy pocos.

Es por esto que un servidor renuncia a casi todo dandysmo, conocedor de sus propias deficiencias incurables. Se permite sí, alguna que otra compadrada a veces, pero menor. Si alguna elegancia puede rescatarse de mi paso por el mundo, será seguramente imperceptible, mínima. Prefiero regocijarme admirándola en otros, pero esos otros - como dije - son muy pocos.

Esto es todo lo que tengo para decir de esta simpática actividad, que es bien poco, bah.

Así que, protodandys del sufrido país argento, por favor no crean que se los persigue. Por otra parte es imposible: ustedes son demasiados, una multitud.

Y curiosamente, es a un dandy de verdad a quien le debemos un libro tan comprometido y justo como The Soul of Man Under Socialism.

Salud.

31.7.06

Truth 100%

- Mirá, tiene las tetas hechas
- ...
- En cambio esa no, ¿ves? Esa las tiene bien.
- Mi amor...
- ¿Qué?
- Estamos mirando una vidriera, esos son maniquíes.

25.7.06

Micropoludeces


Sumergirse alegremente en la confusión total, mandar pero cualquier verdura, citar sin pudor a quienes citan sin pudor y meter desde el Libro de los Muertos hasta los números imaginarios... ¡Eso es ser un intelectual! Hay que leer a Irigaray, a Virilio, a Kristeva. El tonito local puede conseguirse con la incalificable Sarlo, o con Sebreli (no se sabe mucho acerca de él, parece tratarse de materia orgánica). Hay que decir "paradigma, muerte del", y hay que decir "políticas de género", y hay que decir "micropolíticas del deseo".

Hay que hablar boludeces hasta desmayarse.

Como cuando éramos niños e inventábamos códigos y palabras que sólo nosotros y unos amigos conocíamos. Era fantástico creerse expertos en algo. Una seña de identidad. A los 9 años, y a los 40 lo mismo. Niños grandes. Un poquito tarados ya. Pero tan felices.

Esperen, esperen, "micropolíticas del deseo" me gustó. Veamos. Como ninguna (pero ninguna ¿eh?) de las miles de personas a las que les oigo/leo este pequeño engendro expresivo me sabe explicar en qué consiste (o todas lo hacen, siempre dando una explicación diferente) me aventuraré en las selvas de la impostura para extraer una definición.

Vamos a ver: "micropolíticas", evidentemente se trata de políticas chiquititas, y más de una. Imaginemos: Muchas politiquitas, chiquititas que corretean a nuestro alrededor todos los días. Identifiquémoslas: el panadero me da mal el vuelto. Micropolítica I: lo mando a la mierda, micropolítica II: le exijo con firmeza y dignidad el vuelto, micropolítica III: me lo tomo con soda, micropolítica IV: le reviento el mostrador de cristal dándole con la baguette y además le grito que esta porquería gomosa no hay quien se la coma.

Pero resulta que estas politiquitas chiquititititas son "del deseo". No sé bien a qué remarcarlo ya que todas son del deseo: en el ejemplo brindado el deseo es que el turro del panadero me dé el vuelto como corresponde, carajo. Pero podemos suponer que se trata de un asunto más sensual, imaginemos que se refiere al deseo del cuerpo (hay que hablar del cuerpo también, ¿les dije? decir por ejemplo: "el cuerpo como categoría conceptual", algo de eso), un tema sexual/sensual, o el deseo como libido... (¡Acá tengo la frase!: "constituírse como deseante" ¡Esa no puede faltar y queda bárbara!).

Bueno, decía entonces que estas políticas diminutas tienen que ver con el deseo, digamos el deseo sexual - que es un señor deseo - y veamos cómo se articula en estas interesantes políticas portátiles.

La situación: el arquitecto Molina De Felice se quiere levantar a su cuñada. Aquí caben varias micropolíticas del deseo: el arquitecto Molina De Felice puede pensar obsesivamente durante semanas cómo hacer un approach sin que lo note su esposa. Puede planear un encuentro casual en el gym a donde ella va siempre. Puede invitarla de frente manteca a un sitio más calmo en plena fiesta de los nenes, con la mujer adelante; aunque esta última micropolítica no es precisamente la que sugeriría Talleyrand y normalmente exigiría unos tintos encima, pero vamos, peores cosas se han hecho.

Muy bien, acabamos de presentar entonces un buen ejemplo de "micropolíticas del deseo". ¿Qué relación tiene esto con la política, la economía, o el desarrollo social? Si Ud. se atreve a decir que ninguno, o que es irrelevante, es porque Ud. pertenece al pasado, amiguito. Ignora que se acabaron los grandes relatos (¡Esaaaaaa! frase indispensable la de los "grandes relatos clausurados", aunque ojo, está tan repetida que ya últimamente cansa incluso a los más opas) y que ahora hay que abandonar la Política. Nada de Política, eso no sirve, déjela en manos de profesionales y limítese a votar cada tanto al tipo que mejor deje todo como está. Ud. a concentrarse en estas apasionantes micropolíticas: el vuelto del panadero, levantarse a su cuñada, elegir el queso crema. Su participación en política, o en cualquier cosa que huela a gran cambio, es imposible my friend. Ud está fuera de eso. Si algo puede cambiar tendrá que ser "concreto" ¿Y qué más concreto que levantarse a su cuñada? Vamos ¡eso son cambios, otra que Lenin!

Así, si alguien le pregunta acerca de su posición política, Ud. no tiene más que responder como el arquitecto Molina De Felice: "Bueno, lo que es yo, mí, o sea, prefiero concentrarme en las micropolíticas del deseo". Luego puede pasar a explicar cómo en realidad las micropolíticas de marras son mucho más poderosas que esos análisis apolillados de la modernidad (otra: ¡mencione a la modernidad y déle duro!), porque el efecto de todas estas micropolitiquititititas, las suyas, las del panadero, las de su vecino, las de su mujer y su cuñada revolcándose prendidas de las mechas en la fiesta de los nenes que aúllan arrojándoles vasos de fanta, todos estos hechos aparentemente insignificantes cuando son sumados dan como resultado... ehhh... no sé. Algo.

De última queda mucho mejor que decir: "Estamos hechos mierda".

PD: Sé que hiero sensibilidades con esto, y no quisiera iniciar la próxima Guerra Sarlista. Si alguien tiene algo serio que decir que mi estúpida irreverencia no comprenda, estaré agradecido de ser iluminado. Entretanto, diviértanse con
esto (no olviden leer la aclaración final, por favor, a ver si hacemos papelones).

19.7.06

1976 - 19 de julio - 2006


El Comandante Mario Roberto Santucho vive. Cayó combatiendo. El Comandante no nos mira desde una estrella ni ascendió a ningún cielo. Está todavía acá, entre las multitudes que insisten, insisten.

El Comandante Mario Roberto Santucho no está. Sepámoslo. Está aquí, porque jamás se fue. Su imagen generosa se incrustó en la historia de los hombres. Su ausencia vertiginosa es una presencia que es una ausencia. Vertiginosa ausencia. Aquí, allá, no sabemos dónde exactamente, pero sentimos que no pudo irse, que se hizo carne en el aire.

El Comandante es entrañablemente nuestro, y es también de mucha gente que no lo conoce y que jamás ha oído hablar de él. Quizás también el Comandante sea secretamente de mucha gente que no comprende pero que quiere y persigue y siente que hay algo que no encaja, algo que está mal.

El Comandante cayó y con él cayó la Argentina y con él cayó el hambre y la miseria y miles de familias obreras y miles de sueños deshechos. Hay algo llamado buen combate. El Comandante cayó combatiendo. Frente a la miserable miseria y la prudente prudencia y el cínico cinismo de los previsibles previsibles, aquí hay una prueba de que el mundo podría ser un lugar para compartir el pan y el sol y el arte en vez de compartir esta calculada desesperación.

Hay un afecto inexplicable que es el de la distancia justa. Repetir hasta la victoria siempre o simplemente presente o adiós Comandante. Yo prefiero nada más imaginar que le digo algo. No sé qué. No importa
.

13.7.06

La religión, la política y el caso Hamás.

El rey es rey "por la gracia de Dios", según puede leerse en cualquier moneda con la imagen de la reina de Inglaterra, o las antiguas españolas con la imagen de Alfonso XIII. No ha habido rey en la historia que no haya atribuído su destino menos a la astucia, el talento, la falta de escúpulos o incluso la inteligencia que la famosa gracia divina. Y así y todo los reyes puestos por el designio divino caen con estrépito y nos damos cuenta de que son unos tipos cualquiera, o al menos que pocas veces su grandeza personal se corresponde o está relacionada con el lugar que ocuparon.

Me parece que es porque siempre tiene mucha más fuerza atribuír el poder a un destino inevitable y trascendente que a la vulgar razón: "me las ingenié para llegar acá porque soy más vivo", o más exactamente "porque soy la persona ideal para hacer converger en mí la fuerza resultante de las clases y capas sociales en conflicto".

Pasa lo mismo con todos los órdenes sociales, sobre todo cuanto más rígidos e injustos sean más necesitarán explicarse a sí mismos con alguna razón sobrenatural ¿Cómo justificar de otro modo el que miles de tipos se maten por construir pirámides si se instala la idea de que el faraón es simplemente un tipo con suerte?.

Y también pasa con nuestros destinos individuales: lo que hacemos o dejamos de hacer parece siempre mucho más justificado si existe alguna "razón" sobrenatural y trascendente.

En mi post anterior más de cuatro salieron a explicar la acción de los militantes palestinos de Hamas como un lavado de cerebro producido por la religión. Como si la religión fuera algo que le cayera a uno encima sin más. Invito a los que así opinan a predicar el Islam a la salida de algún colegio secundario de Flores y ver cuántos militantes recluta en - digamos - un año. Pago un buen vino al que junte más de cuatro.

Los militantes de Hamas explican su accionar con razones religiosas y gritan que Alá es grande ¿Por qué? Entre otras cosas porque su dirección representa a una burguesía arruinada y aplastada tan violentamente por Israel que no tiene más remedio que lanzar al proletariado palestino a la lucha... pero claro: no lo hará bajo la consigna de la lucha de clases (que es la que verdaderamente explica lo que ocurre) ya que eso sería muy peligroso para sus intereses. Es mucho mejor decirles que el conflicto es para preservar una religión, una cultura, un modo de vida. "Nosotros" contra "ellos".

Consecuente con esta visión del conflicto, Hamas manda a sus militantes a atentar contra... civiles israelíes. No es casual: esto favorece la idea de conflicto nacional en ambas partes, los trabajadores israelíes se ven empujados a hacer frente común con su propia burguesía, y se retroalimenta la idea de que el conflicto es entre etnias, religiones y culturas. Ambas burguesías en conflicto dejan en la línea de fuego a sus propias clases populares, y ambas se "alían" a ellas con lo cual el conflicto sigue siendo controlado por dos burguesías en acuerdo tácito, aunque por supuesto la palestina está en una situación mucho más desesperada y precaria.

Cuando se emplea la violencia en política la diferencia entre un acto moral e inmoral es exactamente la misma que entre un acto políticamente útil y un acto políticamente inútil. A quien le parezca una afirmación monstruosa no tiene más que fijarse lo diferente que hubiera sido un atentado contra Sharon de un atentado contra un ómnibus en Tel Aviv. El primero hubiera sido un acto moralmente justificable, Sharon fue un criminal de guerra no muy diferente de Eichmann y el ejecutor de un plan siniestro. Su muerte hubiera sido justa, y por lo tanto políticamente útil. En cambio atentar contra un ómnibus es matar a personas que no son directas responsables de nada. Es esa injusticia la que transforma el acto en un crimen políticamente nefasto.

Es notable que los militantes palestinos jamás hayan concentrado sus esfuerzos en la liquidación de los líderes políticos en el campo de la burguesía israelí, sólo recuerdo un caso, el de cierto ministro de Turismo que tenía poco que envidiarle a Adolfito, y los ejecutores fueron - oh casualidad - una pequeña fracción palestina de orientación marxista y no religiosa.

La burguesía árabe se siente incómoda con Israel, pero hace excelentes negocios con su burguesía. La musulmanísima Arabia Saudita es el principal aliado yanqui en la región, junto con Kuwait, Yemen, y Omán. Todos estados estrictamente musulmanes que riegan con petróleo la economía americana. Obviamente necesitan cada tanto condenar a Israel ante la Liga Arabe, entre otras cosas para que las masas árabes no los vean como lo que son: traidores.

Identificar al Islam con la combatividad palestina es una simpleza fácil de refutar. La lucha palestina es muy anterior a Hamas, y la población palestina mantiene un grado de laicismo muy superior al de los países árabes aliados de EEUU. Curiosamente el fanatismo religioso de Arabia Saudita no espanta a ningún partidario de Occidente, lo que molesta es que en nombre del Islam se combata a Israel, ahí vienen las teorías del lavado de cerebro. Si los palestinos fueran obedientes y bajaran la cabeza podrían practicar el Islam todo lo que quisieran sin que nadie los condene.

Cuando alguien explica la política a través de la religión es porque tiene algo que ocultar, y el fanatismo religioso indica una necesidad fortísima de ocultar lo que de otra manera sería muy peligroso o evidente. Las razones divinas esconden siempre intereses bien terrenales que no pueden proclamarse abiertamente. En el caso de Hamás la necesidad es tener bajo control a un pueblo que amenaza constantemente con desbordar a su clase dominante ni bien se dé cuenta de que no se trata de judíos o árabes sino de explotadores y explotados.