7.8.11

Capitalismo, pero de género

Interesante e impecable nota de Alfredo Zaiat en Pagina/12, en la que explica cosas que puede entender cualquiera que no tenga el cerebro tan arruinado como para no poder ver lo que esta ahí muriéndose de risa ante la propia nariz. Sólo cabría agregar que este poder necesita munirse, comprándolo como todo, de medios de comunicación y un cuerpo armado dispuesto a ejercer el terrorismo contra la población protestona.

Ahora vale la pena preguntarse con qué resistencia se encontrará este entramado de audaces delincuentes dispuestos a acabar incluso con las pocas áreas de bienestar para sumir al mundo en la miseria. Es entonces cuando se me ocurre leer el título (sólo eso por favor, que el resto es sencillamente insalubre) que ofrece la obligada cucharada feminista de Pagina/12.

¿De qué hablamos cuando hablamos de género? Nueve ponencias sobre cómo se articulan las teorías de género en el contexto político actual.

Leer siempre es traducir: Visto el inmenso despelote que se avecina y lo increiblemente irrelevante de todo eso que resuena cada vez que abrimos la boca, tenemos que pensar en formas de salvar el negocio ¿De qué hablamos cuando hablamos de género? Ni lo sabemos, ni mucho menos nos importa, pero de algo hay que vivir.

Mientras tanto, esos tipos que orbitan interminablemente en la puerta giratoria no ven que destruyen el mundo. Mejor dicho: sí lo ven, lo cual por medio de una lógica perversa les hace sacar la conclusión de que tienen que asegurarse su posición como sea, así que dale más. La destrucción llama a la destrucción.

Alguno se preguntará si son idiotas, si vale la pena incluso hacer esa vida que hacen. El error consiste en interrogar a un robot. Los valores que esa gente maneja son simples, la familia es uno de ellos. La familia ennoblece cualquier bestialidad: "lo hago por mi mujer y mis hijos", que por supuesto ocupan en su mente el mismo plano, y de allí en más ya se puede empuñar un cheque, una ametralladora o una picana con la conciencia tranquilísima.

En otras palabras, estos empleados domésticos tienen una misión ennoblecida por todos los templos: mujeres que mantener en la más estricta ociosidad; esposas, amantes, hetairas, amiguitas; que ocupan una jerarquía no tan estable como ellos creen. La segura posición de la esposa nunca es segura, cualquier día una empleada en uno de esos hoteles de lujo te propondrá halagadores jueguitos en los que saldrás perdiendo siempre, macho alfa de las finanzas, símbolo del poder masculino. By the way: ¿tomaste la pastilla de las once?

La sociedad occidental es un matriarcado en el que los varones juegan a ser patriarcas, dijo una mujer. El capitalismo es un sistema en el que los márgenes ocupan el centro, dijo un varón. Con dos frases nada más, qué cuadro bonito.