19.4.09

¡Ajá!

Por fin, un tiro para el lado de la justicia.

Por fin, tantas voluntades anónimas que no encontraban la forma de hacer resonar su voz entre las multitudes, han encontrado una largamente esperada vindicta pública, o como se diga.

Yo –lo digo con orgullo- era uno de ellos. Pero no estaba solo, no. Como yo miles, millones de almas esperábamos lo mismo, queríamos lo mismo. Y no. Y dale. Y otra vez no. La realidad nos daba un sopapo un día sí y otro también. Y nosotros, tensos, con una tenue, obstinada e irreductible esperanza, como el boxeador maltrecho que arremete una y otra vez para que le llenen la cara de dedos, como el jugador compulsivo que se muerde el interior de la mejilla hasta hacérselo sangrar mientras ve que la bola puta cae justo al ladito, justo. Inasequibles a la sensatez, lo nuestro era una religión.

Y ha llegado el mesías nomás. ¡Y fue un millonario! Un millonario con algo de imaginación y buen gusto, miren qué raro. Oigamos su soliloquio al momento de tomar tan sublime decisión: Me sobran unos mangos... Che... ¿qué me compro? El Smart de diamantes ya lo tengo... dos creo que me compré. Una grasada la verdad... ¿y para qué quiero dos? Ehhmmm... ¿otro Porsche? Dejate de joder con los Porsches, además te faltan como cuatro de la colección y los tenés en la playa de estacionamiento acumulando pelusa. Mmmmmmhhh... ehhmmm... perá a ver... voy a poner la tele...

Y ahí se le ocurrió. ¡Esto es lo que quiero, seeeeeeee!. Perfecto. Un par de llamadas y resuelto. Gracias a este luminoso capricho nosotros podemos hoy gozar de esta epifanía:



Sí señores. Los fans del Coyote hemos sido reivindicados. Tomá y tomá.


El coyotismo, fundamentos religiosos.


Efectivamente los hay ¿De dónde proviene nuestra militante simpatía por el Coyote? De que es un tipo de infinito ingenio (aunque a veces descabellado) sistemáticamente saboteado por el Creador, también conocido como Dibujante.

¿Qué esperábamos nosotros de ese dios traidor? Que por una maldita vez dejara de ejercer un tongo tan barroco. Candorosas perspectivas las nuestras. No había ley natural que no fuera cómplice descarada de ese molesto pajarito longilíneo, minimalista, burlón como todo destino ineluctable. Inexpresivo como un robot, el éxito garantizado lo hace monótonamente estúpido ¿para qué va a ser inteligente si el partido ya está arreglado? Su única ventaja sobre el Coyote es la velocidad de escape, habilidad poco gallarda. El Coyote en cambio fracasa triunfalmente, con una inteligencia y una fantasía que pensaríamos lo hacen humano, cuando lo que más humano lo hace es el perpetuo fracaso por voluntad de un dios bastante pelotudo.

Lo que no sabíamos es que el Creador es apenas un dios, y los dioses son meros profesionales al servicio del capital. Tuvo que venir un clarividente y excéntrico millonario a convencer al Creador de poner ese punto final que perversamente nos negaba. El Universo del Coyote y el Correcaminos es (¿era?) muy simple: Inmenso desierto. Largos caminos por los que nadie pasa, sólo dos maniáticos actores cuya existencia parece tener como único fin agotar las variaciones del fiasco.

No tan diferente de lo nuestro, si vamos al caso. Nuestro mundo es más variado pero no menos fallido que ese del Coyote y el Correcaminos, que parece una especie de esquema, de réplica muy suscinta del nuestro.

El Mesías ha llegado pues, si no a nuestro mundo, al menos a aquél. Un tipo con billetes, miren qué sencillo, logra ese advenimiento del Fin de los Tiempos, que por otra parte es el que la mayoría estaba esperando ya sin esperanza - ¿Sabés cuándo me va a pagar ese, no? El día que el Coyote se coma al Correcaminos.

Error ingenuo el de todas las religiones ese de rezarle a un mero obrero manual, a todas luces novato si tenemos que juzgar la calidad de un producto que presenta más problemas que los Pérez García. Tendrían que rezarle no a Dios sino a su empleador, alguien que le ponga los billetes sobre la mesa y le dé dos o tres directivas claras. Vamos, que no es tan difícil enumerar unos cuantos males para hacer desaparecer.

Porque como sabemos: el Coyote y el Correcaminos no son reales. Son creaciones de alguien, marionetas, mentiras. Poco importa lo que pase con ellos; el mundo real, verdadero, es el mundo de sus dioses creadores. Sólo ellos existen. Sólo ellos son reales.

15.4.09

Leo en el diario

Pfizer, próspera empresa multinacional farmacéutica, ha llegado a un acuerdo con el estado nigeriano por el cual pagará al mismo unos 55 millones de euros.

¿El motivo? Una pavada: en 1996 Pfizer recogió a 200 niños nigerianos para usarlos como cobayos en ensayos de Trovan, un medicamento supuestamente creado para combatir la meningitis. De estos niños 11 murieron y 181 sufrieron graves daños.

Este medicamento jamás fue aprobado en EEUU para ser usado en niños, se aprobó su uso sólo en adultos y con severas restricciones debido a sus numerosos efectos secundarios. El medicamento fue definitivamente prohibido en la Unión Europea en 1999.

Bueno, todos sabemos que estas cosas ocurren. Además no olvidemos que se trata de Nigeria, un país que apenas cuenta ¿Quién manda a esos chicos a nacer en Africa? Otra cosa sería si esto ocurriera en un país con seres humanos, como Canadá, ponele.

Bien, no hay mucho que agregar. Como todos sabemos el capitalismo es el único sistema que existió siempre, el dinero es la única cosa que mueve al ser humano, y si para hacer dinero hay que matar a las crías de unos semisalvajes... vamos, no es momento de vacilaciones. Espíritu emprendedor, audacia, rapidez, y a llegar primeros al mercado que lo demás viene solo ¿Las víctimas? Elemental, mi querido Pfizer: se trata de gente pobre, el mercado manda: para gente que gana un dólar por día, 1000 dólares es una fortuna ¿O no? Oferta, demanda, si te gusta bien y si no, hay una cola así de larga de gente que espera detrás tuyo. Esta es la idea de mundo deseable que tienen algunas personas por las que nunca dejaré de sentir una mezcla de lástima y desprecio.

Además no me jodas: Africa queda en el culo del mundo, a mí eso no me va a pasar nunca, ¿no?

12.4.09

¡Música!

Ejerciendo como siempre la ineficacia frenética pero placentera, los invito a mi blog de música, en el que ya he subido algún materialillo.

Enjoy it.