24.2.06

Mogo stone y mogo izquierda

Me parece que está pasando algo grave, desde hace ya demasiado tiempo, con cierto sector de la juventud. Me corrijo: en realidad no se trata de la juventud sino de un problema general del cual la juventud es el emergente visible.

Y ya sé: hablar de "la juventud" parece colocar al enunciante en la categoría de viejo choto y sentencioso, pero en realidad no es necesariamente así ya que nada impide que una persona joven observe más o menos lúcidamente a la juventud.

Veo por el noticiero los incidentes alrededor del estadio en el que tocan los Rolling Stones. Un kilombo general: corridas, botellazos, autos destrozados, palazos de la cana, piedrazos, etc. etc. Asisto - entre varios diálogos entrecortados - a éste entre el reportero y un pibe:

Periodista: - ¿Qué pasa?
Pibe Rolinga: - Que no podemo entrar... no nos dejan entrar... nos están cagando a palo...
P: - ¿Tenés entrada?
PR: - No... ¡No la pude comprar!
P: - Pero sin entrada no los van a dejar entrar... ¿no sería mejor irse?
PR: - ¡No loco! ¡Sho lo quiero ver a Shaguer loco!
P: - Pero sin entrada...
PR: - ¡A mi no me importa loco! ¡Sho lo quiero ver a Shaguer y lo voy a ver a Shaguer! ¡Shaguer es mi ídolo y no me voy y aguante Shaguer y aguante losestóoooooooooon! - dicho esto último en una especie de alarido inarticulado. El pibe se suma a una nueva corrida revoleando la remera.

Ahora bien, ante esto caben dos actitudes, una que conocemos bien:

- Son unos negros / en este país hace falta mano dura / más represión / el rock es satánico / etc.

Esta no me preocupa demasiado. Pero hay otra que me preocupa: es la actitud de eso que cada día más difusamente llamamos "izquierda" cultural o política.

Esta actitud consiste en culpar a la organización, a la policía, a una combinación de ambas, hablar de "los problemas de los jóvenes" y dejar todo más o menos ahí, evitando decir lo que hay que decir.

Creo que no hace falta aclarar que el que escribe no es precisamente un simpatizante de la cana. Ni de los organizadores de este tipo de espectáculos. ¿Los Rolling? Me gusta mucho escuchar Jumpin' Jack Flash pero esto no tiene nada que ver con lo que ocurre aquí. No tiene nada que ver con recitales de música, ni siquiera con espectáculos públicos. Es otra cosa.

Me parece que esos pibes necesitan desesperadamente que se empiece por decirles la verdad.

Y la verdad comienza por esta frase: "Sos un imbécil".

Después podemos agregar más cosas, pero primero lo primero: "Sos un imbécil, dejá de serlo".

Esto es algo que la izquierda parece no atreverse ni a insinuar.

Tener grandes sectores de la juventud imbecilizados es solamente el síntoma de una sociedad muy enferma. Desde ese punto de vista es una responsabilidad colectiva. Pero ocurre que (se supone, supongo yo, no sé) es la izquierda la manifestación política cuya misión principal es dirigirse a los jóvenes trabajadores preocupándose por la opresión que sufren, la que primero debería denunciar claramente esto: el sistema imbeciliza y hasta el momento está teniendo un éxito espeluznante.

Todo el resentimiento de esos pibes está exclusivamente volcado a poder o no entrar a ver, a adorar, a sacralizar a unos tipos a los que les importa un bledo nada de ellos. No es que los Stones sean mala gente, simplemente hacen su negocio y nada saben de exclusión social ni de frustración, ni de necesidad de encontrar algo que saque de la desesperación a los jóvenes. No tienen por qué hacerse cargo de eso.

Pero alguien sí tiene.

La imbecilización toma la forma de una descarga impresionante de energía que no redunda en el más mínimo reconocimiento de sus derechos. Esto incluye tanto a los que pagaron una entrada a precios que representan un lujo para sus salarios, como a los que fueron a romperse la cabeza con la cana para pasar sin pagar.

Estos sacrificios son incluso mostrados por ellos como un orgullo, una muestra de no se sabe qué lealtad ridícula. Se parece mucho a una religión: el vacío de los cielos a falta de otro reconocimiento, a falta de otro derecho, a falta de otro respeto que nadie les otorga.

La izquierda, al no denunciar esta imbecilidad claramente ante ellos mismos, que son los primeros interesados, hace exactamente lo mismo que Grinbank, los Rolling, los equipos de fútbol o quien sea: alimentar la demagogia para hacer negocio. Un negocio de partido burgués, no la política clara de un partido revolucionario (la palabrita tan demodée).

Porque la izquierda política (esa hartante colección de sellos de goma) ve a la gente a la que se dirige exactamente igual que un partido burgués: como una clientela. El partido burgués de derecha lisonjea a la clase media alta, el partido burgués "transversal" lisonjea a la clase media insegura y el partido burgués de izquierda lisonjea a los excluídos y descontentos.

Todos esperan lo mismo: un voto.

Para esto la crítica no es negocio, así que la izquierda evita la crítica agarrándose de cualquier cosa para evitar dirigirse al sentido de la responsabilidad en estos pibes. Responsabilidad que no tiene nada que ver con el callejón sin salida por el que les exige entrar la burguesía (sé un buen chico, conformate con dos mangos, cerrá la boca) sino responsabilidad para invertir esa energía en acciones concretas: organizarse, defender sus derechos, exigir lo que les corresponde.

No se puede utilizar a la policía, ni a la organización, ni siquiera al sistema - aunque tengan todos su parte - para ocultar la responsabilidad de estos pibes. La responsabilidad de bancarse años y años de salarios miserables para luego ir a descargar su furia y su resentimiento en una cancha. Hay que decir que son unos imbecilizados, y la mejor forma es emplear la palabra exacta.

La izquierda no lo hace porque lo único que espera de ellos es un ridículo voto. "Votá a la izquierda que puede entrar" fue el slogan de no sé qué partidito pseudotrotskysta. ¿"Entrar" a dónde? ¿Para qué? No importa: vos votá, y si me votás sos un capo. Votame boló, aguante los estón.

Me gustaría que en la izquierda se empezara a hablar otro lenguaje, con otro mensaje y otras perspectivas. Porque me parece que un día la tan ridícula y vergonzante Revolución va a dejar de ser una utopía. Va a ser una desesperante necesidad.

19.2.06

Apuntes sobre Buenos Aires I

En una pared alguien escribió:

Hitler no murió, está mutando.

Imposible saber si con alarma o alegría.

Suponer que Hitler muta, que ya no tiene rostro; que hoy no hacen falta los gestos convulsivos del encarnizado pequeño burgués. Como alguna vez señaló Cioran, toda esa palabrería sobre la superioridad de la raza era un lastre inútil, un síntoma de desesperación.

Hoy la producción en masa de muerte es indolora, ajena a los grandes discursos, simplemente lamentable, pero inevitable. Cara de circunstancias.

Con la ironía del aerosol y ese gusto porteño por desarreglar, por buscar variantes, alguien cambió unas letras, agregó otras y dejó:

Hitler no murió, se está mudando.

Quizás esté haciendo las dos cosas. Por las dudas yo vigilaría el barrio.

10.2.06

Víctimas de víctimas


Me parece que por los años '90 descubrí en algunas paredes de Buenos Aires unas pintadas de lo que creo fue (¿es?) una banda urbana de música (adivino que de rock, aunque jamás los escuché). Las pintadas rezaban "Víctimas de víctimas".

Me dejó pensando, porque la primera reflexión que viene a la mente (esas con las que tanta gente suele quedarse sin dar más vueltas, casi siempre falsas) es que es absurdo. Estamos acostumbrados a la dicotomía "víctima - victimario". ¿Qué será ser la víctima de una víctima? ¿es posible?

Con el tiempo me fui dando cuenta de que no sólo es posible: es lo más común.

Leo la condena que ha caído sobre los canas que mataron a Maxi Kosteki y Darío Santillán. He resistido la tentación de reproducir las fotografías, son demasiado insultantes, y de todos modos la estupidez es un velo espeso frente al cual no importa que se muestre al policía matando a un piquetero desarmado ni la filmación de un torturador en plena tarea, la negación de lo evidente es la titánica tarea que tan fácil resulta a los enanos.

Y esos policías son víctimas. Algún progre me dirá que son unos hijos de puta, y responderé que lo son, y que además de eso son víctimas. En sus rostros agrios y podridos se nota en el fondo la expresión del engañado, del soldadito de la patria, del obediente que ha sido mandado al frente a matar por los políticos burgueses y luego abandonado cuando la indignación popular obliga a esos mismos políticos burgueses a recular. Se queja amargamente. El gil.

Cualquiera que se haya tomado el insalubre trabajo de recorrer webs policiales o de los services, habrá visto que el contenido de los foros abunda en denuncias cruzadas desde los estamentos más bajos (suboficiales, agentes rasos, soplones de cuarta) hasta los más altos: corrupción, lavado de dinero, robos, salarios bajos, mandadas al frente varias. Un cana representa la doble miseria del oprimido opresor, la víctima-verdugo.

Y hoy un policía es muerto en Santa Cruz. La víctima-verdugo es también víctima. Defiende a tipos que están muy muy lejos de ese barro en el que se enfrenta a los trabajadores. Es su trabajo.

Esto es trágico, pero no más que los 20 años durante los cuales jóvenes y laburantes han sido muertos, desde la masacre de Ingeniero Budge - ¿se acuerdan allá por los '80? - hasta Kosteki y Santillán pasando por Victor Choque, Teresa Rodríguez, Demonty, Bulacio, Mirabete, y un demasiado largo etcétera. Víctimas de víctimas.

Vayamos a otro punto del planeta: los famosos colonos israelíes. Israel formó durante décadas colonias ilegales con el objeto de ahogar al pueblo palestino. Pueblos de colonos que gozaban de servicios básicos que los palestinos no tenían: agua potable, electricidad, gas, salud, protección del ejército e impunidad para matar.

Pero esto no significaba que la vida de un colono no fuera dura. Minoría privilegiada entre miles de palestinos despojados, furiosos y oprimidos, los colonos soportaron ataques incesantes. Fueron la primera línea del frente que la gran burguesía israelí utilizó para asegurar su mano de obra barata palestina.

Hoy la policía israelí carga contra ellos. En muchos sitios ya no sólo no son necesarios, sino que hasta son contraproducentes. Peones de ajedrez, el mismo gran capital que alimentó su estúpido fanatismo con los cuentos bíblicos del Gran Israel, hoy los saca sin más explicaciones. Es lógico que hayan matado a Rabin, y que quisieran matar a Sharon. Otra vez: giles de goma, imbéciles. Y también unos hijos de puta. Los colonos víctimas-verdugos. Los palestinos víctimas de víctimas.

El soldado que muere a manos de otro, víctima de víctima.

Las víctimas-verdugo son útiles también en el terreno de la propaganda. Vayamos al agresivo capitalismo reaganiano de los '80 y veamos al ridículo Stallone haciendo de Rambo. Veámoslo llorar como un retardado. Veámoslo quejarse de que lo han olvidado y despreciado, que no le dan laburo, que tuvo que ir al frente y hacer el trabajo sucio en Viet Nam. Veamos la mirada de su superior - figura paternal que lo comprende y lo quiere - y que mira a la pantalla diciendo al ciudadano medio yanqui: "qué desagradecidos que somos con ellos".

Se queja amargamente y llora como una marica musculada. Casi casi parece que critica al capitalismo... más siempre se detiene a tiempo: si a los vietnamitas los torturó y masacró con placer, frente a los poderosos llora, gimotea, cuanto más hará rabietas, pero jamás reconocerá al Poder como su enemigo. Eso está más allá de su comprensión y de su moral. Al fin y al cabo le dieron de comer, sólo pide que lo sigan alimentando cuando ya no lo necesitan: el pobre no entiende nada de negocios.

Casi dan ganas de decirle: "jodete, infeliz", si no fuera porque uno recuerda que es precisamente eso: un infeliz. Que los que de verdad han ganado son los que jamás han tenido que ensuciarse las manos, ya que el poder sirve para eso: para no ensuciarse las manos.

El Poder hace siempre todo lo posible por enfrentar víctimas con víctimas. Elige a un sector de las víctimas y las adoctrina con una mezcla de unos mangos más, un uniforme, promesas y superyoicas admoniciones que incluyen la Patria, la Religión, el Interés Superior.

La expresión más alta y sistemática de esta política se llama fascismo. Las masas enloquecidas de la pequeña burguesía desesperada son armadas y lanzadas contra el proletariado y los excluídos. Convencer a un don nadie de que es superior es lo más fácil del mundo. Hacerle temer a "los negros" es cosa que logra hasta Radio 10.

Hoy la crisis está más o menos calma en la inestable Argentina. Pero sigue habiendo víctimas-verdugo y víctimas de víctimas.

Por eso las víctimas de víctimas, los excluídos, los que no quieren ni pueden ser utilizados para la represión necesitan organizarse políticamente y ser fuertes. Así, algunas de las víctimas-verdugo se lo pensarán dos veces y quién sabe, decidan que ya no quieren serlo más. Ni víctimas-verdugo ni víctimas de víctimas.

6.2.06

Cooperativa Cristal Avellaneda: botón de muestra

I - ¿Alguien sabe lo que significa "industria nacional"?

Recordar el pasado es importante, pero más aún lo es recordar el presente.

Muchos se acordarán de los platos y vasos Durax, y la famosa propaganda que los definía como para "toda la vida". Durax fue un producto estrella de la fábrica Cristalux, una de las que aún formaban la industria nacional en las décadas del '70, '80 y parte de los '90. Cristalux fabricaba artículos de vidrio: vasos, platos, bols, etc.

¿Qué pasó con esa industria nacional? El destino de Cristalux puede ilustrarlo con plenitud. Como sabemos (y vivimos en carne propia) el capitalismo privilegia la ganancia. Según la escuelita clásica del liberalismo el afán de lucro moverá al capitalista a la inversión, la inversión creará puestos de trabajo, y los puestos de trabajo nos harán felices a todos. No se rían por favor, estoy leyendo un libreto que no es mío.

El problema aparece cuando no es la inversión (o mejor: no la inversión productiva) la que genera ganancia. Con la famosa paridad monetaria que nos convirtió en un maravilloso país del primer mundo (1 peso = 1 dólar) el costo de mano de obra resultó demasiado caro, en otras palabras: ¿para qué pagar salarios a valor dólar cuando es más fácil importar? Fue cuando aparecieron los famosos "Todo por 2 pesos", y cuando las pocas industrias que quedaban en el país empezaron a valer más muertas que vivas.

II - Vaciame que me gusta

Cristalux llegó a emplear a 1.500 trabajadores. Pero en el 2000 sufrió quiebra, y cerró en el 2001 ¿El motivo? nadie lo explicó oficialmente pero ni falta que hace: ante el cambio de condiciones económicas el capitalista ve otro negocio más rentable, y decide reinvertir el dinero - que sustrajo plusvalía mediante a los trabajadores - en emprendimientos más atractivos generalmente fuera de la Argentina. La fábrica empieza a ser un estorbo.

Cristalux no quebró por condiciones económicas objetivas (incluso la devaluación hizo al vidrio más competitivo frente al plástico) sino por un proceso premeditado de vaciamiento y destrucción. Muestra de los nada originales métodos de vaciamiento es la creación de una empresa fantasma para acumular las ganancias y dejar exclusivamente deudas: sencillo y efectivo. Cualquiera que camine por el sector industrial de Avellaneda verá un cementerio de fábricas que atestigua casos similares.

Pero los trabajadores recuperaron la fábrica que hoy se llama Cooperativa Cristal Avellaneda. Tuvieron que luchar lo indecible, primero las trabas judiciales y luego el vaciamiento físico de la fábrica, todo fue desmantelado y saqueado: cables, matricería, stock, moldes; lo que no se pudo sustraer fue destruído e inutilizado.

III - Aguante es... esto

Un puñado de obreros perseveró: montaron una carpa para detener el saqueo y salvar lo mínimo, pelearon para lograr la autorización de entrar, barrieron y limpiaron, desmontaron los hornos existentes ladrillo por ladrillo para montar uno nuevo (los hornos de fundición originales fueron expresamente dañados para dejarlos inutilizables), vendieron lo poco que pudieron encontrar para capitalizar la fábrica (escombros, cartones, chatarra... casi cirujeo), laburaron sin luz desde la mañana a la noche, y algunos incluso sábados y domingos.

Continuaron fabricando hornos y reinvirtiendo el total de la ganancia en la fuente de trabajo, lograron hacer saltar la producción a más del doble gracias a la reautomatización de la planta (un esfuerzo técnico notable conseguido a partir de casi nada). Hasta enfrentaron sabotaje e intentos de soborno.

Hoy Cooperativa Cristal Avellaneda da trabajo a 170 personas fabricando platos, vasos, artículos de regalería e incluso han logrado revivir el proceso especial de producción Durax (sugiero prestar atención a las declaraciones que hacen los trabajadores respecto de la marca, en la nota linkeada al final de este post, compárese con el standard ético comercial al que estamos acostumbrados).

Este caso es uno entre muchos: Zanón, Brukman, Metalúrgica La Baskonia, etc. ¿Por qué le dedico un post? Porque tiene que ver con vos, y conmigo, y con todos.

IV - La acumulación capitalista y el desastre

Si tuviera que responder a la pregunta "¿Por qué sos marxista?" respondería con esta otra pregunta: ¿qué modelo de gestión de la producción demuestra más eficiencia, previsibilidad y compromiso con el bienestar humano? Cualquiera puede comparar Cristal Avellaneda con una corporación capitalista y notar que es mucho más precaria, pero ¿desde dónde se levantó? ¿no ha demostrado la gestión obrera ser mucho más lógica? ¿quién dice que el capital no puede ser gestionado por los propios trabajadores? ¿cómo pretende erigirse una economía nacional (y mundial) en beneficio de todos sobre la base de la acumulación capitalista?

La acumulación capitalista no tiene más objeto que sí misma, se asegura por cualquier medio y de cualquier forma. Esto es así y lo vemos todos los días por más que los charlatanes economistas del sistema inventen eternas fórmulas, los charlatanes políticos burgueses insistan en vender lo invendible, los charlatanes intelectuales progres divaguen gansadas y los charlatanes moralistas quieran inventar el capitalismo buenito.

El capitalismo nos hace vivir en un mundo en el cual el futuro prácticamente no existe: la descomposición social, la imprevisibilidad de los movimientos de capital, el saqueo sin medida de los recursos y la transformación de toda legislación y control democrático en papel mojado. Cualquiera que viva en la Argentina lo sabe: nadie está 100% a salvo de la miseria, porque este orden no garantiza nada a nadie, sólo obliga a acumular con el doble propósito de alcanzar la riqueza y gambetear la pobreza ¿Quién de los que lee esto no vive angustiado ante el futuro propio y/o de sus hijos?

V - Ajá, ¿y entonces?

La única clase que sigue siendo la esperanza de la humanidad es la que hace todo aquello que nos rodea: la casa, el auto, la computadora con la que escribo y el monitor en el que estás leyendo, la silla sobre la que estamos sentados y el techo que nos cubre. El modelo de sociedad que necesitamos es aquel en el que todas las instancias del proceso de producción de bienes (inversión, "know how", organización y métodos, trabajo manual) estén democratizadas al máximo, y eso sólo es posible si son los trabajadores los que detentan el poder político. Cooperativa Cristal Avellaneda es un ejemplo.

El poder político no pertenece a un presidente, ni a un parlamento, ni siquiera a un dictador. El poder pertenece a una clase, y mientras no llegue a las manos de quienes trabajan, no cambiará nuestro futuro. No importa cuánto declamen los profetas del paraíso posmo (y de todos los paraísos), alguna vez habrá que tomarse la realidad en serio.

Cooperativa Cristal Avellaneda: Avenida Hipólito Yrigoyen 2008, Avellaneda, 4228-0059/0060, cristalavellaneda@yahoo.com.ar.

¡Acérquense y cómprense algo! Se esté de acuerdo o no con mi punto de vista, ellos lo merecen.

Una excelente nota que salió en Página/12 (esta sí es buena) cuenta por boca de los protagonistas lo que tuvieron que pelear y lo que hoy son capaces de hacer.