29.12.10

Controladores aéreos y sacra moral


Recientemente se ha vivido en España el clímax de la llamada "crisis de los controladores aéreos". Algunos antecedentes:

Los controladores aéreos en España constituían un colectivo de trabajadores privilegiado. Siendo un trabajo sin duda difícil y provocador de stress, la verdad es que también los controladores aéreos cobran un salario muy superior a la media. También se acusó a los controladores de algo muy frecuente en varios gremios profesionales: prácticas dirigidas a restringir la formación y el ingreso de nuevos controladores, fata de solidaridad con el resto de los trabajadores, etc. Esto se reveló no como un pecado sino simplemente como miopía, el peor error de los controladores aéreos fue no participar de la huelga general contra la reforma laboral. Es instructivo analizar cómo lo pagaron:

El gobierno del Partido Socialista (jua!) Obrero (jua juaaaaaa!!) Español se dispone a iniciar la ola de privatizaciones que en Argentina ya conocemos tan bien por la prosperidad que derramó sobre todos (silencio por favor, putear más bajo). Como toda ola de privatizaciones, exige un disciplinamiento y degradación de las condiciones de trabajo. El aeropuerto es un negocio de lo más suculento, pero tiene que serlo más, y los controladores aéreos ganan demasiado dinero; o sea demasiado costo. Así que allá vamos; el gobierno de la burguesía ladrona se dedicó a incumplir sistemáticamente el convenio con el resultado perfectamente calculado: los controladores reaccionaron de manera descoordinada, mal planificada y confiando solamente en aquello que habían confiado siempre: su capacidad de presión ante la imposibilidad de habilitar el espacio aéreo sin su trabajo.

Cálculo erróneo: la mayoría de los trabajadores españoles, que no demostraron demasiado dinamismo en la defensa de sus propios intereses, recordaron que los controladores aéreos son privilegiados e insolidarios; así que cometieron el mismo error: se pusieron del lado del gobierno. Así como los controladores están dándose cuenta amargamente de que no son intocables, el resto no tardará mucho en darse cuenta de que este ataque no parará con los controladores.

Al igual que en la Argentina de los '90, los medios de comunicación jugaron un papel destacado en esto de enfrentar a trabajadores contra trabajadores. Cada vez que un servicio público se detiene por huelga de los trabajadores, los medios se acuerdan de los consumidores. Llorosas crónicas de gente que no pudo viajar para ver a su abuelita enferma, historias -falsas- de órganos para transplante que no pudieron llegar a tiempo, y por supuesto: el debate sobre aquellos trabajos "estratégicos" e "indispensables", y sobre los "servicios mínimos" que debe garantizar cualquier huelga ¿Qué pasaría si los médicos o los cirujanos hicieran huelga? Bla bla bla bla bla.

El caso del médico chacal

Este debate esconde una realidad de fondo. El discurso de los medios azuza el resentimiento de trabajadores contra trabajadores, poniendo de relieve el derecho a disfrutar de los servicios que faltan cuando hay una huelga. Pero lo curioso es que esa lógica se aplica sólo en caso de huelga, nunca en otros casos.

Vamos al caso de más peso: supongamos que el Dr. Jaus trabaja en una clínica privada. Le traen a un ñato que está por morirse, pero el Dr. Jaus se cruza de brazos y dice:

- Mantengo un conflicto gremial con el dueño de la clínica, y no voy a operar hasta que no me aumenten el salario.

Inmediatamente los medios imprimen los titulares:

MEDICO CHACAL SE NIEGA A OPERAR, VIL DINERO MAS IMPORTANTE QUE VIDA HUMANA

Y allí va la turba de descerebrados a decir que el Dr. Jaus gana mucha guita, que habría que ponerle una pistola en la cabeza, que esto con los militares no pasaba, y dale y dale.

En principio diré que estoy de acuerdo: ciertamente un aumento de salario no puede valer lo mismo que una vida humana ¿Tiene sentido pedir entonces servicios mínimos, exceptuar a ciertos colectivos de trabajadores del pleno derecho a huelga? Esperen, esperen, antes de responder esta pregunta...

Yo puedo, tú no.

El Dr. Jaus trabaja en una clínica privada. Esto quiere decir que si el ñato moribundo está allí es porque puede pagar -a través de su cobertura médica o por cualquier otro medio- el precio que exige el dueño de la clínica. Si no tuviera ese dinero, entonces no sería admitido en ella y no podría operarse con el Dr. Jaus.

En otras palabras: el capitalista compra el trabajo del Dr. Jaus por medio de un salario, y luego revende ese trabajo al público. Los medios de comunicación señalan con el índice al Dr. Jaus cuando hace huelga poniendo de relieve lo valioso de la vida humana; pura hipocresía: la única vida humana que vale es la del que puede pagar. Si no tiene dinero, ya puede morirse en medio de la calle.

Más claro: según la ideología que se nos impone, el capitalista puede poner precio al trabajo del cirujano, derecho sagrado contra el que no vale ninguna consideración moral; pero el cirujano no puede poner precio a su propio trabajo.

El caso de los controladores es más indirecto, pero no distinto en su mecanismo: los controladores aéreos posibilitan el negocio fabuloso de las compañías aéreas, cuyos dueños ganan varios cientos de veces más de lo que gana un controlador sin apenas mover un dedo.

Los medios hablaron hasta cansarse de la pobre gente varada en los aeropuertos, pero callaron otra realidad: mucha gente fuera de esos aeropuertos no puede viajar, vieron morir a sus familiares lejos o no pudieron ir a otro país a tratarse una enfermedad sencillamente porque no tienen dinero para pagar el pasaje.

Cuando vamos a comprar un pasaje de avión, nadie nos pregunta si vamos a visitar a la tía Dorita enferma o vamos a mirar culos a la playa. El único requisito que se nos impone es tener dinero para pagar el pasaje, las razones morales importan nada. Nadie le exige a los capitalistas "servicios mínimos" para que los puedan disfrutar aquellos que tienen necesidad pero no dinero. En este caso la lógica del capitalista es adamantina: no money, no cake.

Pero si los trabajadores -estrictamente dentro de la misma lógica capitalista- se niegan a vender su mercancía -su trabajo- si no es por el precio que ellos reclaman, entonces a los medios se les despierta una conmovedora vena humanitaria, solidaria y lacrimógena, casi socialista tronando contra el egoísmo espantoso de esos insaciables que nos impiden viajar.

En España todavía hoy se habla en los medios de la "casta privilegiada" que constituyen los controladores aéreos ¡La única casta privilegiada! Ni los capitalistas, ni la banca que succionó dinero del estado (provocando el déficit fiscal cuyo pago se exige hoy a todos los trabajadores sin excepción), ni la familia real y su farándula crapulosa son "castas privilegiadas". Diaz Ferran (ex presidente de la confederación empresaria, ex dueño de la extinta Air Madrid) puede tranquilamente deber dinero desde hace años a los trabajadores y pasajeros a los que dejó en tierra mientras amasa una fortuna. Lo único "anormal" es que un colectivo de trabajadores gane buen dinero.

Y hay que quemarse los ojos con la imbecilidad, leyendo comentarios como este: "¡A la puta calle y a ganar un salario de mierda como todo hijo de vecino!", no puedo imaginarme qué clase de infeliz ha escrito esto, pero allí está y probablemente no sea un capitalista sino un trabajador que gana ese salario de mierda que desea al resto.

Apelando al resentimiento más rastrero, los medios señalaron que los controladores aéreos "ganan demasiado dinero", y no faltaron estúpidos que suscribieron el aserto, incluso desde la izquierda. A prepararse pues entonces, porque el rasero se puede aplicar con mucha imaginación, basta encontrar el patrón de comparación adecuado: si lo controladores ganan mucho más que un empleado bancario, no es menos cierto que un empleado bancario en Europa gana mucho más que un trabajador argentino, y éste bastante más que un africano. Así que ¿cuánto gana Ud? ¿Mil dólares al mes? Vamos amiguito, ¡eso es muchísimo, créame! Vamos a bajarle el salario, pedazo de privilegiado, que hay gente que se las arregla con un dólar al día.

Es verdad que los controladores cometieron errores, lo están pagando y lo pagarán. Conviene entonces no cometer el mismo error, el gobierno "progresista" (juaaaaaaaaaaaaaaaaaa!) que hoy estrangula a los controladores (decreto de estado de emergencia, movilización militar de los trabajadores) ya se encargará de estrangular por cuenta de la burguesía a todos los trabajadores. De hecho ya lo está haciendo. Precisamente por eso necesita enfrentar a unos con otros y salvaguardar el sagrado privilegio de los capitalistas. Para ellos nunca valen las consideraciones morales, ellos pueden esgrimir con cinismo la fórmula business is business, pero los trabajadores están obligados por el sacro principio moral a trabajar como soldaditos por la guita que les tiren. Se llama "libre mercado".

Trabajos indispensables

¿Qué trabajos son indispensables? La respuesta es simple: todos. Miremos cualquiera de las cosas que nos rodean y preguntémonos qué no ha salido del trabajo: la mesa, la silla, la PC, hasta el árbol de la calle ha tenido que ser plantado por trabajadores ¿Qué pasaría si hubiera huelga mundial de trabajadores en las fábricas de preservativos? ¿Y los que fabrican computadoras, circuitos, microchips? ¿O camas?

El trabajo es indispensable, dependemos de él. La conclusión que nos quieren imponer es que no debería haber huelgas, es la conclusión de aquellos que hacen buenos negocios con el trabajo ajeno. El trabajo humano en la sociedad capitalista está sujeto a los vaivenes de la compra y la venta, y lógicamente a las posiciones de fuerza de quienes negocian con él.

El trabajo es indispensable y estratégico para nuestra supervivencia como especie, precisamente por eso no debería comprarse ni venderse.

10.12.10

El feminismo y la izquierda emasculada


Y ya que hablamos del rubio, las últimas noticias sobre él dan a entender algo bastante sorprendente: se trata de un tipo muy ingenuo, o no calibra bien algunas cosas. Y no es imposible, la inteligencia no es siempre multidimensional.

Julian Assange tiene un defecto congénito: es varón. Heterosexual, para colmo. Y –desvergüenza suprema– se atreve a ejercer.

Como todos sabemos, ser varón es ser un violador, en potencia en el mejor de los casos. La represión sexual de la mujer es ya un tópico, pero la criminalización efectiva de la menor expresión de deseo en el varón es ya moneda corriente. La legislación en todo el mundo está adaptando el significado de la palabra "violación" a algo que no se sabe qué forma tiene, pero sin duda es muy, muy extenso.

Ya no sorprende que en EEUU un grupo de féminas psicópatas cuelguen fotos de estudiantes varones a los que ni siquiera conocen bajo el título Potential Rapist. Ni que una señorita hipersensible haya acusado a un varón de mini rape por un comentario: nice legs.

Si tengo que creer las noticias, Assange no tuvo mejor idea que asistir a unos encuentros organizados por una organización llamada Hermandad, corriente cristiana de la socialdemocracia sueca. Desde el vamos suena infinitamente peor que el Tea Party. Assange, despertate querido.

Se entiende: el Tea Party o las Hermanitas de la caridad socialdemócrata pueden tener un encanto morboso. Pero Assange no tuvo mejor idea que entreverarse… con dos. Da lo mismo si sucesiva o simultáneamente, se trata de un crimen llamado “violación”.

Aclaremos aunque nos invada el estupor: ambas se entretuvieron pública y ostensiblemente con Assange, se jactaron de su conquista, e incluso admitieron “relaciones sexuales consentidas” con él ¿Y entonces? Bueno, no se impacienten que una de ellas lo explica: lo que pasó es que empezaron bien, pero “terminaron como un abuso”.

Ajá.

No, esperen, no se trata exactamente de “violación” sino de un concepto legal sueco –lo juro– denominado algo así como “sexo por sorpresa”, o “sexo inesperado”. No empiece a reírse porque va a terminar llorando.

El concepto subyacente es más bien simple: la mujer es un ser etéreo, la menor ofensa la hiere de manera irreparable y exige sanción legal. Por omisión, negligencia o activa brutalidad Ud. ha tenido la osadía de dejarla, o de fijarse en otra, o de no fijarse en ella lo suficiente, o de no garantizar su absoluta comodidad. Como si tuviera el menor derecho. Ud. ignora que el placer masculino es algo por lo que se debe PAGAR. Pagar como sea, pero jamás de los jamases un varón puede disfrutar de nada si no es pagando ¿no lo sabía? Piénselo un poquito.

Pero para aventar suspicacias que a nada conducen, esta señorita hizo una entrada en su blog titulada: “Siete pasos para una venganza legal” en la que cuenta cómo arruinar a cualquier tipo que a una se le meta entre ceja y ceja. Anna Ardin, que así se llama esta señorita, es una feminista convencida.

Miren qué chica confiable, qué mirada franca, qué dulce refinamiento. Y qué historial rectilíneo. Sí: evidentemente el amigo Assange es muy ingenuo.

Así que el feminismo ya puede contar con otro resonante triunfo, que es precisamente el que todos esperábamos ¿no? La religión como represora de la sexualidad a estas alturas ya da pena, el feminismo está haciendo un trabajo para cortar de raíz cualquier acercamiento entre varones y mujeres que podemos reírnos de curas, ayatollahs y pastorcillos de toda especie. Y de paso ha servido para meter en cana a Assange.

El feminismo es la golosina de la izquierda emasculada. Una golosina envenenada.

Me gustaría saber si alguien en la izquierda está replanteándose algo acerca del asunto, si todo esto no es todavía suficientemente claro. No se trata de Assange, esto ya ha ocurrido innúmeras veces con muchos varones menos conocidos. La mugre sueca simplemente se preguntó cuál era la manera más fácil de meter en la cárcel a un tipo, y la respuesta está servida.

Décadas de escribir idioteces, de entretenerse con basura conceptual. Décadas de pedantería multipalabrera, de análisis sobre lo minúsculo, de sesudas moditas. Incluso la izquierda más pensante se negó a romper con el feminismo pensando que a lo sumo era un lastre, un mal menor al que sería impolítico denunciar.

Ahí está el monstruo, a ver quién se decide al menos a verlo, en medio de los graves problemas que ya tenemos.

3.12.10

Uiquilics!





Ya me parece que es momento de que cuanta más gente lo conozca, mejor. Para él y para todos.

El imperio decae, y en su decadencia se muestra cada vez más desesperado y menos cuidadoso. Uno hubiera podido esperar una campaña de desprestigio de esas, pero no. No se han tomado realmente el menor trabajo por disimular que lo quieren muerto cuanto antes.

Suecia, ese país tan transparente en el que hace 21 años están buscando al asesino de un primer ministro, le armó una causa por supuesta violación. E Interpol está en alerta roja, buscando por todo el planeta al único violador que realmente vale la pena. Es todo ferozmente ridículo, pero es así, se llama "mundo libre", un lugar en el que puedes decir lo que quieras siempre y cuando a nadie le importe.

Quienes lo quieren matar lo acusan de poner vidas en peligro, cerrando así magistralmente el argumento: Julian Paul Assange pone ciertamente vidas en peligro, al menos la suya propia. Acusarlo de violación apenas días después de la filtración demuestra una falta de paciencia increíble, o una enorme confianza en que el nivel de inteligencia de la especie humana ha caído seriamente.

Ya no hay que ser guerrillero para que te maten, ahora abrir la boca es delito en plena democracia mundial. No se le puede perdonar que haya dado semejante patada en la ingle a una inmensa cantidad de hijos de puta, lujo que en el mundo de hoy nadie puede darse. Este tipo es un dandy.

Así que vamos a recordar a este gringo de aspecto pop. Es indudable que no le falta nada en lo que a valor se refiere, dice que está preparado, que se lo pensó, que sabe la que se le viene encima pero que igual.

Así que me parece que a nosotros nos toca ayudar de alguna forma ¿no? Habría que organizar una campaña pro-Assange.

Porque si lo matan, entonces quiere decir que pueden matar a cualquiera. De nosotros, sí.

4.11.10

Los dos modelos del capitalismo argentino


El desarrollo del capitalismo argentino (y por extensión el latinoamericano) tiene algunas particularidades respecto del de otros países subdesarrollados. Desde hace siglos en Argentina dos modelos de capitalismo se han alternado: uno al que podríamos llamar "nacional–defensivo" y otro que podría definirse como "subdesarrollado sin complejos".

El capitalismo argentino "nacional" tiene como referente al sector de la burguesía más ligado a actividades productivas reales, propias de un desarrollo capitalista autónomo. En la época de Rosas los ganaderos tenían la fuerza económica para imponer un modelo de país diferente de aquél propuesto por los sectores más parasitarios de la burguesía agrupados alrededor de la oligarquía portuaria. Mientras los saladeros se dedicaban a una primitiva actividad de producción, las "gentes bien" de Buenos Aires constituían un mero parásito que no producía absolutamente nada de valor, limitándose a succionar rentas de la aduana.

Este fenómeno no es exclusivo de Latinoamérica sino de cualquier ex colonia. Si los EEUU lograron llegar a ser una potencia industrial, fue gracias a la victoria del sector avanzado de la burguesía sobre el sector rentístico tras la Guerra de Secesión, durante un momento económico internacional que permitió el desarrollo autónomo del capitalismo estadounidense.

Cambalache

En el siglo XX este sector avanzado de la burguesía argentina también puede identificarse con el sector industrial. Un sector industrial que por supuesto no puede compararse con el de los países desarrollados; pero no debe olvidarse el carácter especial del subdesarrollo argentino. En otros países (por ejemplo muchos africanos) la actividad industrial es prácticamente nula, limitada al tratamiento primario de las materias primas previa su inmediata exportación. La Argentina, y algunas regiones de Latinoamérica presentan sin embargo un desarrollo industrial más diversificado y dinámico, generalmente ligado a las grandes ciudades, conviviendo con regiones rurales en las que el "modelo africano" está en pleno vigor.

El "modelo africano" es precisamente el modelo subdesarrollado sin complejos, y es impulsado por el sector más atrasado de nuestra burguesía, ligado principalmente a las rentas financieras y al agro. Por su naturaleza estos sectores son nulamente intensivos en el empleo de mano de obra y aplicación de valor agregado, limitándose a vegetar y cobrar rentas. Toda su actividad política está dirigida a salvaguardar su fuente de ingresos, en el caso del "campo" basado exclusivamente en la posesión de los recursos naturales. Estas condiciones materiales de vida se reflejan en su particular psicología (brutalidad, explotación intensiva de una mano de obra no calificada, mentalidad feudal, etc.). Lógicamente el modelo de país con el que sueñan es una feliz factoría en la que un reducido número de familias monopolicen los recursos naturales, se encarguen de exportarlos y de contar los billetes. El 70% de la población argentina sobra. Este es el "modelo africano", aplicado exitosamente en países en los cuales la vida humana vale menos que un plato de comida.

El modelo propiciado por el sector más avanzado de la burguesía argentina en realidad no es un modelo… ni está propiciado. Se trata simplemente de la expresión de los intereses –siempre fluctuantes– de la burguesía ligada al sector industrial. Este sector ha visto crecer su peso político y económico en determinados momentos de la historia argentina, siempre gracias a factores externos, y no a un plan dirigido hacia un desarrollo más o menos autónomo del capitalismo argentino. Por el contrario, la "autonomía" de un sector de la burguesía argentina frente a la burguesía de las metrópolis ha sido siempre una sorpresa para ella misma.

Nos quedamos en el '45

En 1945, cuando las metrópolis del mundo estaban exhaustas por el esfuerzo de guerra, se produjo un impasse en la relación de la Argentina (y en general de todos los países latinoamericanos, particularmente México) con la burguesía de los países centrales. La necesidad de sustituir importaciones puso a la burguesía frente a una vía de desarrollo que tomó de la misma manera que se aprovecha cualquier nicho de negocio favorable.

Este fenómeno extendido en toda Latinoamérica produjo un nacionalismo democrático antiimperialista durante cuyo mejor momento los intereses de éste sector de la burguesía coincidieron parcialmente con los de amplios sectores campesinos y trabajadores. Es en este contexto en el que surgió el peronismo, en la figura de lo que la burguesía necesitaba desesperadamente: un político astuto y audaz. El peronismo es un régimen bonapartista, es decir: un régimen que la burguesía se da a sí misma cuando no sabe qué hacer, cuando en su propio seno la contradicción de intereses es muy fuerte.

El peronismo disciplinó a la burguesía argentina imponiéndole una dirección política relativamente autónoma a su desarrollo. Para mejor medir el significado del concepto "relativamente autónomo" siempre conviene echar mano de la comparación con el "modelo africano", en el que la burguesía es simplemente un club de propietarios de recursos naturales, en todo desligado de la población debido a la inexistencia de mercado interno, y por eso absolutamente dependiente de la exportación al extranjero.

Esta época favorable le permitió al peronismo como movimiento político ganar un capital importante de credibilidad entre la clase trabajadora. Capital que fue simétrica y prolijamente desperdiciado por la izquierda marxista. El Partido Comunista, una especie de club de amigos de la Unión Soviética dispuesto a hacer el papel de agencia política para la burocracia stalinista, calificó a esos obreros, que por primera vez en su vida tenían algo tangible y se disponían a protagonizar la política argentina, de "murga". Genial rasgo de ingenio.

Los ’50 y los swingin’ sixties

Por supuesto, este desarrollo autónomo de la burguesía argentina nunca fue planeado sino que se trató de un mero efecto. La prueba es que cesó ni bien lo hizo su causa. Para mediados de la década del '50 las potencias centrales recuperaron el nivel de su actividad industrial con EEUU como nueva potencia, y consiguientemente el sector más atrasado y dependiente de la burguesía argentina volvió a imponer su modelo de país en el cual la feliz factoría exporta commodities, los patricios mandan y la servidumbre a callar.

Cuando se habla del sector más atrasado o el más avanzado de la burguesía, no debe creerse que se trata de dos entes fijos. Si bien cada uno tiene sus ideólogos y figuras destacadas, la estructura que conforman es en realidad plástica e intercambiable; capitales generados en la industria pueden migrar a la actividad ganadera, o viajar desde la actividad financiera a la economía de servicios. Debe tenerse en cuenta que la burguesía es una clase, y que como tal su interés es común. Pero la inmensa variedad de regímenes burgueses posibles (neoliberalismo, populismo, fascismo) no expresa más que las profundas contradicciones que atraviesan a la propia burguesía.

Plástica e intercambiable, pero estructura al fin, el predominio del "sector avanzado" de la burguesía argentina tuvo su canto de cisne con el desarrollismo frondizista, último embeleco de la política burguesa tradicional en total bancarrota. A partir de la década del ’60 el Partido Militar impuso con éxito el modelo africano excluyendo políticamente al peronismo. Hasta la vuelta de éste en el ‘73, que con su capital político intacto se dispuso a...

A...

A comienzos de la década del '70 en Argentina el sector industrial de la burguesía hace rato que desde el punto de vista político está cómodamente en retirada, olvidado de toda veleidad nacionalista popular. Apenas se nota el sufrimiento de una pequeña burguesía esforzada que intenta hacer pie en el mercado local. Sin embargo hay que tener en cuenta que aún el país no ha recibido el mazazo más fuerte. Gracias al proceso de industrialización comenzado tibiamente en el '45, la clase obrera argentina gana peso numérico y económico. Los obreros del Cordobazo son los mejor pagos del país, participan en más del 40% del PBI. La actividad industrial ha creado una clase obrera relativamente fuerte que se dispone a arrancar el país de manos de la burguesía, o al menos a recuperar lo que considera su derecho: vivir dignamente.

La izquierda marxista argentina ha tenido históricamente dificultades para tomar nota de este hecho más o menos evidente; dificultades que alcanzaron incluso a su sector revolucionario más lúcido. De este error deriva la incomprensión del fenómeno peronista, incomprensión que la izquierda pagó y seguirá pagando muy caro.

A la vuelta de Perón el contexto económico internacional ya no permitía ningún atisbo de desarrollo autónomo para la Argentina (el plan de Gelbard fue el último manotazo de ahogado). Perón, político burgués al fin, utilizó su capital político en beneficio de aquellos a quienes jamás dejó de servir, imponiendo un régimen policial-terrorista en el que los únicos privilegiados son los muertos.

El proceso revolucionario argentino vio establecer un canal de diálogo entre el peronismo revolucionario y la izquierda marxista. La derrota que trajo el golpe del ’76 también supuso una descomposición de esos vínculos y la pérdida de todo potencial revolucionario de la militancia peronista durante mucho tiempo.

King Africa

A partir de 1976 el modelo africano hizo enormes avances. Cabe recordar el efecto que esto tuvo en la industria y el preclaro aserto neoliberal: "La mejor política industrial es no tener política industrial", reformulado más toscamente por Martínez de Hoz: "Da lo mismo fabricar acero que caramelos".

Con la clase obrera aterrorizada, atada de pies y manos, y la población trabajadora obligada a aceptar una política de ajuste tras otra, los trabajadores perdieron la iniciativa política, que no recuperaron ni siquiera con la vuelta de la democracia en 1983. La palabra "ajuste" se convertiría en una letanía.

El período menemcavallista significó una profundización del modelo africano hasta límites intolerables, lo que llevó a la crisis de 2001. Como lógica consecuencia, la Argentina vio crecer una masa de desempleados nunca vista, y es instructivo leer lo que Trotksy afirma acerca del crecimiento de la masa de desempleados, un cáncer peligrosísimo para la clase obrera.

Hijo de esta crisis es el nuevo peronismo encabezado por los Kirchner.

Vuelta a empezar

Hoy el fenómeno populista se repite nuevamente en toda Latinoamérica, con una revitalización del sector avanzado de la burguesía. La actividad industrial –que había llegado a un punto bajísimo– cobra un nuevo dinamismo, con el consiguiente aumento de la masa de trabajadores empleados. Nuevamente la izquierda marxista tiene dificultades para entender un hecho muy evidente: la revitalización del proyecto industrialista, con todas sus limitaciones y contradicciones, es objetivamente una buena noticia para la clase trabajadora. Las impresionantes manifestaciones frente a la muerte de Nestor Kirchner confirman el dato, mientras la izquierda continúa absorta en el examen de su ombligo.

No se trata de negar el carácter burgués de este proyecto, ni de aferrarse a él. Se trata de defenderlo como un trampolín que la clase trabajadora puede utilizar para ganar peso político y económico con vistas a su organización y autonomía política, imposibles bajo el modelo africano.

Las razones de este resurgimiento populista son varias, pero quizás la más importante es la debilidad del imperio americano. Sumido él mismo en una crisis económica sin precedentes, drenado por dos frentes de guerra en los que está empantanado (Irak y Afghanistán), EEUU necesita estabilidad en el "patio trasero"; no puede abrir otro frente directo de conflicto con una decena de países así que se limita a operaciones de baja intensidad: golpes de estado relámpago, revueltas policiales, oposición política salvaje, etc. Cuenta con la eternamente patética "clase media", sector de trabajadores privilegiados generalmente agrupado en núcleos urbanos congénitamente incapaz de identificar sus intereses reales y ariete político del gran capital en la ridícula creencia de que tiene algo en común con este sector. Sabemos bien lo que le espera a esa "clase media" una vez que se imponga nuevamente el modelo africano. Pero la TV y los medios de estupidización masiva hacen un buen trabajo a pesar de que este sector disfruta hoy de un bienestar que creía perdido para siempre.

Y como siempre... la izquierda

En este contexto la izquierda marxista vuelve a hacer un papel nulo. Incapaz de explicar el profundo conflicto que sacude al país, se limita a tocar la trompeta en solitario, exigiendo a la clase trabajadora que se enfrente a quienes objetivamente han hecho más por ella. El asesinato del militante Mariano Ferreyra, conscientemente o no, corta todo atisbo de comunicación entre la militancia kirchnerista y la izquierda, escenario que la burguesía teme como a la peste. La astuta dirigencia del PO no sospecha la intención de la amplia cobertura mediática que dieron a este hecho medios que jamás se han preocupado por la muerte de militantes de izquierda, creyendo ingenuamente que se trata de su propio crecimiento político. Como en el ’45, la izquierda actúa en beneficio del enemigo más peligroso de la clase obrera.

Y también como en el '45 está presente el sonoro ingenio. Haciendo gala de una soberbia pareja a su estrechez mental, la izquierda se complace en burlarse estúpidamente del obrero peronista con chanzas como "Cristina Capitana". Insiste una y otra vez en el carácter burgués del presente gobierno como si eso bastara para igualar a todos los regímenes burgueses de la historia, ignorando toda diferencia táctica y estratégica entre las conductas que la clase debe adoptar en cada caso.

La historia se repite: el peronismo vuelve a ganar capital político entre los trabajadores, y la izquierda a perderlo. Las enormes manifestaciones de apoyo tras la muerte de Néstor Kirchner no han dado a la izquierda el dato fundamental respecto de dónde se encuentra la clase trabajadora en la geografía política, y cuál es el modo de hacer pie en ella. Objetivamente la izquierda marxista se ve beneficiada por el aumento de obreros empleados en la industria, pero piensa que eso es un acierto de su política cuando en realidad es un efecto de la política desplegada por este gobierno.

Lo único que sí ve la izquierda marxista –fenómeno no percibido por la militancia kirchnerista– es que este modelo tiene fecha de vencimiento. Porque como siempre, se trata de una coyuntura favorable en la que la burguesía "nacional" intenta pescar a río revuelto.

No se puede negar la lucidez, firmeza y gran capacidad política de Cristina Fernández para encuadrar esta tendencia en lo más parecido a un proyecto. Basta escuchar un discurso de ella para darse cuenta de las diferencias que la separan de la caterva de ignorantes que ha gobernado la Argentina en los años precedentes. Los berridos de odio de un puñado de gorilas, gordas dementes, moluscos oportunistas, privilegiaditos subde y meros delincuentes suenan con recio contraste frente a la sobriedad e inteligencia de esta mujer.

Pero como siempre en política no se trata de individuos sino de clases. El sector avanzado de la burguesía está haciendo excelentes negocios, pero es consciente del peligro que significa la organización y crecimiento de la clase obrera. Socialmente hablando no puede hacer nada, porque es parte de un proceso que no puede evitar, pero políticamente hace todo lo posible por poner trabas al crecimiento de su autonomía política.

Es el propio peronismo el que debe encargarse de eso, y es por eso –la izquierda marxista podría ventajosamente señalar este hecho a la militancia kirchnerista- que el enemigo más peligroso de este gobierno se encuentra precisamente en las filas del propio movimiento peronista, al que Cristina Fernandez mantiene disciplinado no sin esfuerzo. En este sentido la muerte de Néstor Kirchner es una mala noticia, y si CFK desea mantener atados a los intendentes del conurbano, una buena idea sería poner a alguien tan cuidadoso de las formas como Guillermo Moreno.

El problema que la izquierda no se plantea es qué va a reemplazar a este modelo. Posiblemente el PO piense que los medios de comunicación se han vuelto revolucionarios y se disponen a catapultar a Altamira al poder, pero la burguesía ve bastante más lejos. Con la caída del modelo industrialista y la vuelta al modelo africano, la izquierda quedará nuevamente arrinconada, sin clase a la que dirigirse.

La fortaleza de este gobierno depende de la viabilidad del modelo industrialista. Pero este modelo tiene contradicciones profundas que el asesinato de Mariano Ferreyra dejó al desnudo. Los mismos matones de la burocracia sindical que hoy disparan contra un militante del PO, mañana dispararán contra un trabajador peronista. Y ni la izquierda ni la militancia kirchnerista tendrán respuestas.

El modelo africano de capitalismo argentino propicia la desaparición de la clase obrera y su reemplazo por una masa de desocupados crónicos que se maten por obtener bolsones de comida. El deber de la izquierda marxista es evitar por todos los medios la consolidación de este modelo. La lucha de la clase exige antes que nada su existencia, hecho más bien obvio que es algo molesto tener que consignar. La lucha de la clase combina sin contradicción la preservación de las conquistas logradas, la exigencia de mayores concesiones, y la lucha por el poder. Despreciar las dos primeras, e identificar lo último con el voto al PO es un error de peso.

Si la izquierda no lucha por la supervivencia de la clase obrera, entonces jamás obtendrá la confianza de ésta en la lucha por el poder.

17.10.10

Saludo a los trabajadores franceses



Merecido porque hace cuatro días que en Francia se oye soplar el viento y no mucho más. A nadie se le ocurre ceder. El motivo oficial es la defensa de la edad de jubilación, que la burguesía francesa quiere aumentar alegando "razones demográficas", bella forma de imponer políticas, si al fin y al cabo la gente muere por meras razones biológicas.

Pero lo que hay de fondo es más. La burguesía está representada aquí por un empleado notablemente incompetente. Su acomplejada arrogancia y su falta de percepción lo hacen un mal político. De lo que se trata aquí es de su estabilidad en el puesto. Y esto sería un paso importante, si se logra, hacia la comprensión de que el problema es político a gran escala. A escala de clases.

No se advierte desgaste en los manifestantes, que ya han salido a la calle en un número superior a dos millones en toda Francia, más grande aún que el de la última protesta. Los trabajadores franceses responden a la burguesía que ella misma está comprendida dentro de esos estudios demográficos, e imponen al poder del estado burgués la fuerza de los hechos: sin nuestro trabajo, no hay riqueza. No hay yates, no hay fiestas, no hay agua ni luz, Carlita Bruni frunciría el ceño y hasta pondría cara de algo.

Es el trabajo lo que mantiene todo esto andando amiguitos, sin trabajo ese papelito con números es eso: un papelito con números. Nuestro trabajo. Y estos hijos de puta quieren subir la edad de jubilación por "razones demográficas", mirá vos.

En Francia se escucha la palabra victoire como una contraseña que señala un camino. Es para todos.

30.8.10

Los mineros chilenos y la ubicua "perspectiva de género"


La tragedia de los mineros chilenos es difícil de digerir. Son esos lugares frente a los que la imaginación retrocede aterrada. La desazón que nos asalta cuando nos atrevemos a darle algo de vida a la idea, de estar con ellos de alguna desesperada forma, es un reflejo demasiado pálido. Una de las cosas que podemos y debemos (si me disculpan el molesto tono asertivo) hacer es no olvidarlos y exigir que sean rescatados con vida.

Tampoco estaría de más identificar responsables, ya que las fallas geológicas habían sido advertidas por los trabajadores, y despreciadas por gente mucho más sabia y valiosa que ellos. Por eso cada uno está donde está.

La realidad tal como la conocemos ha puesto a los mineros a 700 metros bajo tierra, en unas condiciones físicas y psicológicas durísimas, sometidos a una prueba que significa tortura y grave riesgo para sus vidas. Y quienes están muy lejos, en las soleadas alturas de impecables y modernos edificios, cuentan billetes. Muchos billetes. Pero no es esto lo que quiero señalar, que ya es un poco ocioso por evidente.

El detalle que despierta mi curiosidad es una frivolidad que seguramente encantará a cualquier posmo políticamente correcto interesado en estas cositas: ¿podría analizarse esta situación desde una perspectiva de género?

Porque... caramba, no he visto ninguna perspectiva de género aplicada a este caso. Gente que se apresura a analizar cualquier situación bajo la lente del famoso género parece muda frente a esta. Intentaré explicarme mejor.

Los plurales terminados en "os" han sido objeto de análisis de género muy sesudos y extensos. Otros tantos aspectos como la vestimenta, ciertos giros verbales, usos y costumbres, etc. fueron ya señalados como increíblemente dañinos para la mujer sin que sea permitido dudar de su relevancia. Y para hablar de algo más cercano al tema: la desventaja que sufre el género femenino en el mercado de trabajo es un hecho que nadie se atreve ya a discutir.

Cuando en ocasiones (recuerdo algunos debates en este blog) yo mismo he sacado a colación el tema de la minería -trabajo asignado exclusivamente a varones- sus riesgos, sacrificios y efectos devastadores en la salud; la respuesta que invariablemente he recibido es que se trata de un "privilegio masculino", que son los varones los que usurpan estos envidiables puestos de trabajo dejando fuera a las pobres féminas.

Y esto –que es una redonda imbecilidad- me lo ha explicado con toda seriedad gente más inteligente que yo. Lo digo sin ironía, porque cuando una imbecilidad se instala en el cerebro de una persona inteligente es porque la fuerza de prejuicios muy poderosos la ha puesto allí. A esa gente pagaría dinero si fuese capaz de impartir a estos mineros un breve curso para explicarles que esta ordalía infernal por la que están pasando es fruto de un privilegio del que disfrutan. Ingenio para retorcer argumentos seguro que no falta, habría que ver cómo andamos de vergüenza.

Este infierno que sufren los mineros no es nuevo; es conocido de sobra por muchos especialmente en la izquierda política. Y se trata ¡oh! de una situación exclusivamente reservada a varones. Sólo a un varón puede tocarle vivir este tipo de explotación particularmente brutal. Pero ya vamos a esperar que en la izquierda alguien tenga siquiera la curiosidad por ver qué ocurre si se analiza el asunto con un poco de equilibrio, qué implicaciones tiene esto a la hora de repartir sacrificios y cargas entre varones y mujeres, qué significa exactamente "igualdad".

Y por supuesto, no cometeré yo la impudicia de reivindicar como mío el riesgo de caer en esa situación, de identificarme con ellos a causa de mi género y osar ponerme en el lugar de opresión que ellos sufren. Demasiado bien sé que mi clase social me aleja de semejante riesgo. Y digo esto dirigiéndome explícitamente a quienes festejan el "Día de la Mujer" (¿?) celebrado en honor de un grupo de mujeres que no fueron reprimidas por ser tales sino trabajadoras y huelguistas; mujeres a quienes sin duda indignaría saber que el trajecito del dichoso día se lo pone hasta Sarah Palin. Y con todo derecho, puesto que es tan mujer como ellas.

Lo que me revuelve el estómago es la hipocresía de quienes hablan de "igualdad entre los géneros" poniendo la atención en casos selectos, como si la realidad hiciera un extraño switch cada vez que toca hablar del varón, el género sin género. Que "igualdad" tiene un significado amiguitas, amiguitos, amiguit@s, amiguitXs: ser iguales significa compartir derechos y también deberes; placeres, penas, esfuerzos, riesgos, problemas y soluciones. Frente a casos como este el feminismo más beligerante –al que recordemos: los oprimidos, hombres y mujeres, le importan un divino bledo– hace lo que supone es una hábil finta y empieza a parlotear acerca de "la igualdad" y "la diferencia" poniendo en millones de palabras lo que cabe en tres: "cuando me conviene".

Y como se trata del género sin género, los mineros chilenos no son varones, son simplemente "gente". El hecho de que sean todos de género masculino, y el hecho de que sólo al género masculino le estén reservadas esta y otras muchas situaciones espantosas obliga a los bienpensantes a una pirueta harto ridícula que consiste en declarar "privilegio" todo lo que le toca al varón, así sean cosas como esta. El "feminismo de la igualdad" señalará a los mineros como infames detentadores de privilegios, mientras que el "de la diferencia" vendrá a decir que al fin y al cabo no somos iguales, así que aquí podemos dejar a la sociedad "patriarcal" intacta y sus valores en pleno vigor. Pero ¿qué ocurriría si se tratase de un grupo de mujeres sufriendo por un oficio que sólo las mujeres realizan? ¿Qué no se diría del sufrido género? ¿Cuántas impúdicas con y sin anteojitos hablarían de "nosotras" en Página/12?

Espero que los compañeros mineros chilenos (y "compañeros" tiene aquí un significado estrictamente político) sean rescatados vivos, todos. Los mineros chilenos hacen este sacrificio atroz por sus hijos y sus mujeres sin que la caterva de moluscos* intelectualoides del feminismo apile sobre ellos -en tanto que varones- otra cosa que acusaciones y ni un mísero reconocimiento relacionado específicamente con su género. Fuerza física para levantar el dedito no les falta, para poner el lomo ya están ellos.

Y que los responsables paguen a ellos y a sus familias el equivalente de lo que están sufriendo.

A ver quién lo calcula.

* Molusc@s, si lo prefieren. Pero ojo que muchos son hermafroditas, así que a no embrollarse.

19.7.10

A un año de la rebelión de los tintoreros - Nipomarxismo criollo



Fuente: http://www.ciudad.com.ar


Un reclamo de la pequeña burguesía en contra de la "clase política" puede ser justo, progresista y estratégico para la clase trabajadora.

Un buen ejemplo son los tintoreros tradicionales, casi todos de origen japonés, que hicieron una original protesta en Buenos Aires, arreglándoselas para hacer mucho ruido, brindar una demostración estética y juntar gente.



Esto fue hace casi exactamente un año.

El caso es que los tintoreros tradicionales fueron siempre referencia del barrio. La llegada de las "tintorerías ecológicas" es un efecto perverso del poder del gran capital.

Porque las famosas "ecológicas" utilizan percloroetileno, que según la IARC (International Agency for Research on Cancer, parte de la OMS), está clasificada como un carcinógeno de grupo 2A, o sea probablemente cancerígeno para los humanos. Concretamente:

Hay evidencia para asociaciones consistentemente positivas entre exposición a percloroetileno y riesgo de cancer oesofágico, cervical y linfoma no-Hodgkin. Estas asociaciones se muestran como difícilmente debidas a la casualidad, aunque no pueden excluirse errores y el grupo de estudios combinados es relativamente pequeño

Fuera del reparo final (y cabe preguntarse por qué no se hacen más estudios, ya que los peligros son grandes), está claro que no se trata de un producto confiable y mucho menos ecológico. El informe completo habla también de incidencias en la fertilidad masculina y abortos espontáneos.

Pero resulta que una hermana de Gabriela Michetti luce gracias a su brillante carrera profesional un interesante CV. Según informa el blog de los tintoreros autoconvocados:

Silvina Michetti, vicepresidente Ejecutiva de 5 à Sec Argentina

Licenciada en Historia por la Universidad de Buenos Aires, y con un posgrado en Desarrollo Directivo en el IAE. Trabajó en el laboratorio de productos medicinales Vannier, durante dos años. Luego colaboró en la elaboración del business plan de 5 a Sec Argentina. Encabezó el start-up de la marca, y diseñó la estrategia de organización interna, negociación con hipermercados, creación de créditos para franquiciados y coordinación de las gerencias de franquicia y la gerencia de locales, teniendo a su cargo unas 150 personas. Desde principios de 2001 está abocada al desarrollo de 5 à Sec en América Latina, logrando comercializar en seis meses licencias en Chile, Méjico y Puerto Rico.


El dato es significativo si reparamos en el hecho de que en 2005 el gobierno porteño impuso la ley 1727 recategorizando como "industrial" lo que es en realidad un comercio familiar. El objetivo fue imponerles un montón de regulaciones sorpresivas, cobrar multas abusivas de hasta 50.000 pesos, y cerrar por la fuerza muchos establecimientos. Y lo peor es que el objetivo es generalizar el uso de percloroetileno en la actividad.

Se arruina el pequeño comercio, se destruyen fuentes de trabajo, se generaliza la contaminación. Es difícil ser más perverso.

Unas cien tintorerías de barrio cerraron hasta que los tintoreros tradicionales salieron a la calle.

No tengo que decir que esto es una muestra más del efecto letal del capitalismo sobre el tejido productivo y de la influencia de la gran burguesía en las decisiones políticas.

Tampoco tengo que decir que gobiernan políticos dependientes de los intereses del gran capital; en una palabra: miserables.

La japonesa es una cultura -adivinen qué- milenaria. No es casual que los tintoreros japoneses resistieran tanto tiempo: para muchos de ellos -según sus propias afirmaciones- su modo relativamente artesanal de producción es una forma de vida. La gran mayoría se interesó más por vivir tranquilamente de su comercio que por fundar un imperio a base de frenéticos codazos y pisotones. Y no por incapacidad competitiva (justo ellos...), sino seguramente porque su inteligencia les permitió ver que a veces y dado el contexto más dinero no es más felicidad.

Pero claro, esta pequeña burguesía también está bajo ataque. Los sectores más cultos de la pequeña burguesía pueden desarrollar reflejos combativos y progresistas. En este caso se trata de un vulgar acto de corrupción, pero es la corrupción inherente al gran capital que quiere hacer más dinero como sea.

Lógicamente pidieron que no hubiera banderías políticas, no llega a tanto su nivel de conciencia. Pero al marxista que quiera descartarlos diciendo que "son pequebús" (con esa suficiencia insoportable de ciertos militantes que no razonan sin un pendrive enchufado) no le vendría mal saber que eso es también culpa de una izquierda que no sabe articular tácticamente los intereses de la clase trabajadora con los de la pequeña burguesía cuando se enfrenta al gran capital. Y sin eso ni la clase trabajadora ni la pequeña burguesía lograrán avanzar a mediano plazo.

El problema de los tintoreros tradicionales es una ley, pero el fondo de esa ley son los intereses del gran capital. Si el gran capital triunfa sobre ellos, la concentración de capital se hará más fuerte y la posición de los trabajadores más débil. La alianza táctica entre los trabajadores y la pequeña burguesía está ahí.

Y además, que esta mafia se meta con los japos me revienta. Gente que trabaja para hacer un mango con dignidad y respeto sin joderle la vida al prójimo y con una discreta pasión por la belleza (se pudo ver en la manifestación) perseguida por estos piojos, da asco.

Así que aguanten Los Tintoreros:



Links:

Tintoreros Tradicionales Autoconvocados
Una reseña a un año de la manifestación.

5.7.10

Más muertos



Ya sabemos que otro chico –esta vez de 15 años- fue muerto por la policía. Balazo en la cabeza y por la espalda, como saben hacer los bravos defensores de la ley y el orden.

Las ridículas explicaciones posteriores sobre accidentes desafortunados no están destinadas a que nadie las crea, de hecho nadie las cree. Ni los familiares del chico, ni la gente con un mínimo de sentido común, ni tampoco los miserables que apoyan al policía, a los que su inocencia o culpabilidad les trae sin cuidado, sencillamente convalidan el asesinato de manera más o menos abierta.

Bariloche es una ciudad de contrastes, con gente que hace buen dinero gracias al turismo, y gente que participa de la pobreza argentina general. Estos últimos son, por así decirlo, material de descarte. Si mueren mala suerte y a otra cosa, mientras no se toque a la gente decente.

Más muertos. Ya suman muchas decenas los jóvenes que mueren en "democracia" no por ser guerrilleros, ni siquiera por comunistas; mueren porque la policía puede matarlos impunemente gracias a un sistema judicial podrido hasta la náusea. Y ya son muchas las familias que han enterrado a sus hijos sin ver ni un asomo de justicia, sufriendo en muchos casos las amenazas mafiosas y aguantando.

Más muertos. El padre del chico –según lo que leí en los diarios– pidió que no suelten a su asesino porque "no sabe lo que va a hacer" si eso ocurre. Y es perfectamente entendible; son muchos los que no saben qué hacer frente a tanto dolor. No sé si alguien toma nota, si es que nos damos cuenta de lo que pasa, pero yo creo que es muy claro: más y más violencia ejercida con toda impunidad y sin otro motivo aparente que sembrar el terror en un sector definido de la población, que casualmente es el más débil.

Más muertos. Si alguien piensa que el crecimiento de esta cifra es indiferente en términos de violencia social, me parece que se equivoca. Estamos en "democracia", por suerte no hay violencia política ¿verdad? Esperemos entonces que no haya algún "violento" que se tome la justicia por mano propia en lugar de esperar pacientemente a que nada ocurra mientras se le ríen en la cara.

Más muertos. Paciencia ha habido infinita, ni un solo asesino ha sido asesinado, por suerte nadie ha declarado una guerra abierta a estos animales. Lo que quiere decir que en términos sociales la Argentina está siendo muy afortunada. Para no seguir jugando a la ruleta rusa, no estaría de más que alguien que mató por la espalda a un chico pague con cárcel efectiva. No mandar a la cárcel a un asesino es violencia, la Argentina es un país violento, y si esa violencia no se generaliza no se debe precisamente a las autoridades ni a los responsables de proveer orden, seguridad y justicia sino gracias a la responsabilidad, el temple, la paciencia y el sufrimiento ahogado de muchas personas que esperan –aún esperan– que esa justicia sea algo más que una palabra.

La justicia no tiene por objeto sólo compensar a las víctimas sino algo más importante: mantenerlas dentro del sistema. No se puede pedir respeto por las reglas si quien debe hacerlas cumplir no lo hace. Pedir cárcel para el asesino no es pedir sólo justicia, es pedir una sociedad con un futuro algo menos incierto.

8.6.10

Otro post antisemita



Parece que nadie está a salvo de la furia de estos tipos.

Un hecho curioso: Israel podría tranquilamente haber dejado que los barcos llegaran a aguas sobre las que tiene jurisdicción y disparar allí. Tendría un argumento -pobre pero uno al fin- para justificar el ataque. Pero no, atacaron en aguas internacionales.

¿Torpeza? No, estúpidos no son. Se trata simplemente de un mensaje al mundo: nadie está a salvo. El matón del barrio va y golpea a quien se le da la gana sólo para avisar al resto, "puedo hacer lo que se me cante".

Si Ud. está en su casa, un comando israelí puede entrar armado hasta los dientes y pegarle un tiro. Luego dirán que fue un ataque preventivo y que Ud. amagó con atacarlos -esto es, defenderse- por lo cual su asesinato está plenamente justificado.

Por todos los medios de comunicación se fomenta el falso debate: ¿fueron atacados los soldados israelíes? Como si tuviera alguna importancia. Como si tuvieran el derecho de meterse donde sea sin encontrar la más mínima resistencia.

Por supuesto, no me mueve otra cosa que la furia antisemita, porque este blog hace amigos en todos lados, ya fue calificado de "judío" y "antisemita" por nazis y sionistas que al fin y al cabo pueden ir del bracito: huelen igual de mal.

Sólo resta decir que esto es una acción de guerra, y por lo tanto la resistencia armada contra el régimen fascista israelí está plenamente justificada.

Si a alguien le interesa comunicarse con el Obamalabarista para denunciar esta atrocidad, puede hacerlo aquí, desde el sitio de Jewish Voice for Peace. Sé que al Obamalabarista no le importará demasiado... pero si somos muchos quizás vea que enough is enough.

30.5.10

der Führer hat recht



Esto me va a traer problemas con el CC, pero la verdad es la verdad...



Tiene razón.

18.5.10

Los perseguidos, los independientes, y Magdy


Los perseguidos



Bueno, ya sabemos que un valiente grupo de periodistas ferozmente perseguidos por el poder fue recibido en el senado. Semejante acto de valentía no se veía desde que una delegación de judíos hizo oír su voz frente a Hitler en la mismísima Cancillería del Reich ¿Acaso Rodolfo Walsh fue a plantarle cara a los jerarcas de la dictadura en la Casa Rosada? ¡Já, qué va a plantar! Ese mandaba cartitas nada más. Estos periodistas en cambio se la juegan y van directamente a la boca del lobo. Todavía no sé cómo es que salieron vivos.

Y también sabemos la causa: unos afiches de gusto deplorable que tenían el tupé de decir la verdad. Lavadita, pero la verdad ¿A quién se le ocurre?

Independencia

Pero no tengo ganas de hablar de esto. Más bien me llamó la atención el uso del concepto "periodismo independiente". Se repitió tanto, tanto, que en un momento salí del trance causado por el mantra y me pregunté: ¿Qué corno es ser "independiente"?

Luego de mucho exprimir mi sesera llegué a una conclusión: efectivamente se trata de periodistas independientes.

Y me remito a las pruebas: algunos de ellos departieron amablemente con Videla, luego apoyaron a Galtieri, más tarde alabaron a Alfonsín, felicitaron a Mendes (no, no Sam Mendes), aplaudieron a Duhalde, sostuvieron a Chupetín de la Púa... Vamos, ¿qué más independencia quieren?

Porque "independiente" se puede ser de muchas cosas, y yo estoy seguro que ellos están firmemente convencidos de ser independientes. Dispuestos a cantar las loas de quien les llene convenientemente los bolsillos, proclaman esa que es su independencia. Independencia de todo valor, de toda ética, de toda honestidad; eso es también una independencia.

En cambio un periodista –por extensión, un individuo cualquiera– atado a una escala de valores, sujeto a la honestidad, adepto a una ideología o una visión del mundo que cree justa, ese no es nada "independiente" sino un fanático peligroso, un inexplicable loquito que no merece otra cosa que hostil desconfianza. Lo lógico, lo normal, es ser independiente, libre de esos molestos lastres.

Con sincera perplejidad ellos se preguntan qué tendrá en la cabeza un Rodolfo Walsh; qué extraño sortilegio (lavado de cerebro marxista, absolutos febriles) lleva a un tipo a abandonar la comodidad del dinero que se obtiene de una forma tan fácil como abrir la boca o deslizar la pluma para enaltecer a quien se debe, callar lo prohibido y decir simplemente lo conveniente. Bueno, tampoco tan fácil porque es un trabajo duro: la competencia es enorme. Pero vamos, es siempre más lógico decir "yo laburo de esto"; "esto" es para ellos periodismo: decir lo que se les indica.

Porque a poco que reflexionemos, la tal independencia no existe. Toda independencia (toda libertad, me atrevo a un concepto más extenso) de una cosa implica férrea sujeción a otra. El asunto es cuál y cuál. La independencia tiene su precio, la de ellos también, no se crean. Miren esas facciones descompuestas y verán las angustias de quien debe esforzarse mucho en complacer al amo. Es así como Néstor Kirchner es Hitler, Cristina Fernández de Kirchner está demente y así todo sirve ¿Que es mentira? Pero caramba ¿y eso le importa a quién, si al fin y al cabo somos saludablemente independientes?

International Magdy

Y hablando de facciones descompuestas (es que realmente parece que a esas caras las pisó un desfile) merece un comentario esta mujer, modelo del chic subde que imita ese acento gangoso de gran prestigio en algunos barrios decrépitos.

Retrocedamos a 1990; empezaba una de las décadas más chatas, angustiantes y de peor gusto en nuestras vidas. Cumbia bailada por rubias taradas, la grosería hecha norma y una chillona podredumbre eran el marco adecuado para una Argentina gobernada por la mafia sin intermediarios.

Surgía adecuadamente la revista Noticias Falsas, dirigida a la tilinguería de bolsillitos apenas llenos que se vaciaban un poquito más para sentirse en el First World. Este manojo de papeles abrochados se presentaba como un símil de las "revistas internacionales" que –en un ataque de provincianismo frenético– copiaba y copia servilmente el diseño de Time.

En definitiva: la Argentina se convertía en un país, además de miserable, ridículo. Y esta mujer era la cara perfecta del pobrecito Banana Shopping nacional:*



Hoy ya resulta graciosa esa pomposa acumulación de menesterosas mersadas ("¡Como en el primer mundo...", que faltó agregar: "...pero en el culo del mismo!") y la de giles que las compraron; pero conviene no olvidar: hoy no es mucho mejor que ayer.

Y de toda esta miseria quiero rescatar una frase. Porque a veces una frase sirve para definir a la persona; y Magdy dijo una que más que pintarla, la fotografía:

"...Bueno, con toda la cosa así cultural y de entretenimiento que tienen por ejemplo las revistas internacionales..."

TODA

LA COSA

ASÍ

CULTURAL

Sic (sick).

Ay.

Todavía pudo decir "toda la cosa cultural", o "la cosa así cultural", pero no: la frase es perfecta. No es mal uso del lenguaje, no. Al contrario: es el lenguaje expresando con puntual detalle la más acabada postración moral, intelectual, estética y casi diría orgánica si no fuera porque el organismo se limita a durar.

¿Cómo extrañarse de que luego se viniera lo que se vino?

Yo no deseo que gente así muera, ni que desaparezca. Por otra parte ya es demasiado tarde. Sueño en cambio –si me permiten– con un mundo en el que gente así nunca haya existido.

Ambiciones descabelladas, ya sé.

Buenas tardes.

* El video está ofrecido originalmente en www.resisteunarchivo.blogspot.com, que recomiendo como excelente recopilación de material histórico - nostálgico, pero también político, que al final es todo lo mismo, vea...

14.4.10

May Lola cure you



Diversas menudencias me entretuvieron offline, varias agradables pero una no: angina machaza. Un simpático grupo de virus decidió instalar una colonia de vacaciones en mi amígdala izquierda, así que unas bacterias con toda la onda montaron una rave en la derecha. Llegó la policía leucocita y batalla campal. Yo, extraño a todo esto, me entretenía en descifrar los misterios de la evolución; al parecer estos infraseres no comprenden que se están metiendo con el Rey de la Creación, expresión que distingue a la especie humana como la única capaz de ser sofisticadamente bobalicona.

Pero por suerte somos monos ingeniosos ¡Inventamos los antibióticos! Y me parece que esta experiencia la ha hecho cualquiera que haya pasado una enfermedad, a saber: viene el médico y receta sin mucha pompa un antibiótico y alguna otra pastilla más para una enfermedad que es desagradable (en mi caso realmente una ordalía) mas no mortal. Rutina.

Pero uno es curioso, y además es un acto de responsabilidad leer un poco lo que uno se va a meter en el cuerpo. Así que agarra el prospecto y lee:

Lea todo el prospecto detenidamente antes de empezar a tomar este medicamento

Ajá, está dirigido a mí. O sea que el doctor me lo recetó pero yo tengo que leerlo antes de tomarlo. Supongo que esto funciona como una especie de contrato entre el productor del medicamento (laboratorios multinacionales preocupados por mi salud) y el puntual individuo. Sensato.

Leemos entonces y luego de algunas normales recomendaciones viene el sacudón: qué puede pasar si te lo tomás. Llamémoslo Mongomicina Comprimidos e inventemos los nombres de los principios activos, que es para todos más o menos la misma historia:

Antes de tomar Mongomicina – No tome Mongomicina Comprimidos:

-Si es alérgico a la pelotudamida mongocloruro o a cualquiera de los componentes de Mongomicina Comprimidos.


Hum, ya empezamos mal ¿Cómo cornos sé si soy alérgico a todos y cada uno de estos sofisticados nombrecitos? Debe ser que soy un pedazo de irresponsable que nunca se hizo un test para saber si la pelotudamida le hace mal o el mongocloruro lo deja para atrás. Pero la cosa se pone más siniestra:

Al igual que otros grupos de fármacos que actúan sobre el sistema nervioso central, puede producirse Síndrome Neuroléptico Maligno (SNM), caracterizado por fiebre, alteraciones extrapiramidales (síndrome de Parkinson, espasmos de los músculos de la cara, del cuello y de la lengua, incoordinación de los movimientos voluntarios y dificultad para mantenerse quieto), inestabilidad autónoma nerviosa y aumento de los marcadores de destrucción muscular

Ya el nombre Síndrome Neuroléptico Maligno me hace pensar en zombies. Por curarme una angina me puedo quedar haciendo muecas como la cabeza cortada de Luis XVI. La dificultad para quedarme quieto no me inquieta (jo jo) ya que soy más bien movedizo, pero no sé, los movimientos preferiría coordinarlos, ¿no? Como para no meterme el cigarro encendido en el ojo. En cuanto al resto, se supone que un ciudadano común sabe si tiene los extrapiramidales alterados, pero lo de la destrucción muscular es bastante explícito: no debe ser nada agradable.

Todo el párrafo parece ya una indicación del más elemental sentido común: "macho, mejor te tomás un vino, que eso mata todo". Lo interesante es que un prospecto tan meticuloso no menciona exactamente cuántos casos ha habido de gente a la que le haya pasado esto. Porque mucho reírse pero si lo mencionan es porque a alguien le habrá pasado ¿no? Obsérvese que encabeza semejante lista de síntomas tétricos un escuetísimo "puede".

Y después me vienen con el control de la marihuana.

Pero por suerte hay sensatas recomendaciones:

Por lo tanto, se deben tomar precauciones si aparece fiebre, uno de los síntomas del SNM, y se debe suspender el tratamiento (...) si se sospecha de SNM

Pero a ver hermano, ya tengo fiebre, lo normal cuando uno está enfermo ¿Semejante despelote causa el Síndrome Maligno ese y lo único que se te ocurre señalarme como señal de prevención es "fiebre"? ¿Y cuáles precauciones tengo que tomar, elegir el geriátrico y hacer testamento?

Y hay más:

En caso de producirse metahemoglobinemia (cuyos síntomas son coloración azulada de la piel y mucosas, náuseas, cefaleas, mareos, agitación, taquicardia y somnolencia) el tratamiento con pelotudamida deberá ser retirado inmediatamente y (...) tendrá que informar a su médico.

¿Coloración azulada? Tampoco en este caso me indican qué probabilidades tengo de quedar como un Teletubby apaleado, sólo me indican cortésmente que "puede fallar".

Todo esto debería ser suficiente, pero más adelante el prospecto describe los...

POSIBLES EFECTOS ADVERSOS

¿Y los de antes qué eran? ¿Efectos especiales?

Al igual que todos los medicamentos Mongomicina Comprimidos puede tener efectos adversos, aunque no todas las personas lo sufran.

Didáctico, y con el mismo nivel de precisión. A esta altura jugar a la ruleta rusa o irse de gira por Afganistán vestido de frac parecen opciones más predecibles.

- Este medicamento puede producir somnolencia, disminución del nivel de conciencia, confusión, alucinación, fatiga y diarrea.

- Pueden producirse síntomas extrapiramidales (...) especialmente en niños y adolescentes incluso después de una administración única del fármaco.

- Incoordinación de los movimientos voluntarios (potencialmente irreversible) durante o después de tratamientos prolongados (...)


"Potencialmente irreversible" es otra expresión que al parecer no necesita la menor explicación: te puede pasar y punto.

El párrafo subsiguiente brinda la primera precisión, por así llamarla: En muy pocas ocasiones pueden ocurrir: Y ahí se manda una serie de síntomas con los que no voy a aburrir, pero incluye crecimiento anormal de la glándula mamaria masculina, con lo que ya me estoy quejando por caprichos estéticos, lo sé.

Ahora bien, esto puede ocurrir en "muy pocas" ocasiones ¿Lo anterior es en simplemente "pocas", "algunas", "unas cuantas"...?

Todavía me queda el segundo medicamento: Garomperán 500 mg, con el que no voy a aburrir abundando, sólo una cosa es matemáticamente calculable: si tomando una pastilla me arriesgo con una fantasmal probabilidad a ligarme uno o varios "síntomas adversos", tomando dos esa fantasmal probabilidad se duplica.

Y una sutileza para mencionar en el prospecto de Garomperán 500 mg: sus posibles efectos adversos se cuentan por decenas, entre los cuales: alergias graves, visión borrosa, pesadillas, alucinaciones, infecciones en la boca por hongos, pérdida de la audición normalmente reversible con la interrupción del tratamiento (otra vez esos adverbios: "normalmente" quiere decir que "en casos anormales" te podrías quedar sordo de por vida) y otras bellezas. Pero simulando elegantemente esa precisión que ávidamente buscamos los divide en:

Más frecuentes

Menos frecuentes

En raras ocasiones

Excepcionalmente

Raras veces


Como ninguna de estas clasificaciones significa nada sino en relación a las otras según orden de aparición (sin contar con el hallazgo lingüístico que supone diferenciar "veces" de "ocasiones"), tengo que concluir que puedo quedarme sordo o desarrollar una alergia grave con una probabilidad que está en segundo lugar (menos frecuentes) respecto del total de rangos. Tranquilizador.

En definitiva: nos están informando con toda calma que puede pasar cualquier cosa.

Me pregunto sin ser ni de lejos un experto en salud pública sino desde el más chato sentido común: la gravedad y cantidad de todos estos sintomás adversos ¿no amerita una información mucho más precisa? ¿Qué ocurre si le toca a uno vivir algunas de estas fascinantes experiencias? ¿Qué regulaciones o protocolos se aplican para obligar a los laboratorios a limitar estos "efectos adversos"?

El pesado del blog

Seguramente el pesado del blog se mandará ahora una torcida perorata anticapitalista apoyada aviesamente en estas menudencias. Nada más lejos de mi intención: todos sabemos que el problema radica en el estatismo populista-chavista que gobierna el mundo y no permite a Sanofi Aventis o Boehringer Ingelheim o cualquiera de estas pujantes empresas desarrollar la iniciativa privada. Pobres.

De hecho se trata de una muestra acaso un poquito torcida de socialismo: cuando se trata de los bienes y las riquezas el capitalismo es celosamente privatista, pero a la hora de pagar deudas y sufrir males no hay sistema más socialista que el capitalismo.

Nos venden que el "libre mercado" es un sistema democrático. Esto sería cierto si en el mercado todos los actores tuvieran el mismo poder, pero no es así, por eso el famoso "libre mercado" no existe, es una ficción ridícula con la que nuestra experiencia diaria choca todos los días: el mercado está rigurosamente controlado. Los asépticos prospectos médicos funcionan como reaseguro frente a cualquier reclamo: ya sabés qué te puede pasar. Y no hay opciones porque nadie puede desbancar competencia mediante a multinacionales con una influencia demoledora, no es negocio sensato.

Por supuesto que si un laboratorio vende veneno puro no le será posible mantenerlo en el mercado, pero la posibilidad de afectar a sectores de la población débiles y sin influencia brinda a una multinacional un margen de maniobra cómodo para joderle la vida a más de cuatro sin pasar mayores problemas. Y estoy hablando del occidente "desarrollado", ya no de esos continentes de cuarta como Africa donde cargarse directamente a unos cuantos conejillos de indias es lo más barato.

Y por si fuera poco, ahí están los babiecas de "izquierda" que llaman a este efecto perverso del capitalismo sobre la salud pública "ciencia", y promueven la vuelta al chamanismo y la pelotudera brujeril. Porque encima de todo estos medicamentos representan un lujo que muchos no pueden darse.

Me quedo pensando cuánta gente habrá sido violentada, molestada, dañada temporal o permanentemente por estos "efectos adversos". Me quedo pensando si yo estaré entre los casos que zafan o los "más frecuentes", los "menos frecuentes" o los "raros muy rarísimos justo justo te tocó a vos, che".

Porque sí: es hora de tomar la phuking pastilla.

24.3.10

24 de marzo


Hoy se cumple otro aniversario de la derrota que sufrieron los trabajadores a manos de una burguesía asesina, prebendaría e inescrupulosa. Las corporaciones que defienden el privilegio de esta clase triunfaron para imponer un modelo de país siniestro cuya lógica perversa no fue aún desmontada. Los asesinos a sueldo de las fuerzas armadas, policiales y sus estructuras mafiosas paralelas continuaron la “gesta” que comenzó con el bombardeo de su propio pueblo en 1955. La iglesia católica –con excepciones individuales pero con una línea política inequívoca– impuso su modelo de censura e ignorancia recibiendo su parte del presupuesto del estado convertido en botín de guerra. Y los ideólogos del “nacionalismo” fascista (todos ellos hoy agitando la banderita del “campo”) brindaron en el Jockey Club por una patria que sin duda no es esa a la que Martinez de Hoz puso bandera de remate, mientras inclinaban la cabeza hasta el suelo al paso de Henry Kissinger.

Acabado el proyecto del Partido Militar, sus esbirros no pudieron evitar que parte de la ira popular los alcanzara. Hoy lloran mariconamente porque tienen que desfilar por los tribunales y se indignan porque sus amos no los salvan cuando ayer les entregaron la suma del poder público y la decisión de vida y muerte sobre cada ciudadano. Son tan idiotas que no se dan cuenta de que su papel comienza y termina exactamente en la defensa de los intereses de la clase opresora, que son vistos como meros empleados encargados de un trabajo más bien sucio e indigno que sólo por razones de mera propaganda se pintarrajea con la palabra “patria”.

Olvidan que ellos no son ni mucho menos parte de esa clase a la que defendieron como soldaditos obedientes, que la mayoría de sus apellidos carece de toda prosapia y muchas veces aun de dos generaciones de argentinos; defecto que los mandos superiores de las ffaa intentaron subsanar contrayendo matrimonio con mujeres de la oligarquía, que a su vez hicieron de cemento para unir el poder económico al poder de fuego: por eso una señorita de la aristocracia se casa con el hijo de un tano organillero que viste uniforme. La sangre azul es la sangre azul, pero los billetes son los billetes.

Esta clase podrida es la que todavía hoy gobierna, aun con este gobierno que –lo sostengo– es el mejor que tuvo la Argentina en más de 30 años. Lo que ocurre es que se trata de 30 años durante los cuales no hemos conocido mucho más que angustia. Es como decía Groucho Marx:

-Es Ud. la mujer más hermosa que he conocido... lo cual no dice demasiado.

Mientras esa clase no sea despojada del poder por los trabajadores, en Argentina no habrá otra cosa que lucha de clases enmascarada bajo diversas formas. Lucha en la que los trabajadores hoy no llevan ninguna iniciativa, por el contrario: son los representantes más parasitarios y atrasados de la burguesía, aquellos a los que basta haberse adueñado de una parte del territorio nacional para saquear sus recursos naturales sin más horizonte que el que marca la rapiña, los que echan más leña a la caldera del odio y la estupidez. Lo que tienen no les basta y nunca les bastará, porque la codicia no tiene fondo.

La llamada “clase media”, mezcla de pequeña burguesía y trabajadores privilegiados, disfruta de un bienestar como hace décadas no conocía. Sin embargo el dominio ideológico del gran capital le ha metido en la cabeza a un montón de descerebrados que deben votar en contra de sus propios intereses. Adivino que mucha gente declaradamente antikirchnerista está meditando cuidadosamente si al fin y al cabo no deberían votar al gobierno habida cuenta de lo que les espera si gana la oposición. Ten cuidado, que tus sueños no se vuelvan realidad, decía uno...

El gobierno enfrenta la arremetida apelando a los intereses de otra fracción de la burguesía ligada al sector industrial (o lo que en Argentina aún pueda llamarse así). Y el drama actual es que los partidos de la izquierda marxista –que se supone representan los intereses de la clase trabajadora– son incapaces de hacer una lectura adecuada de lo que ocurre, limitándose –en el mejor de los casos– a declarar que ambos bandos son fracciones de la burguesía y que por lo tanto el resultado del conflicto es indiferente. Dije “en el mejor de los casos” para no hablar del peor: sumisión indigna a los intereses de la Sociedad Rural.

Lo que no parecen haber aprendido los partidos marxistas es que los conflictos interburgueses afectan a los trabajadores objetivamente, y que la defensa de los intereses de los trabajadores exige que se identifique qué es lo que está en juego en cada caso.

La clase trabajadora debe tener una política independiente de los partidos burgueses, es cierto. Pero “una política independiente” significa entre otras cosas la defensa intransigente de sus intereses en el presente. Un ejemplo que espero la izquierda marxista haya asimilado: si la mamarrachesca “oposición” amenazara en este momento con un golpe de estado o cualquier interrupción del régimen democrático, la misión de los trabajadores sería sin duda defender –en defensa de sus propios intereses de clase, no de un “democratismo” abstracto– el orden constitucional. Sería suicida proclamar ante los trabajadores que “¡Se trata de un conflicto entre capitalistas, la salida es obrera y socialista!”.

Lo mismo ocurre con este conflicto. Es verdad que se trata de una disputa entre capitalistas, pero también es verdad que los intereses de una fracción capitalista coinciden parcialmente con los intereses de la clase obrera, mientras que la otra fracción capitalista quiere barrer lisa y llanamente con la actividad industrial y con ella a la clase obrera, convirtiendo a la Argentina un una republiqueta africana en la que un puñado de familias posean los recursos naturales con el objeto de venderlos al mercado internacional, mientras el 90% de la población se consume en la miseria.

Como ha ocurrido tantas veces a lo largo de la historia argentina, ante los ojos de una izquierda atónita los trabajadores votan una y otra vez al partido que ha sabido entender esto mejor que nadie: el peronismo.

Da pena leer al PO –tal vez el más lúcido de los partidos de la izquierda marxista– cuando escribe, refiriéndose a los cortes del ruta del “campo” y la posibilidad de enfrentarlos que plantearon algunas organizaciones oficialistas:

El gobierno (y sus secuaces del piqueterismo trucho y la burocracia sindical de la CGT y la CTA) ha montado una seguidilla de provocaciones, que van desde sus tropas de choque, la movilización de la gendarmería y hasta el aliento de ‘contra lock outs' de transportistas, para favorecer una mayor concentración de poder y una suerte de dictadura civil

El lock out del “campo” buscaba el desabastecimiento de alimentos y su carestía infinita (el lomo a 80 pesos, que predicaba De Angeli), lo que golpea antes que a nadie a la clase trabajadora. Que el PO se indigne con la expresión “hasta ‘contra lock outs’” y los denuncie como una maniobra para obtener “mayor concentración de poder” y “dictadura civil” tomando prestada la fraseología de la oposición demuestra la total desorientación de la izquierda cuando la lucha de clases concreta se desarrolla delante de su nariz. Piensan que la lucha de clases es algo que se desencadena sólo cuando ellos tocan la trompeta, no como un proceso histórico independiente de sus deseos, al que el partido de la clase debe servir, y no al revés.

Me encantaría que el PO explicara cómo un contra-lock out, una acción destinada a destruir un lock out patronal puede ser mala para los trabajadores. “Es malo porque no lo decidimos nosotros sino el gobierno” es precisamente la explicación del partido marxista argentino, que no entiende que el juicio sobre una acción cualquiera tiene que basarse en los intereses de la clase, y no sobre quién la lidera, sólo así se gana a la clase para el partido. Una regla de oro de cualquier partido marxista tendría que ser esta: los trabajadores tienen que participar en todo conflicto que toque sus intereses, así sea un conflicto interburgués, eso es precisamente “independencia política de la clase”.

Así estamos entonces en una situación en la cual a la izquierda del actual gobierno burgués hay una pared. Y esto es malo para los trabajadores, resignados a no tener aún un partido que identifique sus intereses inequívocamente. Esto merma las posibilidades de lucha y obliga a optar precisamente por el mal menor, reforzando el aislamiento de las opciones a la izquierda.

Romper este círculo vicioso implica antes que nada entender que la política revolucionaria no se agota en la verborrea estentórea de Jorge Altamira, que los intereses de clase se plantean no sólo en los conflictos fabriles sino también en la dirección general de la política actual, y que se enfrenta a un enemigo inescrupuloso, poderoso y dispuesto a todo con tal de extraer del trabajo humano hasta la última gota.

Así que la lucha no termina.

18.3.10

Yo acuso


Mr. Wilde se quedó corto: la realidad no imita al arte sino que lo supera hasta dejarlo reducido al nivel de una banqueta.

Pensaba que en materia de odio, histeria, ridiculez, resentimiento y baba venenosa respecto de este gobierno –que al fin y al cabo es el mejor que tuvo la Argentina en varias décadas aunque no sea decir demasiado– ya lo había visto y oído todo. La porción habitual de demencia la aportaba normalmente Elisa Carrió, punta de lanza de la oposición; digo yo exigiendo la imaginación del lector para que vea como “punta” a una especie de gran globo anaranjado.

Pero no.

Hay por ahí un pasquinete diario llamado “Crítica”, y no tuvo mejor idea que sacar en su tapa a... adivinen a quién. Mejor no adivinen que es mucho esfuerzo: a Alfredito Astiz, nada menos. Si, si: el héroe de las Georgias y paremos de escribir aquí.

Bien, la noticia de tapa de este diario, lo más importante con lo que tienen que desayunarse los argentinos según este desopilante criterio editorial es que el sirviente de marras “acusa” a la presidenta de turbios manejos. Y de paso acusa también al ex presidente Néstor Kirchner de orquestar un... adivinen qué. No, no, mejor no que es muy loco: ¡un golpe de estado!

Pruebas.

Ser acusado de golpista es fiero, pero que Astiz te acuse de golpista… No sé, tendrías que estar todos los días tratando de enfilar contra la Casa Rosada con un tanque. Y que la noticia salga en primera plana de un diario demuestra que los medios en Argentina han llegado a un nivel circense pocas veces visto.

Nuevos titulares se avecinan:

De Narvaez acusa a Néstor Kirchner de ser colombiano.

Reutemann acusa a Cristina Kirchner de lacónica y apática.

Ricardo Arjona acusa a Néstor Kirchner de no saber cantar.

Hitler acusa a Cristina Kirchner de nazi.

Jeffrey Dahmer acusa a Néstor Kirchner de asesino serial.

Eric Cartman acusa a Néstor Kirchner de ser un gordito turro.

¿Develaré este íntimo pensamiento? Pero es que me parece muy evidente: para mí que esta tapa la pagaron los Kirchner. Clavado, macho ¿Qué puede ser mejor para causar hilaridad general que poner a Astiz en la primera plana de un diario acusándote de “golpista”?

Eso, o en Argentina la opinión pública está más intoxicada que Sid Vicious en su último cumpleaños.

23.2.10

La revolución y el amor como objetos de la moral (tomá mate!)


El post anterior ofreció un ejemplo de moral reseca feminista. Pero la moral reseca por desgracia dispara desde varias posiciones: hay una moral reseca machista, hay una moral reseca religiosa, y hay también –y ésta nos ha hecho mucho daño– una moral reseca pretendidamente marxista preconizada por una legión de mediocres.

¿Moral? ¿Y eso?

¿Qué es la moral? Se impone la definición y la verdad es que de todo lo que he leído –francamente poco– me cuesta extraer una, pero menos cuesta intentar ponerse de acuerdo sobre algún aspecto: me parece claro que la moral es una guía para la acción, propia o de otros. La moral indica una actitud a tomar frente a determinados fenómenos aconsejando unas acciones y desaconsejando otras.

Si se me ocurre una diferencia con la ética, creo que es esta: la moral incluye los efectos que determinadas conductas tienen sobre nosotros mismos, aunque no tengan necesariamente efecto sobre los demás; porque lo que hacemos a otros también nos hace: every little action of the common day makes or unmakes character decía uno que de esto sabía un rato largo, y me parece que va por ahí el asunto.

La moral suele entrar en juego cuando hay que decidir cuidadosamente qué hacer respecto de algo que nos atañe, individual o colectivamente. Y aunque los cursos de acción son infinitos, creo que podemos perfilar dos actitudes básicas que corresponden a modelos contrapuestos: la moral reseca y la moral revolucionaria.

Mama said be careful of that girl / Mama said you know that she’s no good...

Es indudable que frente a la oportunidad del bienestar entramos en una dinámica no exenta de tensión. Y se entiende: la posibilidad del placer y la realización es también la posibilidad de la frustración y del fracaso, en algunos casos de la catástrofe. Tomemos el amor por ejemplo: es indudable que es peligroso, ¿a quién no ha hecho sufrir, hacer cosas que mejor no recordar, escribir poemas horrendos, ensayar todas las formas de la ineptitud? Simétricamente el amor es indispensable, así que no es raro que el amor cause temor, el temor que causa afrontar cualquier cosa crucial.

Para colmo el amor es complejo: implica la relación entre dos seres que son a la vez sujeto y objeto; la posibilidad de malentendidos, de heridas, de acusaciones, de ilusiones rotas y de melancolía es muy alta. También es posible la violencia en sus muchas formas: el engaño, el cinismo y hasta el crimen.

Y sin embargo a pesar de todo esto, no podemos prescindir del amor.

Así se presenta muy naturalmente el temor. Y ojo, porque es una actitud con serios fundamentos. Como vimos el miedo no es ajeno a las cosas importantes. Y el miedo tiende a retraernos, a evitar el contacto. Nos impone una serie de estrategias de elusión y defensa. Y cada fracaso refuerza esta línea de acción.

Para colmo hay factores que conspiran: en cierta medida el hecho de vivir en una sociedad crecientemente inhóspita, el tener que enfrentar una realidad amenazante no hace mucho por mejorar este panorama. Gastamos muchas energías en sobrevivir a diario y cuando llegamos a la posibilidad de felicidad solemos no estar en las mejores condiciones.

Y aquí es donde entra a tallar la moral reseca. La moral reseca receta la falta de ilusiones como antídoto contra la frustración. La relación entre dos personas tiene que estar regimentada y establecida como un rito seguro en el cual no haya metas demasiado ambiciosas en lo que a comunicación se refiere. Mejor dejar todo como está. Como vimos argumentos no le faltan: el amor es peligroso. Evitar los riesgos y sustraerse a las heridas impone que todo sea lo más previsible y despojado de ilusiones que se pueda. Así se reduce nuestra vulnerabilidad.

La moral reseca se basa fundamentalmente en el temor. No aspira a mejorar sino que apenas promete no empeorar. Y para esto tiene que anunciar peligros fatales, única forma de resignarnos a la mediocridad. Para lograr su propósito la moral reseca pone el acento en las terribles pérdidas y condena la búsqueda de algo más como ilusiones estúpidas, irrealizables y peligrosas. Es mejor jugar sobre seguro, ser maduro y adulto.

Hay varias formas de hacer que el amor sea previsible; el matrimonio puede ser una, la prostitución otra: yo hago esto, vos hacés aquello, listo. Recuerdo el alado aforismo de San Agustín, que decía que la prostitución es como las cloacas de un castillo: inmundas pero necesarias.

Sin embargo la promesa de seguridad que brinda la moral reseca es falsa. Porque hay en nosotros fuerzas que siempre aspiran a más, y ahogarlas implica pagar un precio en cuentagotas que en el momento parece pequeño, pero que con el tiempo acumula cordilleras de frustración y tensión no resuelta. Y un día nos preguntamos de dónde vino tanta infelicidad si no hicimos otra cosa que cuidarnos. Precisamente.

La otra moral

Hay otra moral que en cambio nos invita a no renunciar, a no ceder, a seguir buscando a pesar de todas las frustraciones. Aspirar a más y no quedarnos con lo posible. Esto no implica negar los peligros, sólo ponerlos en contexto y darles su real valor, cosa no fácil que requiere a la vez disciplina e imaginación.

Saltamos del amor a la política... salto no tan extraño, la moral funciona aquí de manera notoriamente similar. El cinismo es el mismo: respecto del amor al igual que respecto de todas las relaciones humanas, sociales y políticas. El ser humano no puede mejorar porque "es así", cualquier búsqueda de mejoramiento social no sólo es inútil, es además peligrosa. Lo dice el socio de quien maneja el garrote: combatir al poder es riesgoso; y esto es muy cierto, lo es. Pero es falso que no combatirlo nos otorgue una seguridad si no es al precio de deteriorar cada vez más nuestras posibilidades de realización. El poder siempre intentará hacernos elegir entre dos males.

Por eso la moral reseca es cínica. Prescribe las bondades del statu quo y declara perversamente inseparables las alegrías del sexo con los terrores del SIDA, el piropo con la violación, la felicidad con la violencia, la revolución con la represión. Al participar en política el militante de izquierda con un poco de experiencia reconoce con frecuencia esta escala de valores al toparse con provocadores y buchones que pronostican calamidades e intentan sembrar el temor. A escala mediática: cuando un pueblo se levanta contra el poder Radio 10 aterroriza a la gente con los negros que vienen del conurbano.

Theodor Adorno acuñó una frase certera que divide estos dos mundos: la paranoia es la sombra del conocimiento. La moral reseca es la moral de la paranoia, la moral revolucionaria es la moral del conocimiento.

Frente a cualquier evento crucial (la revolución y el amor lo son) la moral revolucionaria prescribe la cabeza fría y el corazón animoso, actuar en el momento justo con audacia y prudencia, que no son incompatibles.

Así como la moral reseca miente, también es engañoso cierto optimismo desenfrenado y ciego que con el tiempo se vuelve su aliado. No ver los peligros o desestimarlos como meros fantasmas es también un error. Así el enamorado desengañado convierte su frustración en crueldad y se dedica a destruir ilusiones ajenas. Quienes durante los ’70 confiaban ilimitadamente en el progreso humano y la ineluctable revolución (generalmente desde la mesa de un café), en los ’90 no perdieron oportunidad de ejercer respecto de otros la burlona suficiencia con la que creyeron exorcizar al pelotudo que fueron.

La moral reseca da por sentado el fracaso, nos invita a la resignación y al temor. En su versión religiosa antepone unas improbables alegrías del más allá como consuelo frente a las alegrías de este mundo, que declara dudosas o deleznables. En su versión feminista o machista la moral reseca criminaliza al otro sexo: cuidado con ellos/as, que son malos/as y ruines. En su versión política amenaza con cataclismos cada vez que protestamos y nos conmina a quedarnos en casa, ganar menos, laburar más y zafar como podamos.

La moral revolucionaria en cambio dice que la felicidad pertenece a este mundo y es nuestra responsabilidad: o la hacemos aquí y ahora, o no será.

30.1.10

Defensa del piropo (dedicado a las mujeres bellas)



Persistiendo con esta mala costumbre de deleitar el morbo frente a la consagrada estupidez, vamos a encarar otro valioso aporte progre al malestar de los seres humanos. Pagina/12 (25/01/10) continúa con su campaña “Si Tienes Pene, Malo Eres”, con la que machaca el cráneo del sufrido lector masculino heterosexual, ambas condiciones merecedoras del más enérgico repudio ¿No lo creen? Ja, sigan leyendo amiguitos.

I - Frivoludeces

Se trata de otra habitual ignota que sin embargo es una de las mayores expertas en temas de género y derechos humanos de las mujeres a nivel regional e internacional, presentación que –lo prometo– se justificará largamente. La periodista Mariana Carbajal, que sirve habitualmente este tipo de platos, nos asegura de entrada una mirada rigurosa y ayuna de toda frivolidad:

Es imposible no fijar la vista en sus anteojos: tienen marco turquesa y patillas verde fluorescente. El cabello corto y gris plata, a fuerza de canas que no pretende disimular, es otro de sus sellos distintivos. Está claro que la jurista costarricense Alda Facio busca romper con los estereotipos de género

Está más que claro, pero hay que decirlo porque si no la gente no se da cuenta. Hay quien dirá que Florencia de la V lo hizo mejor, afirmación errada: Florencia de la V sólo usa anteojos convencionales.

Así que ya podemos dejar ese artículo de Rosa Luxemburgo y pasar de nivel:

…las mujeres tienen que hacer esfuerzos mucho más grandes para llegar a los mismos puestos y, una vez que llegan, se encuentran con que los hombres hacen arreglos políticos en los bares, jugando al golf, fuera del área del Congreso. Las mujeres, aunque tengan una empleada en su casa, tienen que administrar el hogar: se ha visto que las mujeres que están en cargos políticos no tienen la misma facilidad para ejercerlos que los hombres.

Llama la atención la valentía de la denuncia en medio del silencio general: los hombres hacen arreglos en los bares. Ya sé: Ud. no quiere creerlo; es muy, muy horrible. Y falta lo peor: ¡a las pobres mujeres no les dicen dónde queda el bar! O se reúnen en Los 36 Billares, pongalé, mientras a ellas las mandan a El Botín de Marito, que queda por Quilmes y encima se les rompió la heladera. Claro, uno no quiere creer semejante brutalidad, piensa que es sensacionalismo.

Y ellas por supuesto no hacen ningún arreglo, son básicamente incapaces. Inocentes como palomas, y casi igual de inteligentes, se desorientan las pobres; buscan, preguntan, miran para arriba con los papeles en la mano… En fin, miren, no quiero seguir porque en cualquier momento me compro unos anteojos turquesa y verde loro y rompo todos los estereotipos de género contra el piso de rabia.

Por supuesto: la empleada doméstica bien, gracias. Nuestra intelectual rompedora la ignora porque sin duda no es un caso representativo. Al fin y al cabo sólo sirve para lavar los platos.

Porque la gente muchas veces tiene miedo y cree que la igualdad significa tratar a las mujeres como si fueran hombres, y no se dan cuenta de que están partiendo de un estándar masculino. (…). La eliminación de la discriminación exige trato diferente para personas que están en posiciones diferentes

Clarísimo. O sea: queremos igualdad, pero no que nos traten igual porque estamos en posiciones diferentes, o sea desiguales. Mmmhhhh… No, no, es así fijate: está el feminismo de la igualdad y el feminismo de la diferencia ¿viste? Y la verdad es que no nos pusimos muy de acuerdo sobre lo que queremos… O sea: sí, onda que queremos tipo que nos traten igual, pero no igual-igual sino con un poco de diferencia ¿Entendés? O sea que yo te voy a decir cuándo quiero que me trates igual y cuando quiero que me trates diferente… Zas! Ahí me tenés que tratar diferente! Y vos tenés que obedecer siempre si no querés ser un machista opresor. Pero ojo, tampoco me obedezcas siempre-siempre en todo porque me aburro ¿ubicás? Tenés que ser caballero y protegerme y todo, pero bueno, un poco guacho también… No, no, ojo, no te zarpes. O sea: tenés que hacer lo que yo quiero sin que te lo diga, pero tampoco siempre, porque la verdad no sé muy bien lo que quiero y me siento re molesta y me angustio no sé por qué pero NO ME BANCO MAS!!!!

¿Ves cómo sufro por la opresión?

II - Plato (quizás demasiado) fuerte

Hasta aquí puedo tomármelo con sorna. Pero lo que sigue ya no me deja así que ruego condescendencia:

–¿Cuáles son los delitos que afectan en mayor medida a las mujeres en la región?

Atenti con la pregunta, porque miren que da espacio como para explayarse con temas serios, no olvidemos que responde una “experta”:

–Todos los que tienen que ver con la violencia sexual, que van desde la violación hasta los piropos en la calle.

Sic, sic señoras y señoritas. La periodista, supongo que un poco alelada, pide confirmación:

–¿Los piropos?

–Son una forma de hostigamiento sexual que se vende más bien como si fuera algo bonito y bueno para las mujeres, pero que en realidad no deja caminar libremente: usted va pensando en su trabajo y un hombre pasa diciéndole piropos y la perturba y la saca de lo que tiene que hacer. Es una forma de agredir.


Sin darse cuenta esta mujer habla mucho de sí misma y su triste vidita. Lo malo es que en lugar de hablar por sí misma convierte su miseria en la voz de todas las mujeres y la defensa de sus “derechos”.

La periodista aún da otra oportunidad con la re-repregunta, a ver si la luminaria se da cuenta y aunque sea matiza un poco. En vano:

–¿Aunque el piropo sea lindo?

–Claro. Si les dijéramos frases bonitas a ellos no les gustaría. Casi siempre cuando una acción es unidireccional, no es buena para las mujeres…


Se me ocurren tantas acciones unidireccionales… que me las voy a callar todas.

III - La guerra del aquelarre

Ya sé que se leen estupideces todos los días, pero esto me parece especialmente dañino… y revelador de una hilacha muy larga. Creo que cualquiera se da cuenta: la condena al piropo no tiene por objeto eliminar aquello que perjudica las relaciones entre varones y mujeres, sino todo lo contrario: ataca justamente lo que conservan de bello y de bueno identificando pérfidamente ambas cosas, el piropo y el crimen. Un mensaje muy hijo de puta que no se espera ya ni de la boca del moralista más cavernario, pero está permitido para esta caterva de fascistas con pasaporte progre.

¡El piropo nada menos, que hay que ser miserable! El gatillo que puede disparar todas las aventuras, el comienzo de miles de historias, el lance desenfadado del deseo, la voluntad de romper la barrera que nos hace ajenos, el desafío y la invitación al juego más auténtico que podemos jugar. Esa poesía improvisada acaso es responsable de nuestra existencia. Y en el menor de los casos es el triunfo de la mujer, que se lo lleva en el aire con una sonrisa.

La pregunta de siempre: ¿maldad o estupidez? ¿Qué tanto de cada cosa se necesita para condenar el requiebro que dedica un varón a una mujer? ¿Y para publicar esa condena como si fuese digna de otra cosa que desprecio?

Qué pobre, pobre gente.

Así que esta reflexión va dirigida a las mujeres: a estas munificentes benefactoras que se arrogan su representación deberán agradecer lo que presiento está ya ocurriendo: varones mudos, queja ya oída en boca de algunas féminas. Pero ¿cómo sorprenderse si esta basura es el pan nuestro de cada día en Pagina/12 y otros varios medios?

Me preocupa la insulsa chatura, la falta total de belleza, la indigencia ética y estética que se propone desde la izquierda cultureta para las relaciones entre varones y mujeres. Y me temo que esto extravía a muchos. Varones que se creen emancipados de la religión no se atreven a enfrentar esta castración que les exige ser invisibles como tales; y muchas mujeres inteligentes, talentosas y bellas no tienen voz en los medios para repudiar el baboso halago del que son objeto por parte de estas ridículas brujas que se postulan como sus “defensoras”.

Están muy lejos de serlo. Esta chusma de resentidas, ignorantes y fracasadas constituyen un lobby para obtener todo lo que puedan del enfrentamiento con el varón, por eso es que en realidad no soportan ni quieren la menor igualdad. Por el contrario: plantean exigencias y “denuncias” sociales tan ridículas como contradictorias con el objeto de sancionar conductas y dictar reglas sin sujetarse al menor principio con la histeria típica de quien, habituado a la inmediata satisfacción de todo capricho, ya ni sabe qué es lo que quiere. Porque lo que quiere es nada. Para nadie.

Y es verdad que han logrado avances, pero ninguno en lo que concretamente está relacionado con la violencia o la explotación, temas que no les importan en lo más mínimo. Lo que exigen son leyes abusivas que generalmente impactan en la pequeña y gran burguesía (las “mujeres con empleada” de las que habla esta canalla), y siempre tienen que ver con la tenencia de los hijos como rehenes, el cobro de pensiones vitalicias, la explotación inmisericorde del ex marido y el odio infinito que sienten porque ningún varón en su sano juicio puede permanecer con ellas más de cinco minutos, a pesar del mandato social que obliga a ser caballeros y no decir en la cara lo que se piensa:

-A tu lado cualquier placer es imposible, porque sos horrorosa, aburrida y estúpida. Chau.

Sin embargo estas ventajas vienen con veneno: sólo se realizan en el conflicto y la enemistad, lo único que les interesa promover. El moralismo reseco del feminismo sólo ofrece a la mujer el paupérrimo halago de declararla una mártir cotidiana y señalar un culpable para todos sus problemas, reales o imaginarios: el varón. El resultado es un círculo vicioso de insatisfacción, tedio e incomprensión impuesto por este aquelarre de enanas mentales.

Este odio no se dirige tanto al varón como a la mujer que es capaz de ser feliz con un varón. La progresía feminista machaca una y otra vez con este mensaje torcido: cuanto más feliz sea la relación con el varón, tanto más merecerá para esta escoria el nombre de “sometimiento”. Varones y mujeres se declaran clases antagónicas en una caricatura tosca de marxismo transpuesto, “varón” y “opresor / agresor / violador” son sinónimos atávicos impuestos en el inconsciente social a fuerza de repetición acrítica.

Detrás de la condena al piropo se esconde una pérfida envidia hacia las mujeres que lo reciben, no por seguir las pautas de determinado modelo físico, sino simplemente porque nos gustan, falta que el resentimiento no puede perdonar. Para vaciar de piropos la calle (¿puede haber un propósito más bajo?) no pueden atacar a sus destinatarias, que la reacción de una mujer digna frente a esto no se haría esperar. Así que la emprenden con el varón, blanco mucho más accesible y dispuesto a creer que si una mujer habla con tanta soltura en nombre de todas y ninguna sale a desmentirla, entonces será eso lo que quieren: desterrar el piropo, el deseo y el placer equiparándolos de forma repugnante con el crimen y la violencia.

Y bien, el varón finalmente lo hace. Cierra Pagina/12 y en lo profundo de su ser se pregunta si no será un violador porque le gusta esa morocha de la mesa de enfrente. Y la morocha, que seguramente también ha recibido su dosis de bosta feminista diaria, lo mirará con la hostil desconfianza con que se mira a un esclavista ¿Hay que asombrarse? El tipo prudentemente calla su piropo, paga su café y se va. No se animará ya a encarar la aventura de una relación ¿Para qué? Hay demasiados riesgos. Hay un inconsciente social, una artillería legal y una agenda que esta horda de arpías ya impuso mezclando de la manera más sucia lo hermoso con lo bajo: el piropo es violación. Mejor no.

Y en medio de tantas catástrofes, de gente que muere y gente que mata, la desaparición del piropo no es algo frívolo y menor, es una pésima noticia. La noticia de un mundo al mismo tiempo violento y desabrido en el que la vieja moral asfixiante tiene ahora el estúpido nombre de “corrección política”. El arma eterna de la mísera, pequeña gentecilla que –como si nos faltaran problemas– quiere quitarnos eso que sólo podemos inventar. Si me disculpan que sea tan franco: hablo del amor.

Buenas tardes.