12.4.11

Dorados recuerdos



(publicado por Mundo Perverso en un interesante ejercicio de memoria, todos los derechos son de Canal 7, TV pública argentina)

Muy curioso; los tilingos que hoy vociferan contra este gobierno son los mismos que ayer miraban esto con la bocota así de abierta.

Gentecita que jamás movió un dedo, que aceptaba mansamente la risotada en plena jeta ("acá nadie hace la plata trabajando", "es una casualidad permanente") atinando como mucho a mover la cabecita y decir "qué barbaridad" hoy parece contagiada de un odio infinito hacia un gobierno que no hace más que subsidiarle los servicios. La ignorancia política debe ser la más grave, porque hace al individuo actuar contra sus propios intereses.

No se sabe cómo va a evolucionar la crisis mundial, pero mientras dure las burguesías periféricas buscarán nichos de desarrollo, en criollo: pescar a río revuelto. Se cumple el aserto de Abelardo Ramos, quien señalaba que mientras la prosperidad de los países centrales se basa en el estrangulamiento económico de la periferia, las crisis que sacuden a las metrópolis abren oportunidades de negocio para los países subdesarrollados.

Por eso la teoría del "viento de cola" no es del todo errada, pero eso no significa que la oposición vaya a hacer nada mejor, entre otras razones porque es imposible encontrar a alguien entre sus filas con la mitad del coeficiente intelectual de Cristina Fernandez. Es por eso que la mamarrachesca oposición al presente gobierno carece de proyecto: no logran concitar el quorum de sus empleadores -la burguesía en su conjunto- que están ocupados haciendo buenos negocios; sólo logran el apoyo de los sectores más atrasados.

Nada de esto -contrariamente a lo que creen los militantes kirchneristas- es sin embargo un proyecto de desarrollo autónomo, no es ni siquiera un "modelo". Lo que ocurre es que la profundidad de la crisis mundial es tal que no sabemos por cuánto tiempo se mantendrá el ciclo. La burguesía argentina tampoco lo sabe, ni le importa. Todo lo que es capaz de ver la burguesía es un sitio de donde sacar dinero, y mientras haya negocios habrá kirchnerismo.

Los trabajadores jóvenes aventajan a la generación de la dictadura porque no se criaron en el terror primero y la indiferencia después. La generación de la dictadura vio pasar el tiempo del país con una impotencia disfrazada de cinismo y preocupación exclusiva por lo "concreto": un auto, una marca, sueñitos de dejar el culo del mundo. La nueva década infame de los '90 fue recibida con alelada atonía, cursitos de control mental y libros de autoayuda hasta que el gran capital directa y literalmente vació sus bolsillos y destruyó minuciosamente su futuro.

Hay una generación de recambio que viene al menos con sentido común. Los trabajadores jóvenes muestran una inquietud por entender el mundo en el que viven. Lo malo es que el referente que tiene la juventud trabajadora es -como en el '45- el peronismo. Nuestro movimiento político psicomorfo por excelencia, el Zelig justicialista, imposible de entender por ningún extranjero... y tampoco por los argentinos mismos, el peronismo es el único movimiento político capaz de superar las sucesivas bancarrotas de los partidos burgueses.

Es instructivo constatar la vitalidad política del peronismo desde el '45 en adelante respecto del resto de los partidos de la burguesía, incapaces de concitar el menor entusiasmo. Hoy ocurre algo parecido. Los bonapartismos latinoamericanos se diferencian de los europeos porque no surgieron de la urgencia de la burguesía por regimentar a los trabajadores sino como una expresión de momentánea fortaleza de la burguesía periférica alimentada por una crisis mundial. Sólo un movimiento político como el peronismo tiene la versatilidad suficiente como para forzar al sector más reaccionario de la burguesía a adoptar una heterodoxia económica útil para ganar capital político (períodos '45 - '55 y 2003 - ?); capital político que será utilizado en el momento oportuno para aplastar a la clase trabajadora (períodos '73 - '76 y '89 - '99).

Por eso es erróneo suponer que el peronismo "no tiene ideología", tiene la misma de todo partido burgués: sostener el sistema capitalista, sólo que las profundas contradicciones del capitalismo argentino exigen que sea un movimiento político invariablemente heterodoxo el que aplique una de cal y otra de arena. Los partidos ortodoxamente burgueses, alineados explícitamente con los intereses del gran capital no logran engañar a las masas y llegado el caso pueden ser reemplazados con ventaja por las fuerzas armadas. Perón lo vio claro luego de la primera década infame (los '30), Cristina Fernández no menos luego de la segunda (los '90); Biolcatti y la turba de colectores de bosta son infinitamente más ignorantes y brutales.

Con estos datos sólo cabe ver un peligro a largo plazo: la acumulación de oxígeno político por parte del peronismo -a expensas de una izquierda incapaz de entender nada- plantea otra vez el mismo problema a la juventud trabajadora. No acostumbrada al forreo inmisericorde que sufrió la generación de la dictadura, a esta nueva generación de trabajadores será más difícil hacerle tragar cualquier píldora. Sin embargo las actuales conquistas (valiosas aunque la izquierda se niegue a reconocerlo) no son -como tampoco fueron las del '45- una concesión desesperada de la burguesía en retirada sino una inversión política bonapartista frente a la crisis mundial.

La historia se repite y ya vivimos la tragedia. Veremos a qué asistimos, esperemos que no a la consabida comedia.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

En mi humilde experiencia y opinión, existe un problema radical de negación en la generación que vivió la dictadura militar.

El estigma es fuerte como introyección del clima dictatorial.

Existe una acusada crítica a las políticas progresistas que afecta cómo esa generación concibe al kirschnerismo, precisamente la actitud opuesta es la que atrae a la juventud.

No es raro que una generación que padeció la posibilidad de ser torturado y desaparecido por tener actitudes contrarias a la moral sean acérrimas enemigas de las políticas sociales que representa el kirschnerismo como extensión no excluyente del peronismo.

Esta actitud de rechazo no es más que una reproducción de la misma represión que ellos sufrieron. Por ende es una extensión de la dictadura militar dentro de cada víctima que no aprendió a liberarse de su verdugo interno.

Todavía más notoria y grave que la critica al progreso es la negación de lo nefasto.

El hecho de vivir un gobierno de facto donde se reprime la libertad y silencian los crímenes puede quebrarle la psiquis a una sociedad entera, causar estragos políticos que tardarán generaciones enteras en sanar y solo la memoria puede lograrlo.

Defenestrar el progreso y silenciar los crímenes es el modo que tiene la dictadura de demostrar que ha triunfado en una sociedad que reproduce el mismo modelo del que fue víctima, una suerte de Síndrome de Estocolmo inconsciente y colectivo (valga la paradoja del tema de Charly García).-

Solo cuando seamos mentalmente libres como sociedad habremos ajusticiado a nuestros desaparecidos.

Severian dijo...

Con estos datos sólo cabe ver un peligro a largo plazo: la acumulación de oxígeno político por parte del peronismo -a expensas de una izquierda incapaz de entender nada- plantea otra vez el mismo problema

Pensas en Scioli?

Jack Celliers dijo...

Anónimo: Sí, de hecho se trata de gente que durante el menemismo no articuló la menor forma de protesta. No sólo se abominaba de lo político, sino de toda forma de defensa colectiva de sus intereses.

Recuerdo que durante la crisis del corralito había gente que no se sumaba a las movilizaciones con el argumento de que "pero... eso es política". El impotente "que se vayan todos" no es más que una muestra de esa ignorancia profunda.

Seve: Generalmente me ocupo poco de los entresijos micropolíticos y no pienso en nombres puntuales, que son transitorios y desechables como fusibles (para descartar metáforas menos elegantes). Pero sí, Scioli es un buen ejemplo de silenciosa ubicuidad y disposición todoservicio.

Sin embargo fijate que en realidad los golpes de timón pueden hacerse sin muchos pudores por el mismo personaje: Juandomingo -está bien que con una distancia de casi dos décadas- cambió radicalmente el discursete, Carlitos Memen prometía el salariazo y la revolución productiva disfrazado de Facundo Quiroga, y cuando comenzó a aplicar ortodoxamente el Consenso de Washington apenas si se desgastó políticamente.

Más allá de los nombres, lo importante es la política que aplican.

Y también fijate que así como en el '45; la oposición ingenua, escolar y desorientada de la izquierda marxista es perfectamente funcional al plan, dejando a los trabajadores sin independencia política y atados al proyecto burgués. En su variante más creativa, audaz y versátil, pero burgués, que es lo que en definitiva se persigue.

oti dijo...

Es interesante, Jack, más allá de las diferencias de siempre que mantenemos, tu intento por poner en relación lo que ocurre en argentina con lo que ocurre en el mundo. Es lo mejor de tu post.

La mayoría de los intelectuales no entiende casi nada de la relación orgánica entre el proceso global y lo que nos ocurre a nosotros.

Y el marxismo tiene una gran dificultad teórica en comprender las implicancias que tiene considerar al capitalismo como una organización de carácter global "supranacional", es decir, no como la suma o amalgama mecánica de segmentos o particularidades nacionales.

Sin embargo los análisis habituales siguen siendo del tipo: "la burguesía argentina", tal cosa, "la burguesía del país x tal otra".

Si esos análisis se refieren a algo que pertenece al orden descriptivo, no hay problema. El problema surge cuando se pretende "explicar" el funcionamiento global en base a eso.

Mono Tremendo dijo...

El video no tiene audio, intente buscarlo por youtube, y entontre otro...también sin audio!!
Será casualidad o alguien lo habrá borrado a propósito??

Jaramillo dijo...

Yo no calificaría de gobierno bonapartista al de Cristina. No se corresponde con la definición de Marx (no asumió un poder externo aislado de las clases dominantes y del poder político, con supresión de instituciones parlamentarias), no cuadra en el cesarismo definido por Gramsci (no hubo solución arbitraria a un empate catastrófico), ni en la definición de bonapartismo latinoamericano ofrecida por Di Tella, para mi gusto la mejor (no hubo ni hay un élite anti statu quo, como si la hubo en el 45, tampoco hay masas que cortan con la tradicional deferencia hacia las clases dominantes sin alcanzar la organización autónoma).

El kirchnerismo es el administrador que puede asegurarle hegemonía al gran capital, pese a la vocinglería chillona de la clase media de las grandes ciudades de la pampa húmeda y las quejas hasta cierto punto golpistas de los junta bosta. Ahora bien, tu visión de la nueva generación trabajadora, algo de eso hay. No sé, ojalá que el decurso la lleve a posiciones de izquierda. Pero pregunto, ¿hay izquierda dinámica o hay sellos de goma de militancia variable que encima no pegan una?. No hace falta la respuesta. Saludos.

Jack Celliers dijo...

Oti: Gracias, de mi parte agradezco tu intención de debatir -aún enconadamente- sin las chicanas estúpidas que son moneda demasiado corriente.

No sé de qué marxismo me estás hablando, aunque tampoco te culpo porque bajo la etiqueta de "marxismo" se escribe cualquier cosa.

El error que señalás parece pertenecer a los manuales de Stalin, que afirmaba las particularidaes nacionales son rasgos complementarios de un modelo capitalista aplicado mecánicamente a todos los países; cuando la relación entre el funcionamiento global y el nacional es mucho más compleja.

Mono: te confirmo que el audio anda perfectamente... Perdón si me tienta el chiste: ¿subiste el volumen? Abrazo.

Jaramillo: Todas objeciones ineresantes, pero para mí cuadra precisamente con la definición de Di Tella, fijate:

Hay una "elite anti-statu quo" si pensás que "anti-statu quo" es simplemente cortar con el modelo neoconservador de los '90. En realidad llamarla "anti-statu quo" es un poco hiperbólico y vago tanto en el '45 como hoy, simplemente la burguesía se lanza a ocupar un nicho de negocios que queda vacante. La expresión intelectual y política de esa élite son los La Campora boys.

Si querés, en el '45 era más radical la ruptura porque fue más súbita la suspensión de importaciones y el aumento de los commodities (una guerra mundial es más abrupta que una crisis financiera), además de ser más nuevo y original el fenómeno; pero con sus diferencias de grado es similar.

Las "masas que cortan con la tradicional deferencia sin alcanzar una organización autónoma" son precisamente las que van a votar al FpV las próximas elecciones, y en especial la juventud trabajadora de la que hablamos.

Así que -admitiendo diferencias de grado- este es un bonapartismo tercermundista light, ayuno de tanto folklore pero sujeto a las mismas contradicciones.

En cuanto a tu pregunta final, sí, se responde sola.

Mono Tremendo dijo...

Es verdad, el audio está, aparentemente era alguna cuestión con los parlantes del laburo. Ya estaba pensando que alguien se había tomado el trabajo de borrarlo, (aunque no hace falta, la mayoría de la gente parece haber olvidado estos especímenes que nos gobernaron.)
En cuanto al chiste, era obvio, la estupidez humana es infinita y nadie es la excepción, jeje
Como siempre muy interesante el post y el debate posterior...
Abrazo per tutti