10.3.11

Nostradamus Pérez-Reverte


La profecía

En la revista El Semanal de España, atenti al año: 15 de noviembre de 1998, el escritor Arturo Pérez-Reverte escribió lo siguiente (las negritas son mías):

Los Amos del Mundo

Usted no lo sabe, pero depende de ellos. Usted no los conoce ni se los cruzará en su vida, pero esos hijos de la gran puta tienen en las manos, en la agenda electrónica, en la tecla intro del computador, su futuro y el de sus hijos.

Usted no sabe qué cara tienen, pero son ellos quienes lo van a mandar al paro en nombre de un tres punto siete, o un índice de probabilidad del cero coma cero cuatro.

Usted no tiene nada que ver con esos fulanos porque es empleado de una ferretería o cajera de Pryca*, y ellos estudiaron en Harvard e hicieron un máster en Tokio, o al revés, van por las mañanas a la Bolsa de Madrid o a la de Wall Street, y dicen en inglés cosas como long-term capital management, y hablan de fondos de alto riesgo, de acuerdos multilaterales de inversión y de neoliberalismo económico salvaje, como quien comenta el partido del domingo.

Usted no los conoce ni en pintura, pero esos conductores suicidas que circulan a doscientos por hora en un furgón cargado de dinero van a atropellarlo el día menos pensado, y ni siquiera le quedará el consuelo de ir en la silla de ruedas con una recortada a volarles los huevos, porque no tienen rostro público, pese a ser reputados analistas, tiburones de las finanzas, prestigiosos expertos en el dinero de otros. Tan expertos que siempre terminan por hacerlo suyo. Porque siempre ganan ellos, cuando ganan; y nunca pierden ellos, cuando pierden.

No crean riqueza, sino que especulan. Lanzan al mundo combinaciones fastuosas de economía financiera que nada tienen que ver con la economía productiva. Alzan castillos de naipes y los garantizan con espejismos y con humo, y los poderosos de la Tierra pierden el culo por darles coba y subirse al carro. Esto no puede fallar, dicen. Aquí nadie va a perder. El riesgo es mínimo.Los avalan premios Nóbel de Economía, periodistas financieros de prestigio, grupos internacionales con siglas de reconocida solvencia.

Y entonces el presidente del banco transeuropeo tal, y el presidente de la unión de bancos helvéticos, y el capitoste del banco latinoamericano, y el consorcio euroasiático, y la madre que los parió a todos, se embarcan con alegría en la aventura, meten viruta por un tubo, y luego se sientan a esperar ese pelotazo que los va a forrar aún más a todos ellos y a sus representados.

Y en cuanto sale bien la primera operación ya están arriesgando más en la segunda, que el chollo es el chollo, e intereses de un tropecientos por ciento no se encuentran todos los días. Y aunque ese espejismo especulador nada tiene que ver con la economía real, con la vida de cada día de la gente en la calle, todo es euforia, y palmaditas en la espalda, y hasta entidades bancarias oficiales comprometen sus reservas de divisas. Y esto, señores, es Jauja.

Y de pronto resulta que no. De pronto resulta que el invento tenía sus fallos, y que lo de alto riesgo no era una frase sino exactamente eso: alto riesgo de verdad.

Y entonces todo el tinglado se va a tomar por el saco. Y esos fondos especiales, peligrosos, que cada vez tienen más peso en la economía mundial, muestran su lado negro. Y entonces, ¡oh, prodigio!, mientras que los beneficios eran para los tiburones que controlaban el cotarro y para los que especulaban con dinero de otros, resulta que las pérdidas, no. Las pérdidas, el mordisco financiero, el pago de los errores de esos pijolandios que juegan con la economía internacional como si jugaran al Monopoly, recaen directamente sobre las espaldas de todos nosotros.

Entonces resulta que mientras el beneficio era privado, los errores son colectivos, y las pérdidas hay que socializarlas, acudiendo con medidas de emergencia y con fondos de salvación para evitar efectos dominó y chichis de la Bernarda**. Y esa solidaridad, imprescindible para salvar la estabilidad mundial, la paga con su pellejo, con sus ahorros, y a veces con su puesto de trabajo, Mariano Pérez Sánchez, de profesión empleado de comercio, y los millones de infelices Marianos que a lo largo y ancho del mundo se levantan cada día a las seis de la mañana para ganarse la vida.

Eso es lo que viene, me temo. Nadie perdonará un duro de la deuda externa de países pobres, pero nunca faltarán fondos para tapar agujeros de especuladores y canallas que juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena. Así que podemos ir amarrándonos los machos. Ése es el panorama que los amos de la economía mundial nos deparan, con el cuento de tanto neoliberalismo económico y tanta mierda, de tanta especulación y de tanta poca vergüenza.

Arturo Pérez-Reverte


* Cadena de hipermercados en España, hoy inexistente con esa marca.
** Muy castiza expresión, elocuente y plena de hilarante efecto. El chichi es el sexo femenino, a la Bernarda no tengo el gusto.

Cencia, dijo el gaucho

Todo esto lo previó un mero escritor, ni siquiera marxista ¡Lo previó todo diez años antes! Los fondos de salvación, los efectos dominó, y por supuesto: quién iba a pagar.

Porque ahí está el asunto. Todo es muy aséptico y técnico, hasta que llega la hora de los bifes.

¿Y los analistas económicos?

Es que la economía es una ciencia, monono.

En realidad más que una ciencia es una religión. Primero hay que aceptar unos postulados inamovibles y sacratísimos, que se expresan en muy complicados latinajos pero que pueden resumirse así: "Que la política no interfiera" ¿con qué? Con nuestra política, claro está. Sólo que nosotros a la nuestra no la llamamos "política", la llamamos "ciencia" ¿Ves qué fácil?

¿Y qué dice esta curiosa ciencia teológica? Dice esto: "Giladam êrogâtum est", o sea: paga la gilada.

Repite esto interminablemente, de todas las maneras posibles. Y así un día, pequeño saltamontes, pasarás de nivel.

Buenas noches.

21 comentarios:

Severian dijo...

La economía es una ciencia, lo que no tiene nada que ver con el hecho de que la aplican sean delincuentes. Vamos, lo contrario sería como culpar a Einstein por Hiroshima.

De hecho, el escrito que posteas demuestra que algunas de las verdades que esa ciencia investiga son muy fáciles de entender, al punto que un lego podía preveer en 1998 las consecuencias que las políticas aplicadas tuvieron diez años después. Si los políticos y sus gurúes siguieron aplicando tales medidas, no fue ausencia de conocimiento de la relación causa-efecto, sino comportamiento criminal.

Jack Celliers dijo...

La economía es sin duda una ciencia, pero no es una ciencia independiente sino que está supeditada a la política.

La aplicación de un modelo económico es una cuestión política, porque el modelo define en última instancia la distribución de los bienes. Para decir que la economía es una ciencia (y yo no digo que esto sea inválido en principio) primero tenés que definir conceptos tales como "bien común" o "modelo económico deseable", cosa que se sale del terreno puramente científico porque involucra nociones de bien y mal.

Los llamados tecnócratas del neoliberalismo enmascaran su comportamiento criminal de una forma muy simple: postulan que el neoliberal es el mejor modelo posible, y a partir de allí sí, todo se deriva de una cuestión técnica. De esa manera se evita el debate de fondo, que es político.

Fijate que para la ciencia no existen "comportamientos criminales". Ahora sí aceptaría que me dijeras que hay una manera objetiva de determinar las nociones de bien y mal, que es basarse en un elemento común con la ciencia: la praxis.

El materialismo dialéctico se basa en la praxis para determinar las nociones de bien y mal, por eso es algo más que una filosofía, es una filosofía científica porque destierra el idealismo y reconoce al mundo material no como un reflejo del ideal sino como una existencia independiente; procediendo de modo análogo a la ciencia.

Anónimo dijo...

La economía, básica y aplicada, tal como la practican los neoclásicos, tiene mucho de pseudociencia. De movida, parte de postulados abiertamente falsos, como el de que todo ser humano busca maximizar su utilidad (utilidad que supuestamente es una función pero que rara vez se dice cómo hay que medirla y, cuando sí se dice, no se explica por qué). Además del sentido común, hay investigaciones empíricas que demuestran que esto es falso, por lo tanto la economía neoclásica es refractaria a la refutación de sus hipótesis básicas (algunos economistas son lo sufieicentemente caraduras como para sostener que no importa si los supuestos básicos son falsos, lo que importa es que sean fértiles o que lleven a conclusiones interesantes. Ja!)

Aníbal

Jack Celliers dijo...

Me gustó lo último. El nazismo también lleva a conclusiones interesantes.

Anónimo dijo...

Je, sí ni hablar, Jack. Ellos lo dicen en el sentido de "teóricamente interesantes", aunque en la práctica se parezca más a lo que vos decís.

Aníbal

Severian dijo...

No disiento en principio con lo que se dice, solo que me gustaría ser un poco más preciso:

Para que una disciplina sea científica, lo relevante no es si la definición que tiene de los conceptos se ajusta a nuestras expectativas, sino si con ella se pueden hacer predicciones falsables. En el ejemplo, si la noción de "bien común" de una cierta escuela económica poco tiene que ver con lo que algunos de nosotros llamamos el bien común, eso no quita el estatus de "científicas" a las predicciones que se hagan con tal definición. Si el economista neoliberal define "bien común" de una manera ligada directamente al volumen de sus propios bolsillos, y luego predice que determinadas políticas contribuirán a lo que él llama "bien común", bueno, esa es una afirmación falsable. Y lo es independientemente de lo perverso de la definición. La política entró al definir "bien común" de un modo tan poco solidario, pero insisto que nada tiene que ver con la cientificidad de las predicciones que con esa definición se hagan.

El hecho de que los postulados de la economía neoclásica puedan demostrarse falsos, no la signa como psudociencia sino al contrario. "Falso" es algo que se puede decir solo de un postulado falsable. Es decir de un postulado digno de ser asumido como base de un modelo. Los postulados de la astrología no son ni siquiera falsos.

Respecto de las funciones de utilidad, lo "falso" de los postulados neoclásicos no es que el ser humano maximice alguna función de utilidad. Eso es algo que todos hacemos todo el tiempo. Lo falso es que la función de utilidad tenga que definirse como una función que depende solamente de la cantidad de dinero que tengamos en nuestros bolsillos, y que crece uniformemente con ella. La función de utilidad de la mayoría de las personas crece también cuando crece la realización a nivel personal o profesional, y crece cuando crecen las funciones de utilidad de las demás personas que la rodean. Es decir que nos sentimos mejor no solo cuando ganamos más dinero, sino cuando nos va bien en otros aspectos como el familiar y el profesional, y cuando estamos rodeados de gente a la que le va bien. En otras palabras, la idea neoclásica contiene un núcleo de verdad, que es cierto sólo rudamente y en primera aproximación de modo similar a como lo es la mecánica newtoniana. Cuando se la quiere llevar demasiado lejos comienzan a verse sus limitaciones.

Severian dijo...

By the way los economistas que mantienen que maximizar la utilidad es maximizar la ganacia no son solo caraduras, sino bastante rústicos en sus razonamientos.

Jack Celliers dijo...

Es un asunto interesante.

La política entró al definir "bien común" de un modo tan poco solidario, pero insisto que nada tiene que ver con la cientificidad de las predicciones que con esa definición se hagan

Creo que afirmamos lo mismo cuando digo que:

La economía es sin duda una ciencia, pero no es una ciencia independiente sino que está supeditada a la política

Quizás no de manera precisa, pero creo que reconocible.

Ahora bien, no sé si la noción de "bien" está dentro de la ciencia política tampoco... "bien" y "mal" son nociones dialécticas, surgidas de un conflicto en la realidad. La ciencia política estudia el funcionamiento de los mecanismos políticos, las nociones de "bien" y "mal" que puedan encontrarse dentro de ella estarán inevitablemente influidas por los conflictos de interés humano.

Anónimo dijo...

Caramba, quizás me atropellé un poco.
Sobre las funciones de utilidad en economía neoclásica y modelos de elección "racional": ¿está empíricamente confirmado que todos y cada uno tenemos una función de utilidad matemáticamente definida, estable, y hay consenso en por qué se elige esa formulación matemática y no otra? En general se habla en estos modelos de "utilidad subjetiva", cosa difícil de medir.

Sobre comportamiento maximizador: en realidad mezclé las cosas; quise decir que la economía neoclásica supone un agente egoísta y si bien el egoísmo es un aspecto de la conducta humana, ésta no puede ser enteramente reducida a la búsqueda constante de ventajas exclusivamente personales. Incluso hay problemas con el concepto de "maximizar", que supone que tenemos todo el tiempo acceso a toda la información necesaria y pertinente para tomar nuestras decisiones, cosa bastante irreal. A lo sumo podemos ser "satisfactores", más que "maximizadores", en el sentido de que tomamos las oportunidades que nos parecen lo suficientemente buenas a la luz de conocimientos parciales y muchas veces sesgados.

Si este supuesto es falsable y ante la repetida refutación e incompatibilidad con otras áreas del conocimiento se lo abandona, perfecto, para mí lo pseudocientífico, o, si se quiere, poco científico viene cuando el supuesto es mantenido a capa y espada.

PD: si alguien sabe cuál es mi función de utilidad, le ruego tenga a bien informarme. Gracias.

Aníbal.

Severian dijo...

Si, creo que decimos lo mismo, pero a uno siempre le suena mejor en las propias palabras. (un colaborador mío postuló la teoría de que, siempre que dos físicos discuten en un pizarron, cada uno hace lugar borrando primero las fórmulas que escribió el otro, incluso para luego reescribirlas con su letra).

Respecto de si los conceptos de bueno y malo surgen de la praxis, es una discusión que ya hemos tenido: yo creo que lo que surge de la praxis es el modo de realizar ciertas preconceptos de lo que es bueno o es malo, preconceptos que cada uno ya tiene.

No vas a poder demostrarle nunca al Chancho Bugués, o a ningún sorete similar, que el enriquecerse a costa de otros "es malo". Lo que le vas a poder demostrar es que una sociedad que lo permite es una sociedad que degenera. Pero si para él tal degeneración no es "mala" como lo es para vos, no compartirá tu conclusión. (Tal vez el ejemplo del Chancho Burgués es demasiado extremo, pensemos mejor en alguien con un par de sinapsis)

Jack Celliers dijo...

Seve, tu último párrafo es cierto, pero "que no pueda convencer" no significa que no haya un criterio objetivo para determinarlo. Y ese criterio objetivo es... la praxis.

yo creo que lo que surge de la praxis es el modo de realizar ciertas preconceptos de lo que es bueno o es malo, preconceptos que cada uno ya tiene

Si me atengio a esta frase, los conceptos de "bien" y "mal" son preconceptos, de lo que deduciría que también lo son "correcto" e "incorrecto", "verdadero" y "falso", etc. Y resulta que no es así.

¿Cómo determinás científicamente lo que es verdadero de lo que es falso? Mediante la praxis experimental ¿Cómo determinás lo que es bueno para el ser humano y lo que es malo?

Siempre recurro al ejemplo del balcón, que además ilustra los dos conceptos: podés negar la ley de la gravedad, pero no podés sutraerte a sus efectos. Podés decir que estrolarse contra el piso es "bueno", pero no podés probarlo experimentalmente.

Análogamente CHB podrá defender la explotación todo lo que quiera, pero no puede sustraerse a sus efectos si es víctima de ella. Si vende su fuerza de trabajo, intentará reducir la plusvalía todo lo que pueda, en otras palabras: su ideología contradice sus intereses, como ocurre con tantos que venden su fuerza de trabajo.

Hay trabajadores que ideológicamente no son revolucionarios, pero en el momento de conflicto sindical demuestran gran combatividad en la defensa de sus intereses. Esos tipos podrán decir que el capitalismo es "bueno", pero luego en la práctica intentan combatir sus efectos. Eso es lo que prueba que su concepción de "bueno" es errónea.

Lo contrario sería caer en un relativismo no diferente del cognitivo: todo conocimiento es un "preconcepto".

Jack Celliers dijo...

Fijate que no tiene sentido decir que "no se puede demostrar" que enriquecerse a costa de otros es malo, pero sí que una sociedad que lo permite "degenera". El verbo "degenerar" esconde en sí los conceptos de "bien" y "mal" que declarás indemostrables. CHB bien podría decir que la sociedad no "degenera", que ese es su desarrollo natural. En el fondo la discusión es la misma.

Severian dijo...

El hecho es que quien se tira del balcón se estrola contra el piso. Que eso sea bueno o malo no se deduce de los hechos, sino que es simplemente la aplicación de un preconcepto tuyo: estrolarse es malo. Para la suicida convencida del Hotel Panamericano, por ejemplo, lo malo fue no estrolarse.

Cambiá en mi afimación la palabra "degenera" por "aumenta su desigualdad". Eso es bien objetivo: una sociedad donde se permite enriquecerse a costa de otros se vuelve más desigual. La afirmación es falsable y en los hechos se verifica. Pero mi punto es que, si hay alguen a quien tal desigualdad no le parece algo malo, vos no podrías demostrarle que lo es.

Estamos discutiendo como definir las palabras bueno y malo. Y no podés probar una definición, porque es precisamtne eso, una definición. No podés probar que la velocidad es igual al espacio recorrido dividido por el tiempo transcurrido porque esa es solo la definición de velocidad. Si alguien usara otra definición de velocidad, no podrías probar que se equivoca, porque la semántica no es falsable.

Jack Celliers dijo...

Ah, bueno, pero en ese caso no hay inconveniente: el suicida puede definir la muerte como buena, y probar mediante su estrole que lo es... para él. El suicida es coherente.

Pero el explotado que por un lado defiende el capitalismo pero por otro lado se queja de que gana menos es similar no al suicida sino a uno que tratara de convencerme de que saltar por el balcón es positivo, sin animarse a hacerlo él mismo.

La definición de "bueno" y "malo" varía con las personas porque tiene un componente subjetivo, sin embargo al definir lo que es bueno o malo en política, tenemos que referirnos a lo que es bueno o malo para muchas personas. En este caso intervienen muchas subjetividades, es cierto, pero también es cierto que si esas subjetividades tienen rasgos distintos, también los tienen similares por el sencillo hecho de que los seres humanos tenemos rasgos comunes (algo que suele olvidarse cuando se celebra la famosa "diversidad").

De ahí que la noción de lo que es bueno pueda establecerse en base a una práctica común.

Para la mayoría de la gente, saltar del balcón es "malo", porque la mayoría de la gente no quiere morirse. Basa su definición en la praxis, y la definición es exactamente igual de homogénea (o heterogénea) como homogénea o heterogénea es la posición de la humanidad entera frente al hecho, basada en la praxis individual de cada ser humano.

Jack Celliers dijo...

Así la praxis es el origen de la definición.

Severian dijo...

Si, me parece consistente.

Basar una definición en consensos mayoritarios me parece correcto.

Lo que señalo es que una definición, no es "verdadera" más que en ese sentido, el de ser aceptada por la mayoría. Los planetas giraban en torno al son aún cuando nadie lo creía. Son cosas diferentes.

Jack Celliers dijo...

Mhhh...

Perá: que los planetas giran alrededor del sol es una verdad en el año 2011 y tambien lo era en el 1011... según los datos con los que contamos hasta el momento.

Los astrónomos de aquel tiempo simplemente carecían de medios que les permitieran percibir la realidad como nosotros, pero basándose en la observación llegaron a una verdad científica que tuvo en ese momento el mismo status que tiene la verdad científica hoy. Sé que parece que me escoro hacia el lado del tomatal, pero wait.

Me explico: un astrónomo del 1011 podía pensar que la Tierra es el centro del universo porque las observaciones que hacía así se lo indicaban, y en eso no se diferencia de los científicos actuales.

En aquel momento la verdad científica era esa, y lo más razonable era atenerse a ella. No estoy afirmando el disparate de que la realidad era así, pero sí afirmo que en aquel momento lo más razonable era -como lo es siempre- atenerse a la verdad científica.

De hecho el universo probablemente tampoco sea como lo percibimos ahora, por ejemplo: hasta 1977 Urano no presentaba anillos, y esa era la verdad científica a la que convenía atenerse.

O sea que "la verdad" es un concepto cambiante, que varía conforme aprendemos más sobre el universo. La realidad es externa a nosotros, y no la conocemos absolutamente ya que si así fuera, no haría falta estudiarla.

O sea que en todo momento conviene atenerse a la verdad científica... que luego puede demostrarse falsa. La verdad científica es la explicación más probable hasta el momento de acuerdo con los datos que se tienen.

Jack Celliers dijo...

O sea: eso.

Severian dijo...

Tal vez lo expresé demasiado crudamente.

Mi intención es hacer hincapié en la diferencia entre la semántica, es decir la definición del modo en que los vocablos se conectan con la realidad, y la epistemología, es decir la forma en la cual se establece el valor de verdad de las proposiciones construidas con dichos vocablos. Definir "bueno" y "malo" es semántica, establecer cuáles politicas son buenas de acuerdo a esa definición es epistemología.

Sigue crudo, lo sé. Algo así.

Edu dijo...

Buenas, ¿cómo andan?

Me parece que si bien algo apunto Jack, en esta discución no está bien delimitado el concepto de economía como ciencia del de economía como política. Aplicar determinadas medidas económicas, no es aplicar "ciencia económica", es simplemente seguir una determinada política.

Sobre el bien y el mal, me parece que una forma de aproximarse a una objetivación de esos conceptos podria ser si los vinculamos con lo "adaptativo evolutivamente".

Saludos.

Anónimo dijo...

Estimado Jack Celliers,

Le escribo para solicitarle si puede tratar un tema que me preocupa gravemente. Se trata de una creencia esparcida en todos los estratos de la clase media y media alta: La Ley de Atracción.

Esta es una creencia mágico religiosa que postula que el poder del cerebro condiciona las situaciones vividas. Por ende, el pensamiento positivo y visualización traerían -según ellos- éxito y fortuna mientras que el pensamiento negativo, desgracias.

Esta es una creencia, en mi opinión, peligrosa. No solo justifica las brechas sociales sino que se asemeja peligrosamente al deliro colectivo por omnipotencia.

Me gustaría saber qué opinión le merece como herramienta del capitalismo para eliminar obstáculos en su dictadura; puesto que si una creencia condiciona la situación social, entonces, nadie cuestionará la desigualdad de derechos.-

Disculpe por haber usado este thread pero me gustaría, en la medida de lo posible, leer un desarrollo suyo respecto de este tema.

Muchas gracias.