21.1.10

Haití y el cinismo sobrenatural



Primero un hecho que viene a cuento: entre las valiosas personas que están ayudando a gente en Haití hay sacerdotes, creo que incluso uno argentino. También seguramente habrá gente que no es siquiera creyente. Lo que quiero señalar no apunta en principio ni a sacerdotes ni a laicos, sino a gente que creo dominada por una perversa estupidez. O una estúpida perversidad. Como siempre: dependiendo del caso es difícil determinarlo.

En España

Atendamos por ejemplo a lo que dice este sacerdote católico, obispo de San Sebastián, respecto de la tragedia, transcribo exactamente el párrafo para evitar habituales quejas acerca del "contexto":

Existen males mayores que los que esos pobres de Haití están sufriendo estos días… ¿no? Nosotros nos lamentamos mucho de los pobres de Haití, pero igual también deberíamos además de poner toda nuestra solidaridad en ayudar a los pobres, nuestros medios económicos, etcétera; también deberíamos de llorar por nosotros, por nuestra pobre situación espiritual, por nuestra concepción materialista de vida, ¿no? Quizás es un mal más grande el que nosotros estamos padeciendo que el que esos inocentes están sufriendo.

Vale la pena escucharlo, porque Fritz Perls enseñaba a escuchar más allá del significado formal de las palabras.

Se percibirá que escribí el "quizás" de la última oración por mor de exactitud, pero en realidad está apenas susurrado, apresuradamente insinuado. Es evidente que este señor patina velozmente haciendo equilibrio, sabiendo perfectamente que lo que dice es una bestialidad. Primero dispara: Existen males mayores, porque eso es lo que quiere decir: 200.000 vidas humanas son un mal menor respecto de esto que yo afirmo, señores. Y luego el ridículo vaivén de "peros" y "¿no?" y "quzssss". La brutalidad se da la mano con la hipocresía en una torpe muestra de habilidad.

En buena lógica y dada esta escala de valores, los sacerdotes que están colaborando y arriesgando sus vidas en Haití van detrás de un objetivo menor, cuando deberían estar atendiendo la crisis espiritual de las señoras majas de San Sebastián, por cierto una de las ciudades más caras de España.

Me pregunto si este señor se hará alguna pregunta acerca de su propia situación espiritual, lo que sea que eso quiera decir. Yo lo llamaría decoro, o simple empatía humana. Algo así como si un marxista muy retardado dijera: "El terremoto es terrible, pero más importante es la educación revolucionaria de las masas" o alguna gárrula estupidez por el estilo que nos obligaría a hacerlo callar.

Lo peor no me parece esto aún. Frente a la lógica indignación y repudio que despertó este proselitismo desenfrenado, la derecha católica no se arredró: el sacerdote de marras retrucó penosamente adivinen qué... Exacto: que lo sacaron de contexto (no hay premio, era muy fácil). Y la cadena COPE, reducto ultraderechista gestionado por la Conferencia Episcopal denunció adivinen qué... una campaña izquierdista. Otra vez, demasiado fácil. Con esta gente todo es muy previsible.

Pero sirve para confirmar. Bien hubiera estado admitir un fallo en las prioridades, una declaración inoportuna, un error. Nada de eso, ya sabemos que esta gente es infalible.

El imperio

Hablamos de la España bruta, pero ¿qué esperar de ese circo siniestro llamado fundamentalismo yanqui? Aquí la cosa ya... qué se yo qué decir: el pastor evangelista Pat Robertson afirmó muy sereno que Haití hizo un pacto con el demonio y atrajo sobre sí el terremoto. El video es muy, muy repugnante, búsquelo el que quiera satisfacer su morbo. Y ya la estupidez y la perversidad alcanzan un punto muy cercano a la demencia, como es habitual en una sociedad cuya decadencia borra cada día más el sentido de la realidad y del ridículo.

El mundo y después...

Igual de alarmantes son las numerosas alusiones en foros y blogs de internet a "advertencias" divinas, castigos al pecado, advenimientos apocalípticos y muestras del irracionalismo más cerrilmente ignorante disparadas desde posiciones enmarcadas en ese amplio arco que une al fundamentalismo religioso, la new age, la superstición y la literatura para analfabetos.

Todo tiene sin embargo una única raíz, que –pido disculpas, voy a citar mi propio blog un par de veces– creo haber señalado en otras oportunidades: el conflicto insalvable que existe entre el idealismo y el materialismo.

Y aquí sí marco una diferencia: este conflicto sólo toca a los creyentes. La arrogancia del obispo, la demencia del pastor y los balbuceos de la superstición tienen un origen común que es la explicación de los fenómenos reales a partir de causas situadas fuera de la realidad. Supongo que el sacerdote que va a Haití y da una mano, por muy convencido que esté de la verdad de su religión considera sin duda que es más valioso eso que hace que ponerse a rezar; o que al menos ambas cosas están en un mismo plano. Y tiene razón. Cuanto más urgente el problema, cuanto más desesperante es la situación y dolorosa la tragedia, más necesidad tenemos de actuar sobre la realidad, porque el edificio que se derrumba sobre el niño es dolorosamente contundente, pertenece exclusivamente a este mundo.

Me alarma tener que escribir esto: el altísimo costo en vidas y dolor que produce el terremoto tendría que despertar nuestra urgente necesidad no de remediar ninguna "pobre situación espiritual" sino nuestro insuficiente conocimiento respecto de la prevención y detección de estas catástrofes, sin mencionar la escasez de recursos y la pobreza que agravan la tragedia. La mención del espíritu y sus prioridades cuando se está hablando de un terremoto con cientos de miles de muertos, de cuerpos reales que sufren, muestra claramente que lo que deshumaniza no es la razón sino su ausencia.

Lo intangible

Se dirá que la solidaridad es un valor inmaterial, que hay una disposición necesaria para ayudar y que esa disposición es espiritual, intangible. Responderé que la razón es igual de intangible, pero está formada a partir de la praxis concreta: sé lo que es el dolor porque puedo imaginarlo, y puedo imaginarlo porque yo mismo soy capaz de experimentar dolor. Cuando sufre el prójimo, todos sufrimos algo no por ninguna voluntad trascendente sino porque compartimos con él una realidad.

La única forma de insensibilizarnos frente a ese dolor es rebajarlo a la categoría de un fenómeno producido por fuerzas misteriosas contra las que nada podemos hacer, o que no nos es permitido enfrentar, o que expresan una voluntad trascendente que en última instancia es misteriosamente justa: se lo merecían por sus vidas pasadas, porque hicieron pactos con el demonio, o no es para tanto porque lo importante es la vida futura. De allí al cinismo hay nada.

Lo que aquí se llama "intangible" o "espíritu" o acaso "moral" es la razón bien entendida: actuar aquí y ahora, curar la enfermedad, enfrentar el caos, corregir. Por eso el mal y la estupidez son siameses casi imposibles de separar, aunque el perverso sea muy inteligente en realidad es profundamente estúpido. También por eso lo que llamamos "inteligencia" es en última instancia imposible de medir, porque involucra valores.

Y ya que estamos...

Me gustaría que alguien mencionara ahora el famoso "diseño inteligente". Dada esta catástrofe parece que el diseño tiene fallas serias. Y actuar aquí y ahora no es otra cosa que (insistamos) enfrentarlas, corregirlas; según el sacerdote ultra: oponerse al (o al menos omitir temporalmente el) designio divino, palabras con las que define la obediencia a su propia voluntad.

El creyente que actúa de buena fe tiene al menos que poner en un mismo plano el aquí y ahora con el trasmundo; lo escribió una vez un católico que aprecio, que afirmó algo así como que era necesario rezar como si actuar de nada sirviera, y actuar como si rezar de nada sirviera. También escuché a un rabino decir que había que ayudar al prójimo como si no existiera ningún dios, afirmación peligrosamente materialista. Y justa.

Pero ocurre que si se actúa todo el tiempo como si no existieran dioses, uno se convierte sencillamente en un... ateo.

Innecesario, pero necesario

Hagamos algo por Haití, donemos lo que podamos aunque parezca poco. Sí, también: exijamos que la ayuda llegue, que no se la afanen; que haya más comida, más medicinas, y menos tropas.

Pero entretanto compartamos algo de lo que tenemos, que inesperadamente es mucho.

21 comentarios:

Severian dijo...

A mi me enmudecen los números, lo mismo me pasó con el maremoto en el Pacífico. Que se muera un tipo sólo ya es malo, pero 200000 como en Haití, 300000 como en la costa asiática, es *mucha* gente...

A veces los números grandes se pierden, no somos capaces de imaginarlos y entonces los ignoramos (¿alguien sabe cuantos años hace que América se separó de África? ¿un millon? ¿cien millones? ¿mil? A eso me refiero: nos da lo mismo, es "mucho" y ya).

200000 muertos en una ciudad de unos dos millones de habitantes es algo así como una de cada diez personas. Imaginemos que mueren cuatro de nuestros amigos, veinte de nuestros vecinos, diez o quince compañeros de trabajo dependiendo de la cantidad de empleados de nuestro laburo, un familiar cercano, en total unas cincuenta personas conocidas. Sumemos una enorme cantidad de desconocidos, tantos que cualquier organización funciona renga por la falta de personas clave. Eso solo ya es terrible, ni siquiera es necesario pensar en los heridos, el riesgo de epidemias y la destrucción física de los edificios.

Severian dijo...

Entiendo que no es política la lectura del post, pero igual por si se te pasó, te copio el link que dejó Peste en su blog, a este perro verde que es un yanqui pensante. Son muy interesantes algunos de los comentarios...

Anónimo dijo...

Desde mi fe católica en relación a esta carástrofe como a otras ocurridas, me resultan verdaderamente repudiables explicaciones como las de Pat Robertson, quien olvida que el propio Jesús tuvo ocasión de enseñar sobre la cuestión: "Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera." (Cfr. Lucas Cap. 13). Igualmente no sé que quiere decir el obispo de San Sebastián, me resulta muy confuso. En mi humilde opinión, el foco por tanto dolor más que en Dios debería ponerse sobre el hombre. Puedo aseverar que tales muertes son la consecuencia del pecado del hombre. Sí, pero no en el sentido de un Pat Robertson, no; se trata de pecados personales y de estructuras de pecado que impiden el desarrollo de los pueblos, esos son los causantes de tanta muerte y destrucción. Como señala José Natanson en su artículo del 17 de este mes en Página 12 "El Informe Mundial de Desarrollo Humano del 2004 –titulado “La reducción de riesgos de desastres. Un desafío para el desarrollo”– incluye un dato esclarecedor: si bien sólo el 11 por ciento de las personas expuestas a peligros naturales vive en países con un bajo índice de desarrollo humano, representan más del 53 por ciento en el total de las muertes registradas: Los desastres se producen en todos lados, pero impactan sobre todo en los países pobres a través de una serie de mecanismos creadores de vulnerabilidad. Los asentamientos informales en los corazones urbanos expanden entornos habitacionales inestables y precarios, a menudo ubicados en las zonas más peligrosas de las ciudades: barrancos, laderas empinadas, áreas inundables o próximas a plantas industriales o sistemas de transporte nocivos o peligrosos ..." (http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-138621-2010-01-17.html). A quienes permiten por acción y omisión la perpetuación de tales condiciones debe imputarse la magnitud del dolor de los haitianos.
Por otro lado, creo que la existencia del mal físico es propio de la finitud del ser humano, y de todos los seres; la limitación implica que no somos indemnes a la acción de otros seres y podemos sufrir por acción de los mismos, así como nosotros al actuar hacemos sufrir a otros; no veo en que afecte la cuestión al argumento del diseño inteligente.
Tribunus Plebis.

LR dijo...

Yo creo que está claro que estas muertes masivas a raíz de un desastre natural son perfectamente explicables como un "crimen social", como un crimen del capitalismo.

Tal como lo caracterizaba Friedrich Engels en "La situación de la clase obrera en Inglaterra": “Cuando un individuo hace a otro individuo un perjuicio tal que le causa la muerte, decimos que es un homicidio; si el autor obra premeditadamente, consideramos su acto como un crimen. Pero cuando la sociedad* pone a centenares de proletarios en una situación tal que son necesariamente expuestos a una muerte prematura y anormal, a una muerte tan violenta como la muerte por la espada o por la bala; cuando quita a millares de seres humanos los medios de existencia indispensables, imponiéndoles otras condiciones de vida, de modo que les resulta imposible subsistir; cuando ella los obliga por el brazo poderoso de la ley a permanecer en esa situación hasta que sobrevenga la muerte, que es la consecuencia inevitable de ello; cuando ella sabe, cuando ella sabe demasiado bien que esos millares de seres humanos serán víctimas de esas condiciones de existencia, y sin embargo permite que subsistan, entonces lo que se comete es un crimen, muy parecido al cometido por un individuo, salvo que en este caso es más disimulado, más pérfido, un crimen contra el cual nadie puede defenderse, que no parece un crimen porque no se ve al asesino, porque el asesino es todo el mundo y nadie a la vez, porque la muerte de la víctima parece natural, y que es pecar menos por comisión que por omisión. Pero no por ello es menos un crimen. Ahora pasaré a demostrar que la sociedad en Inglaterra comete cada día y a cada hora lo que los periódicos obreros ingleses tienen toda razón en llamar crimen social; que ella ha colocado a los trabajadores en una situación tal que no pueden conservar la salud ni vivir mucho tiempo; que ella mina poco a poco la existencia de esos obreros, y que los conduce así a la tumba antes de tiempo; demostraré, además, que la sociedad sabe hasta qué punto semejante situación daña la salud y la existencia de los trabajadores, y sin embargo no hace nada para mejorarla: En cuanto al hecho de que ella conoce las consecuencias de sus instituciones y que ella sabe que sus actuaciones no constituyen por tanto un simple homicidio, sino un asesinato, puedo demostrarlo citando documentos oficiales, informes parlamentarios o administrativos que establecen la materialidad del crimen (NOTA: * Cuando hablo de la sociedad, aquí y en otras partes, como colectividad responsable que tiene sus obligaciones y derechos, huelga decir que me refiero al poder de la sociedad, es decir, de la clase que posee actualmente el poder político y social, y por tanto es responsable también de la situación de aquellos que no participan en el poder. Esa clase dominante es, tanto en Inglaterra como en los demás países civilizados, la burguesía)."

No es que no iban a morir personas en tal terremoto pero se podría haber minimizado las víctimas y estar preparado para el post terremoto en cuando a la asistencia, etc. Haití es una economía pobre, oprimida en forma directa por fuerzas de ocupación (cascos azules). Ahí está el meollo de la cuestión. Ni pecado ni nada de eso. Como con Katrina, como con Cromañón.

Saludos

Luk@s

Milkus Maximus dijo...

Estimado Jack: no sé a Ud. pero a mí lo de Haití me despierta sentimientos encontrados.

Este despliegue de fanfarrias y anuncios respecto a la ayuda humanitaria que Argentina lleva a un país sumido en el desastre me parece totalmente innecesario, superficial, e hipócrita. Y no por pegarle a CFK en particular, ya que ella no ha hecho otra cosa más que perpetuar un training populista de décadas.

Con esto no quiero decir que enviar ayuda a Haití esté mal, pero no puedo dejar pensar en que hay necesidades aquí mismo, deudas sociales locales que no se pagan desde hace años; y niños muriendo de hambre mucho más cerca que Haití.

Países más desarrollados, supongo yo, pueden enviar lo que les sobre. Y desde aquí qué enviamos? Lo que nos sobra? No lo creo: si nos sobrara, no estaríamos como estamos. Y si llega a ser que nos sobra ... el tema es más grave aún.

Por cuestiones personales, estoy casi accidentalmente bien informado de los lugares del interior donde, sí, es cierto, no mueren aplastados por su propia casa. Y nunca morirán así, porque ni techo tienen.

Estoy seguro que el hércules de la fuerza aérea no tendría ningún drama en viajar más seguido para distribuir algo de lo estrictamente necesario en su propio país.

En cuanto al punto de vista católico de las posibles circunstancias que inciden sobre la situación de la población haitiana, en fin ... Usted sabe perfectamente que no se circunscribe a la opinión particular de un obispo español. Y si quiere tachar a un tipo de superficial y cínico, ni se gaste en "escuchar más allá del significado formal de las palabras". Me parece ocioso, y como mínimo, una pérdida de tiempo.

La seguimos por mail.

Anónimo dijo...

che, anonimo, esta claro que murieron tantos por ser tan pobres, pero de nada les habria servido ser mucho mas espirituales...

dicho de otro modo, ser campeones en espiritualidad no te libra de morir aplastado en un terremoto o arrastrado por un huracan o un tsunami, mientras seas mas pobre que una rata
ser ricos si te libra

ahora si quieres, discutimos si es pecado ser rico o cuanto hay que ser pobre para no ser pecador...
y se lo comentamos al papa, que de riquezas y pecados sabe bastante, a ver que le parece...

ecazes dijo...

Gracias Jack, por dedicar un post.
Tímidamente (me cuesta mucho seguir el nivel de los comentaristas) dos puntualizaciones que creo pertinentes: El debate de si hubo muchos muertos porque sus casas eran pobres, sobra. El terremoto fue lo mas equitativo que hay: en el mismo instante murió el obispo en la catedral, el burócrata en la casa de gobierno y el pobre en su dormitorio.
Milkus: no es lo mismo. No es igual una crisis causada por la desidia, la corrupción o la discapacidad mental de los gobernantes que una tragedia como la que sufrieron los haitianos.
Severian dio una clave. Hasta las ayudas mas elementales e inmediatas se imposibilitan, simplemente porque todo el sistema social se desintegró.
Quedó la comunidad sola, traumada, herida y hambrienta.
(En algún momento se habló de la prisa en recoger los niños que vagaban famélicos, ya sin padres ni familia).
La Fe se demuestra en las obras, no en las palabras. No puede hablar de su Fe quien no la vive en el hermano.
La tragedia de Haití es enorme. Inconmensurable. Lo único pertinente aquí es dar, dar sin medida, lo que sobra, lo que hace falta, las oraciones, las lineas en los blogs, los pensamientos, las "buenas vibras"... lo que se tenga, cualquier cosa.
Haití está necesitando todo.

Jack Celliers dijo...

Milkus (¿cómo le va?), sí, es verdad que enviar ayuda desde la Argentina pone sobre la mesa la cuestión de qué ocurre dentro de casa. Pero fíjese que incluso en EEUU -donde no faltan homeless, marginados y gente fregada por el sistema- el argumento podría ser válido.

Si quiere una respuesta: digamos que si consideramos a todos los países como si fueran individuos, entonces Haití es el más pobre del barrio ¿no?, de manera que incluso los menos pobres tienen la obligación moral de ceder algo de lo que tienen. Si no es como si dijéramos "ah, no, que aporten los ricos".

Pero Ud. me dirá -y tiene razón- que los países no son individuos sino conjuntos de individuos. Si quiere ir al fondo: en todo el mundo los recursos alcanzan para que todos vivamos bastante bien, tomado país por país esto sigue siendo verdad: EEUU tiene recursos para mejorar el nivel de vida de todos sus habitantes, Argentina también, incluso Haití los tiene. El problema es otro, y no quiero tirar volantes porque Ud. ya me conoce, pero es que se cae de maduro: existe una preocupante y cada vez más pronunciada concentración de recursos en pocas manos. Y ese es el problema.

ecazes: El terremoto es democrático, pero la sociedad no lo es. El reparto desigual de la riqueza hace que el terremoto sea sufrido por mucha gente de manera más desesperante. Es verdad: se puede ser rico y morir, pero si ensayás una estadística es muy claro que quienes tienen medios económicos puede aguantar mucho mejor una catástrofe que quienes no tienen nada. No hay que olvidar el "pos-terremoto", que deja a mucha gente sin lo poco que tenía. El que tenga una cuenta corriente en Suiza podrá comprarse otra casa, pero la mayoría de la población nones. Es una diferencia importante.

Jack Celliers dijo...

En cuanto al punto de vista católico de las posibles circunstancias que inciden sobre la situación de la población haitiana, en fin ... Usted sabe perfectamente que no se circunscribe a la opinión particular de un obispo español.

Milko, me parece que la advertencia que me hace es innecesaria. Cuando escribo sobre la iglesia parece que a Ud. se le cierra un ojo y me lee así: tuerto.

Creo que soy preciso al establecer distinciones entre las responsabilidades de la iglesia como un todo, y las distintas posturas que conviven dentro de ella. Si mencioné explícitamente que hay sacerdotes que están laburando en Haití, es precisamente porque quiero señalar DOS posturas: una me parece acertada, loable; y la otra me parece rastrera, mísera.

De esta contradicción respecto de un tema particular extraigo un principio de contradicción que creo es más general ya que se manifiesta en muchos otros temas, y me importa señalarlo utilizando incluso (no sé si lo notó) una frase que -aunque no citada al pie de la letra- le pertenece a Ud.

Y si quiere tachar a un tipo de superficial y cínico, ni se gaste en "escuchar más allá del significado formal de las palabras". Me parece ocioso, y como mínimo, una pérdida de tiempo.

Milkus, ¿por qué en lugar de atacar mis afirmaciones de esa manera elíptica (resulta que el sacerdote no "es" superficial y cínico, sino que yo "quiero" calificarlo así) no da su propia opinión y establece su propia posición, que es más claro y fácil?

Primero: escuchar más allá del significado formal del discurso es siempre un buen ejercicio que le recomiendo. Lo decía uno que sabía bastante de palabras: "La palabra le fue dada al hombre para ocultar su pensamiento". Escuchándolo a mí se me hace más claro aún que ese señor miente ¿Para Ud. es ocioso y una pérdida de tiempo? Bueno, como guste, se trata de datos bastante sutiles que -si lo prefiere- pueden ser materia opinable.

Segundo: ahora bien, si critica Ud. mi calificación será porque no tiene fundamento. Lo invito entonces a emitir un juicio acerca de las palabras tomadas en su mero significado: ¿Realmente le parece que la crisis espiritual de los habitantes de la ciudad de San Sebastián es más importante que el par de cientos de miles de vidas que se perdieron en Haití? ¿No es un proselitismo más bien obsceno?

Se lo preguntaré de una manera que si quiere es más religión-friendly: ¿no existe entre eso que Ud. llama "alma" y la actitud ante las desdichas del prójimo una relación que está bien lejos de permanecer en compartimientos estancos?

Dicho de otro modo: si tengo ante mí al prójimo aplastado bajo un edificio reclamando agua, ¿no reclama el mejoramiento de mi alma que en ese momento me olvide un poquito del alma en general y preste más atención a ese cuerpo concreto? ¿Es necesario, es decoroso, es delicado recordarle a la gente en un momento de contundente tragedia que "más importante" es vaya a saberse qué "crisis espiritual"? ¿Ese es el "espíritu" que se propone?

Bien, quien así actúa para mí propone una escala de valores a la que me opongo porque me parece que es injusta, ridícula y deshumanizante. Si Ud. quiere agregar su opinión, hágalo. Si no, no. Pero no me suelte tiritos por elevación, ni insinúe que yo califico livianamente.

Salute.

Milkus Maximus dijo...

Ay, ay, ay, Don Jack. "El problema está en las palabras ..." decía Pirandello, y cuánta razón tenía.

Le agradezco la cantidad de líneas que dedica a las pocas mías, pero la verdad, es que no era para tanto.

Yo lo único que le quise decir es que, si un tipo le parece superficial y cìnico, ¿para què pìerde el tiempo en él? Y para colmo le da publicidad (digo ahora).

Esto de decir dos líneas y que te interpreten veinte, ya se parece a los chistes sobre psicoanalistas.

Jack Celliers dijo...

Yo lo único que le quise decir es que, si un tipo le parece superficial y cìnico, ¿para què pìerde el tiempo en él?

Ah, ¿era esa la pregunta? Bueno, un poco rara ¿no? Preguntarme por qué escribo sobre este señor es como preguntarme por qué escribo el blog, en el que me ocupo de toda clase de cretinos.

Quizás es esto: cuando me entero de que alguien declara públicamente una barbaridad (como que los haitianos se merecen lo que les pasa porque "pactaron con el demonio") me parece que tengo aunque sea una pequeña obligación de no callar. Si este señor dice eso y todos callamos, entonces va a parecer que estamos de acuerdo, o que no nos parece importante.

Bueno, a mí me parece importante. Lo que dice el payaso demente de Pat Robertson me parece una muestra relevante del grado de deshumanización que estamos viviendo. Las declaraciones del sacerdote católico -menos bestiales pero con más alcance- me parecen también graves.

Y si lee un poco más, el post no se dedica sólo a transcribir estas declaraciones y quejarse, sino que intenta -menesterosamente- explicar los valores subyacentes a las mismas, cosa que sería mucho más difícil sin transcribir primero el hecho mismo ¿no?

Durante mucho tiempo nos quejamos de que el ciudadano común no puede hacerse oir en los medios. Bien: ahora tenemos internet que no es mucho pero es algo. El que calla otorga, y yo hay cosas que no quiero otorgar, que me parece importante no otorgar.

Y tratándose de un sacerdote católico, más me parece que yo podría preguntarle a Ud. si no le parece adecuado no callar en este caso. Al fin y al cabo es su iglesia. No hace tanto por mail Ud. se quejaba en términos bien claros de un sacerdote por una falta que -de haberla- a mí me parece algo muy menor comparado con esto, que fue dicho en los medios por un alto cargo que de alguna manera representa a mucha gente, Ud. incluido.

Salute.

PD: ¿Vio qué buenos los Anachro Clock?

Milkus Maximus dijo...

Sólo aclarar una cosa: los obispos no son representativos. Están para velar por la diócesis y cada uno de los católicos en ella, pero nadie los votó. la Iglesia es jerárquica, no democrática.
Las declaraciones de un obispo, particularmente de MI obispo, no el de San Sebastián, me vinculan en tanto y en cuanto se atienen al dogma y a la escritura. Sus opiniones particulares pueden, y DEBEN ser confrontadas con lo que cree y practica toda la Iglesia, ya que las diócesis son autónomas.
Si por mí fuese, no dejaría que las diócesis lo fuesen tanto, habida cuenta de las cosas que hay que escuchar y las cosas que hay que ver; y de lo vivos que se creen algunos obispos haciéndole el corte de manga al Papa. Si así fuese, ya habrían rodado varias cabezas. Pero en fin .... algunos astutos juegan en el límite de las causales de remoción.

Respecto al resto. Es cierto: hay situaciones que hay que denunciar; muchas veces uno no DEBE callar. Pero también es cierto que mientras tanto hay que construir e implementar cosas concretas: cómo ayudar; desde dónde; por qué medios.

¿Se anima a darnos una lista y modos de contacto concreto con organizaciones que Ud. sepa que están en el frente de batalla?.

Yo ya manejo algunas, pero ni por asomo todas. Por ahí con su ayuda abrimos el abanico de medios.

Gracias.

Nacho dijo...

Milkus: no soy Jack, pero a mi juicio éstas son dos organizaciones confiables:

1) Partners in health - Health care for the poor, que está en Haití hace d{ecadas y sabe lo que está haciendo, abrió un sitio especial para el que esté interesado en ayudar a Haití tras el terremoto: http://www.standwithhaiti.org/haiti

2) Desde un costado un poco más político (aunque ya PIH, en general, es una organización progresista y muy copada en ese sentido), los movimientos de base (metáfora inoportuna al hablar de un terremoto...) haitianos tienen una página cuya dirección ha circulado un poco en estos días, desde donde a partir de la época de los huracanes han estado juntando fondos para apoyar el trabajo social que hacen (que pueden ver descripto ahí), sin intermediarios, con una política independiente del gobierno y de EE.UU., y un instinto de autoorganización y resistencia que impresiona, que no se ha detenido pese a los golpes de estado, la represión y demás. http://www.haitiaction.net/About/HERF/HERF.html

Dicen (si uno lee más allá de los medios que repiten como loro las noticias generalmente falsas o exageradas sobre saqueos y violencia) que en el medio del fracaso total de la ayuda internacional, la solidaridad de los haitianos con los haitianos mismos fue bastante muy notoria. Quizás sea porque en esas condiciones no queda otra.

Nacho dijo...

Bastante muy notoria, ejem. Hagan de cuenta que el comentario anterior está bien escrito, yo mientras anoto cien veces en la pizarra: *debo releer antes de apretar enviar*.

Milkus Maximus dijo...

Muchas gracias Nacho. Estoy juntando data para un post específico sobre el tema.
Toda información es útil, pero sobre todo, la útil :P

Severian dijo...

Supongo que la crítica al obispo es en principio independiente de su condición de religioso: se trata de alguien que aprovecha una tragedia para intentar llevar agua para su propio molino. Esa actitud me parece reprobable, provenga de un sacerdote católico, de un pastor protestante o de un político de centro-sarasa. En un acontecimiento como este, me resulta directamente asquerosa.

En cuanto a si es la pobreza la reponsable del desastre, supongo que el número de muertos hubiera sido diez veces menor en un país con más de un aeropuerto, con varios hospitales grandes, con mayor número de medicos, con stock de antibióticos, con maquinarias para remover escombros. Y, más que nada, con una clase política cuya suerte dependiera de la de los ciudadanos mas que de los designios del Departamento de Estado.

Milkus Maximus dijo...

Che, pero nadie más tiene info?

Jack Celliers dijo...

Milkus:

Lo que sé es que el BBVA (sabe que no tengo la menor simpatia por los bancos) se comprometió a enviar toda la ayuda que reciba directamente a ONG's haitianas. Por otra parte la Cruz Roja y la Medialuna Roja (que es su homónima en paises musulmanes) han coordinado esfuerzos con bastante eficacia sobre el terreno, y reciben donaciones específicamente para el terremoto en Haití.

Milkus Maximus dijo...

Mil gracias Jack: es bueno ver que en lugares donde se discuten interesantes cuestiones conceptuales, también hay espacio para la concreción.

Peste dijo...

Portlight. Los conozco de un sitio de meteorologia: empezaron hace poco, con el quilombo del huracan Ike en Texas, y ya estan mandando comida e implementos y suministros medicos. Tienden a dar asistencia preferencial a los discapacitados (cuando organizan ellos la repartija, lo que no parece ser el caso todavia). Reciben donaciones por PayPal. Estan en buenos terminos con USAID... bueno, nadie es perfecto.

Jack Celliers dijo...

Mire Milkus, le soy sincero: yo francamente no creo que nada de esto sea "concreción". Tal sería el caso si los que estamos participando aquí nos presentáramos como voluntarios para ir allá. La lista de entidades que colaboran en Haití se puede obtener sin demasiado esfuerzo. No veo demasiada diferencia entre llamar a ayudar a Haití con un post, y llamar a ayudar a Haití con un post y además dar una lista de entidades de ayuda. OK: es un poco más pero no se trata de ningún salto astronómico, ni de ninguna diferencia que permita decir: "esto es ayuda concreta" y "esto no lo es".

Diferencia estaría yo haciendo si en lugar de escribir cómodamente un post (ya sea que brinde o no brinde una lista que se puede encontrar con mínimo esfuerzo) me fuera a Haití. No lo hago, y por supuesto no estoy analizando aquí si debería o no hacerlo -cosa que queda para mis inútiles discusiones con la almohada- ni mucho menos juzgando si los demás deberían hacerlo o no, lo que sería ridículo.

"Concreción" es lo que hace la gente que está laburando allá, esto es una minúscula, acaso ociosa reproducción de información útil que si Ud. quiere ayuda un poquitín, pero no hace demasiada diferencia.