4.4.06

Hippolyte Bouchard, el corsario argento


La historia que nos enseñan (por lo menos la que me enseñaron a mí) en la escuela se caracteriza no sólo por la deformación y la mentira sino muy particularmente por el aburrimiento. La mediocridad y el recurso de las medias tintas desdibujaron nuestro pasado.

La historia de nuestra patria vieja, de una tensión y un pathos vibrante, fue la de unos perfiles fuertes, tipos llenos de fibra que nuestra "educación" transformó en una manga de calzonudos. Eso junto a la glorificación de nulidades, traidores, asesinos de gauchos y vendidos varios.

Y lo curioso es que nuestra historia, la de América, es fascinante. Veamos a una pequeña prueba de nuestra castración histórica: si escribo la palabra "corsario" quien la lea pensará en Francis Drake, en El Corsario Negro, en aventuras de Emilio Salgari... en cualquier cosa menos en nuestro país.

En tiempos de nuestra independencia los estados otorgaban las denominadas "patentes de corso". Se trataba de reclutar marinos de cualquier parte del mundo y sufragarles algunos gastos (armas, barcos, tripulación, etc.) a cambio de que el tipo se fuera por ahí atacando las naves o el territorio enemigos. Cada año el tipo volvía y pagaba al estado una parte de lo que hubiera podido saquear.

Pero jamás nos han enseñado que nuestro país hizo exactamente eso, y con un éxito impresionante. El almirante Guillermo Brown, ese magnífico irlandés borracho, fue uno de ellos.

Los corsarios armados por Buenos Aires comenzaron a actuar a partir de 1814, unos 60 actuaron en nombre de las Provincias Unidas del Río de la Plata principalmente en el Atlántico Sur el Caribe, pero también en el Pacífico y el Mediterráneo, capturando unas 150 embarcaciones enemigas, causando una seria crisis en el comercio internacional español y llegando casi a bloquear el puerto de Cadiz (!).

Hippolyte Bouchard fue uno de ellos. Este franchute nació en Bormes, Francia, en 1780, tenía un carácter podrido, le gustaba hablar claro y putear alto por lo que se hizo más de un enemigo. Un tipo que sin duda encajaría mal en los ambientes progres bienpensantes. Porque Bouchard era un revolucionario: simpatizaba con las ideas que triunfaban en América, en particular el ideario más radical de Mariano Moreno, por lo que se acercó a las Provincias Unidas a ofrecer sus servicios.

Bouchard era sin duda un compañero.

Participó en varias acciones bajo el mando de San Martín, y a partir de 1817, al mando de la fragata "La Argentina" y una pequeña flota corsaria comenzó lo que sería la vuelta al mundo de una nave criolla representando los ideales de la Revolución de Mayo.

La primera escala fue Madagascar, donde capturaron un barco negrero, y como la Revolución había abolido la esclavitud (esas estupideces idealistas y utópicas que hacen los revolucionarios), Bouchard liberó a los esclavos, además de afanarse los víveres, claro.

Luego de un viaje durísimo, con muchos muertos, llegaron a Java y fueron atacados por piratas malayos, feroces marinos con los que no se jodía, pero Bouchard los derrotó y no dejó uno vivo. Se mandaron para Filipinas, entonces colonia española, bloqueando el puerto de Luzón. De 33 naves enemigas hundió una mitad y se apropió de la otra. De ahí a... Hawaii, que en ese tiempo se llamaba Islas Sándwich y era un reino independiente.

Luego de aprovisionarse (y capturar a varios marinos desertores, ya en ese tiempo las futuras Hawaii eran un paraíso: clima delicioso, mujeres más que simpáticas, y ni un sólo turista), La Argentina inicia la parte más interesante de su travesía: se manda para California.

En ese tiempo California era un enclave de misiones franciscanas y no mucho más, protegidas por una guardia de soldados españoles. Bouchard y sus hombres (a esa altura una prodigiosa mezcla de gauchos, hawaianos, negros y británicos) los hicieron correr y un guerrero hawaiano arrió la bandera española e izó la nuestra. Del 24 al 29 de noviembre de 1818, California fue argentina y su capital Monterrey saqueada. Lo mismo ocurrió con San Juan de Capistrano, donde los hombres de Bouchard se prendieron en una gloriosa borrachera: parece que guita no había pero botellas sí.

Luego de hacer alto en la Bahia Vizcaíno (hoy el famoso Key Biscayne), y de merodear por San Blas y Acapulco, la flotita corsaria atacó América Central, en donde la marina y el comercio español tenían fuertes intereses.

Bouchard seguiría viaje hacia el sur, y se reencontraría con San Martín, pero los ideales revolucionarios ya habían sido traicionados por una burguesía pérfida y parasitaria que balcanizó ridículamente nuestro territorio en "países" que teniendo todo en común (lengua, tradiciones, composición étnica y desarrollo histórico) fueron delimitados al gusto del imperialismo británico.

Sin embargo algunas cosas quedan de la aventura gloriosa de Bouchard, veamos:

1) Mientras nosotros lo ignoramos olímpicamente, en la comuna de Bormes, Francia, todos los 9 de julio
se conmemora en un acto la independencia argentina, en homenaje a la patria adoptiva de un hijo de la ciudad, y aquí la Plaza que lo conmemora. Es gracioso que se diga que Argentina es el país “más europeo” de América. Nótese cómo Europa guarda celosamente hasta el menor detalle de su memoria histórica mientras nosotros vivimos la amnesia perpetua de no saber quiénes somos.

2) En Santa Bárbara, California, pueden verse altos mástiles con banderas de las naciones que ocuparon California: España, Rusia, México, EEUU y... la nuestra.

3) En San Juan de Capistrano se celebra la Fiesta Anual del Pirata, recordando el ataque que sufrieron. El Pirata no es otro que nuestro Hippolyte Bouchard.

4) Alguno habrá observado que las banderas de El Salvador, Nicaragua y Honduras son curiosamente parecidas a la nuestra: mismo diseño de franjas horizontales celeste – blanco – celeste. No es casualidad. Este diseño corresponde a la de la antigua Federación Centroamericana, inspirada precisamente en la nuestra, en homenaje a los ideales revolucionarios cuyo embajador fue precisamente Hippolyte Bouchard.

Un servidor se siente mucho más cómodo en compañía de este franchute iracundo que junto a los amantes perpetuos de la miseria intelectual. Bouchard es peligroso. Nuestra bandera y nuestra historia patria han sufrido una apropiación indebida por parte de milicos, fascistas, mediocres y mercenarios. Nuestra bandera y nuestra historia son la bandera y la historia de la Revolución, de los sueños de libertad y de esa profunda sensatez que es locura para quienes vegetan en la amarga mediocridad del cinismo y el miedo.

Viva la patria carajo, la nuestra, la verdadera.

16 comentarios:

Niño Barroco dijo...

Un grande, Jack, un grande...
Decí que tengo la agenda ocupada...si no, saco un crédito, me compro un velerito, recluto 5 borrachos, los pertrecho con una 9 mm y salgo a hacer la revolú...

Jack Celliers dijo...

En la Constitución todavía subsiste el articulo que adjudica al gonierno la facultad de otorgar patentes de corso. Hacé la prueba, en una de esas...

Pero tranqui, en el próximo post me mando una apología de Donald Trump, eso creo que está permitido.

JPG dijo...

para mas informacion acerca de Hippolite Bouchard:

www.srbouchard.blogspot.com

Niño Barroco dijo...

apología a donald trump, me gustaría leer eso...
che...estoy arrinconadísimo con el debate...cuando tenga más despejada la cabeza, trato de retrucar...igual, estoy por pedir Tablas...

reuben dijo...

Qué injusticia con Bouchard. Y hasta tiene un perfil como para poner en un billete.
Pensar que ahora cualquiera arrima el barco a Puerto Madero y le paga al Estado una parte de lo que puede saquear, en estas mismas tierras criollas.

Anónimo dijo...

por favor alguien dígame qué significa "mersa" y qué significa "mogo"...

...iluminen a un compañero Guayaquileño en proceso de instrucción perdido por estos lares...

parissinmi dijo...

Poblemos la casa.
Fruta Zen, tiene una putarraca.


Venga.
Vaya.



Lo quiero.

Yoatecutli dijo...

En este tiempo de timoratos, cuando es de mal gusto decir "amo a mi patria", cuando el ser "global" significa bajarse los calzones en menos tiempo ante el imperio, es un gusto leer a alguien que ama a su país de esa manera tan rabiosa (Me refiero al capitán y a tí)

Saludos desde México

Jack Celliers dijo...

Barroco Boy: y yo que pensaba que iba a catar retruco!!


Amigo Julián: "mersa" significa "de mal gusto", como por ejemplo condimentar una pizza con caviar, digamos. Adjetivo similar es "grasa".

"Mogo" es un apócope de "mogólico". Se refiere (injustamente en realidad) a las personas que sufren el síndrome de down o mongolismo. O sea que "mogo" es simplemente "imbécil".

Con estas fáciles lecciones de porteño básico ya puede venirse a Buenos Aires.

Paris: una putarraca?? París, París... no la puedo dejar sola.

Lobo: Gracias. No sé si me parece a mí, pero los mexicanos tienen esa cosa de orgullo nacional que - cuando no degenera es chauvinismo - es muy positiva y entre nosotros los argentinos es mas bien inexistente. Aquí nos alimentamos de autoironía, sabe?

Anónimo dijo...

Todo los olvidos y tergiversaciones denunciadas son, de acuerdo con mi más que humilde criterio, resaca de la inveterada "Línea Mayo - Caseros".

Jack Celliers dijo...

Mayo le parece? Caseros de acuerdo, pero la Revolución de Mayo fue simplemente traicionada. Mariano Moreno no murió de tos.

Por otra parte la cosa venía mal desde antes de Caseros, Rosas - ese unitario - no hizo demasiado por el país, excepción hecha de Obligado, pecadillo que los británicos se apresuraron a perdonarle calurosamente.

Ricardo Medel dijo...

Estas seguro de que no lo enseniaron en la escuela? Habria que chequear, pero me parece que en los manuales escolares (de los '70, cuando "me toco" ir a la escuela) sale clarito que Bouchard era un corsario.

Eso si, en ningun lado dicen que "corsario" es lo mismo que "pirata under contract", ni lo cuentan tan florido como usted. No vaya a ser cosa que se resquebraje el bronce, vio?

Jack Celliers dijo...

A mi, de HB, ni una palabra, ni en primaria ni en secundaria, y también me tocó en los `70, mire. Brown y gracias.

Anónimo dijo...

Epa maestro!. El nombre de la "Línea Mayo Caseros" no lo inventé yo, sino que lo impusieron los "revisionistas" de la década del sesenta, quienes alineaban en la misma a los seguidores de la "historia oficial mitrista". Era un datillo nomás.

Anónimo dijo...

Estimado Jack:
Nada en especial, sólo agradecerte la buena memoria sobre Bouchard, ese gran olvidado.
De tanto en tanto, revuelvo por el google y dí con tu blog.
Aprovecho para mandarte un abrazo.
Daniel Cichero

Anónimo dijo...

Solo les puedo decir "gracias por existir".
Los amantes de la historia y la verdadera patria no estamos solos. Ya empezamos a encontrarnos. De a poco empezaremos enderezar la pluma que escribe nuestra historia de hoy.