3.1.06

Don Jacobo Fijman


Con una admiración que va pareja al afecto va este homenajito de un don nadie a don Jacobo Fijman.

Jacobo Fijman fue (es, aunque haya muerto) un enorme y poco reconocido poeta argentino. Nació en Besarabia, (región de Europa Oriental, entre Moldavia y Rumania) en 1898 y su familia lo trajo a la Argentina en 1902.

Uno lee poesía hoy (y ya hace demasiado tiempo) y ve que todo el mundo quiere ser personal, indescifrable y único, en la previsible ambición de ser imprevisible. El resultado es que todo el mundo escribe casi exactamente igual, en una cadena de imágenes tan abstrusas como aburridas.

Jacobo Fijman en cambio es capaz de un misterio profundo, un pathos que late en imágenes curiosamente transparentes, mezcla de ingenuidad pura e íntima oscuridad. Una especie de terrible ternura. Ternura sin concesiones.

De familia muy humilde, se graduó de profesor de francés en 1917. Viajó a Francia (nuestra cultura era muy francesa por esos años) donde conoció a André Breton y a Antonin Artaud, con quienes intercambió lecturas y polemizó.

También estudió en el Profesorado de Lenguas Vivas, especializándose en filosofía antigua, griego y latín. Había adquirido conocimientos en leyes y matemáticas. Le gustaba la música clásica; especialmente el compositor y violinista italiano Arcangelo Corelli y la espiritualidad de los cantos gregorianos, cuya superioridad mística y musical no cesaba de ponderar.

Dibujaba y tocaba el violín.

Asimismo, sufría de demencia. Psicosis delirante según el diagnóstico de gente que sin duda sabía de qué hablaba. Me pregunté varias veces qué significa ser demente en un mundo en el que don Jacobo Fijman pasó en el Borda casi 20 años de su vida, mientras tantos locos de mierda andan sueltos. Me dí cuenta de que la categoría "demente" se aplica fundamentalmente a quien no puede defenderse. Que con dinero y poder nadie es demente sino "excéntrico".

Judío converso al catolicismo (bautizado en 1930), su poesía y su palabra están impregnadas de una mística que las gentes de pensamiento simple han intentado confundir con su demencia. Y sin embargo no se trataba de la violenta mística histérica del medioevo, ni tampoco la mediocre hipocresía del catolicismo moderno, sino una mística surgida de una sincera necesidad de dar respuestas, esas respuestas que suben desesperadamente a la garganta, que a veces encuentran un cauce fuera de la razón y se vuelcan en imágenes urgentes.

A pesar de su profundo interés en la religión y sus colaboraciones en revistas católicas ya extintas, el catolicismo actual lo ignora olímpicamente. Poco extraña y es casi de agradecer.

Al mismo tiempo, y como no podía ser de otra manera, es parejamente ignorado por nuestra indigente progresía intelectualoide, tan proclive a derramar ríos de tinta en homenaje a cualquier bosta. Tampoco extraña, y también: casi que mejor así, mire.

Se lo podía ver, en una ciudad cualquiera, tocando el violín por monedas. Internado definitivamente en el Borda a partir de 1942, lo maltrataron con golpes y electroshock por la irrefutable razón de que podían hacerlo impunemente. La policía tampoco se privó de golpear salvajemente y humillar a este hombre que jamás alzó su mano y no estaba hecho para la violenta imbecilidad que enferma al mundo.

Su respuesta era de infinito perdón y una casi ingenua y erudita ironía. Otras veces podía ejercer un humor corrosivo, pero jamás violento.

En el hospicio pinta, dibuja, escribe y charla con ángeles y fantasmas.


Su nombre figura en las antologías de la mejor literatura argentina, pero la pedantería del entorno lo ignora cruelmente. Recién al final de su vida, el entonces joven abogado y escritor Vicente Zito Lema se encarga de darle una mano y de divulgar su obra junto al escritor Juan Jacobo Bajarlía.

Don Jacobo Fijman cometía el imperdonable pecado de escribir sin hacerse el canchero. Tenía la inexcusable virtud de ser incómodo por su sinceridad, molesta aún cuando jamás se haya interesado por temas políticos o sociales. Todo lo contrario: su palara es totalmente personal e íntima, pero tan verdadera que después de leerlo uno no puede hacer comentaritos de compromiso. Su inquietante sensibilidad es un martillo, y después de ella toda impostura queda destruída.

Los que lo recuerdan hoy son, por lo que veo, pocos. En honor a la verdad, hace poco vi este post que me llevó a hacer otro tanto. Un recuerdo salpicado en pocas memorias.

Y quizás sea mejor así. A él no le hubiera disgustado, ya que si algo no persiguió jamás fue la popularidad. Sería terrible que lo conviertan en santo, o en ícono intelectual, o en figurita de cualquier secta. Y quizás al escribir esto, al darlo a conocer, yo estoy de alguna manera traicionándolo torpemente.

Espero que a pesar de mi imprudencia, la modesta semilla caiga en buenos lugares. Internet es un medio demasiado rápido. Si quieren leerlo, yo les pido que lo hagan con calma, que así es más fácil recordar. No olvidemos. Nunca. Nada.


CANTO DEL CISNE

Demencia:
El camino más alto y más desierto.
Oficios de las máscaras absurdas; pero tan humanas.
Roncan los extravíos;
Tosen las muecas
Y descargan sus golpes
Afónicas lamentaciones.
Semblantes inflados;
Dilatación vidriosa de los ojos
En el camino más alto y más desierto.
Se erizan los cabellos del espanto.
La mucha luz alaba su inocencia.
El patio del hospicio es como un banco
A lo largo del muro.
Cuerdas de los silencios más eternos.
Me hago la señal de la cruz a pesar de ser judío.
¿A quien llamar?
¿A quien llamar desde el camino
tan alto y tan desierto?
Se acerca Dios en pilchas de loquero,
Y ahorca mi gañote
Con sus enormes manos sarmentosas;
Y mi canto se enrosca en el desierto.
¡Piedad!

ALEGRÍA

Agua de sol,
cencerros de horizontes
enlazaban la intensidad
armónica
de nuestros cuerpos
claros y vigorosos,
en plenitud de luces infinitas.
Sones de llamas
en el aire rosado;
jadear de bosques y expansión de mares.
¡La danza de la tierra!
¡La sinfonización del universo!
Y repicaban los paisajes;
agua de sol,
cencerros de horizontes.
¡La alegría del mundo
en el pecho redondo de la tarde!

POEMA XXXI

En mi gemido
conté mi soledad envejecida; conté todas las noches de mis días.
Mis huesos cantan el misterio del mundo.
El agua perturbada de mi reposo.
Me veo en mi gemido según pavores de inocencia.
Paz, paz:
oído de mis palabras.
El ruego alcanza oído a mis palabras
carne sanada;
y hay espanto de luz en nuestras manos.

Algunos links:

El ortiba, que además es un muy buen site.

La Tecla eñe

Y busquen che...


18 comentarios:

Ruth dijo...

Descubrí a Fijman hace muy poco (quizá no tan poco, pero siempre sigo encontrando algo nuevo) por estas obvias razones que citás. Sin duda la categoría de "demencia" puede ser muy amplia e incluir desde psicópatas violentos a poetas como Fijman, de una sensibilidad extraordinaria, precisamente "demente".
No creo que lo traicione haciéndolo conocer, todavía no salieron las remeras impresas con la cara de Jacobo...

Anónimo dijo...

Muy lindo. Lo de "¿A quién llamar en el camino más alto y más desierto?" me dio escalofríos. Leyéndolo con el post anterior y los comentarios da para pensar un poquito más en serio. Gracias jotacé.

hjg dijo...

He copiado varios textos suyos en mi blog

Recuerdo que la difunta revista "Parte de guerra" le había dedicado un número.

Anónimo dijo...

Jack:
La verdad no lo conocia, Gracias!

Jack Celliers dijo...

Minerva: ¿no aparecieron? ¡Buenísimo! ¡Me diste una idea para llenarme de guita!

Rea: Da.

Leon Bloy: No sabía quién eras. Es muy curioso - aunque esperable - que me pase con vos algo parecido de lo que a vos te debe pasar conmigo: me da pena que un tipo que sin duda intenta la honestidad desde el pensamiento esté parado en un sitio que para mí lleva a ninguna parte, o peor.

Celebro que hayas llegado a Fijman, parece que sos de los que entienden algunas cosas.

Tu crítica a Parte de Guerra la podría haber hecho yo, y (no?) me sorprende que la hayas leído. No es que tuviera un nivel altísimo, pero dentro de la asfixiante imbecilidad general no dejaba de ofrecer un poco de aire fresco.

Ah! y Pagina 12 es totalmente bolchevique: cada edición acerca el día de la Revolución, no sabés.

Salud.

El Patriota: Que a vos precisamente te guste Fijman es lo más surrealista que se me podría ocurrir. Pero me alegro.

vadinho dijo...

Jack. que tengas un buen año. a veces me pregunto si brindarás con la derecha o la izquierda. :)
no importa, lo bueno es que tengas con quien y porqué brindar.

salute!

vinilica vegana dijo...

y esto tan prolijo, y culto y yo que venía a meter una pregunta del pircing ta no importa...

Jack Celliers dijo...

Vadinho: Lo mismo para vos. Curiosa tu pregunta, y - me parece - un signo de lo mal que van las cosas.

Vinílica: ¡Pregunte nomás! A mi los piercings la verdad... no son demasiado creativos y terminan uniformizando. Igual aceptamos los aros, y no son otra cosa que un piercing en la oreja.

Este blog intenta (sin mayor éxito) combatir los piercings cerebrales. Ideas que se quedan prendidas ahí porque sí. Lo de culto puedo perdonárselo, lo de prolijo no.

vadinho dijo...

fue un chistecito, porque mostrás la derecha pero escribís con la izquerda :)

Anónimo dijo...

Bueno, muchas gracias por su recomendación. Saludos.

Tony dijo...

Muy bueno... no lo conocía, ¡gracias!. El que más me ha gustado:

Poema VI.

Ha caído mi voz, mi última voz, que aún guarda mi nombre.
Mi voz:
Pequeña línea, pequeña canción que nos separa de las cosas.
Estamos lejos de mi voz y el mundo, vestidos de humedades blancas.
Estamos en el mundo y con los ojos en la noche.
Mi voz es fría y sucia como la piel de los muertos.

un orkopata dijo...

un poeta, a la manera de Holderlin, dragado por nuestra idiotez. te sorprendería saber que en la Universidad del Salvador se lo enseña con fervor y sin rosarios de por medio.

Ruth dijo...

Sugerencia: Blas de Otero, vasco, otro católico ferviente vuelto comunista (con el tiempo) que no abandonó la fe religiosa o por lo menos el desgarro de abandonarla.
También, claro, pasó por un par de psiquiátricos.
¡Remeras ya!

Anónimo dijo...

Caro Jack:

paseando por post viejos de tu blog me encontré con este excelente de Fijman.

Es verdad que el catolicismo, llamemos "oficial", no le reconoce ni recuerda. Pero su nombre aún despierta la admiración y la reverencia entre ciertos grupos catolicos, que por simplificar los llamaré "nacionalistas".

Hace algunos meses, después de un asado muy bien regado escuché a un amigo escritor mencionarlo y ponderarlo. Mis contertulios compartieron el elogio y se sorprendieron de mi ignornacia (que es bien grande y no solo en materia literaria) acerca de Fijman.

Tiempo después, en la misma casa bellavisteña donde conociera de mentas a Fijman, el dueño - carísimo amigo - me pasó para mi lectura nocturna un tomaco encuadernado en cuero con la colección de la revista "Número".

"Número" había sido fundada por Braulio Anzoátegui en 1929 como una escisión de "Criterio", considerada por sus jóvenes colaboradores cada vez más democristiana y conformista.

Al lado de un artículo sobre Cocteau de Mario Pinto (luego Fray Mario Pinto OP, uno de los mentores de la primer Tacuara) encontré una poesía de Fijman.

Muy buena, está de más decir. Muy buena.

A la mañana siguiente, comentando aquella lectura con mi amigo, me indicó que había sido Fray Pinto quien había acercado a Fijman al catolicismo. Para alguno podrá ser una gran paradoja.

Lamentamos tanto - M. (mi amigo) y yo - aquellas épocas donde la ortodxia doctrinal se llevaban de perlas con el buen gusto, las letras, las artes, el elan.

Hoy estamos hechos puré.

Muchos de esos admiradores de Fijman, nacionalistas y católicos, quieren revivir ese espíritu. Han sacado una revista dentro de esa tónica.

El primer número, bien intencionado, no ha estado a la altura de las circunstancias.

Esperemos que mejore.

Si recuperamos ese espíritu, muchas veces muy contra nosotros mismos, tendremos motivos para charlar amenamente, con disenso, sine ira et studio, como mandaba el viejo y respetado Tácito (cuya lectura vendría muy bien a algunos comentaristas de tu Blog que niegan hechos históricos de la Iglesia Primitiva).

Saludos


Ludovico.

Jack Celliers dijo...

Ludo:

Gracias.

Te comento un par de cosas, no con el ánimo de chicanear baratamente ni de plantear una acusación, simplemente una reflexión y un intercambio de ideas potencialmente útil para mí también.

Decir "hoy estamos hechos puré" es curioso. Sé bien que las alusiones colectivas ("nosotros", "estamos") a veces pueden ser peligrosamente confusas. Uno de los riesgos - quizás el peor - que se corren en momentos de conflicto es creer que se pelea por algo cuando en realidad se pelea por otra cosa (entiéndase "pelea" en cualquier plano, inclusive el inelectual).

El nacionalismo católico - curioso fenómeno argentino al que he prestado bastante atención - podría muy bien preguntarse por qué es que ha peleado y aún (lo que queda de él) hoy pelea. Quiénes han sido sus curiosos amigos y compañeros de ruta, esos que pudieron verse no hace mucho en Plaza San Martín, los mismos que impusieron el plan criminal de Martinez de Hoz, los mismos que los miraron desde el poder como a loquitos peligrosos y molestos, e incluso - estoy convencido aún sin tener pruebas completas - los mismos que les han disparado por la espalda.

"Estamos hechos puré". Qué raro, Ludovico. Porque se supone que nadie los ha derrotado, que estuvieron del lado de los vencedores en 1976.

Con Fijman, cuidado. Yo mismo lo tengo porque acercarse a él no es nada fácil. Fijman era indigerible.

Su catolicismo no fue más que una forma de manifestar su judaísmo. El judaísmo - siempre más antiguo, más sólido - mantiene su carácter, esa dulzura áspera e intragable que los descendientes de cosmovisiones irremediablemente jóvenes como la europea no saben cómo manejar. Te recomiendo el ensayo "Un pueblo de solitarios" de Emile Cioran, acerca de los judíos (te recomiendo cualquier cosa de Cioran, que podrás encontrar en francés en el original).

Fijman decía por ejemplo:

"Los médicos no entienden esas cosas. Se portan fácilmente bien. Pero no pueden ser lo que no son. Simplemente toman la temperatura de la piel. Dan pastillas, inyecciones, como si se tratara de un almacén. Y olvidan que en el fondo es una cuestión moral." (el subrayado es mío).

"...los muy ricos y los que llevan uniformes son dementes y peligrosos. Y que los que visten sotanas y se llaman hijos de Cristo son los más dementes, hipócritas y demoníacos de todos"

"Tengo que contar un secreto que llevo toda la vida conmigo: todos los domingos, en misa, los sacerdotes comen mierda".

Esto último lo dijo en televisión, frente a las cámaras, en una época que no estaba precisamente preparada para eso.

Así que Fijman era tan difícil de tragar para los católicos como para la progresía pelotuda, para la que también tiene palos. Fijman no estaba nada loco ni era ningún santón. Su dulzura era un martillo. Por eso se quedó casi solo.

Salud.

Anónimo dijo...

Camarada Jack:

Buen introito el de tu respuesta. No lo tomaría como una chicana, menos como una chicana barata y menos que menos como una acusación.

Coincido con los riesgos de las alusiones colectivas.

Utilicé el plural en la medida en que manifiesta el común sentir de conmilitones tradicionalistas variopintos: locales, brasileños, españoles, italianos y franceses. Todos somos contestes en reconocer la esterilidad de las nuevas generaciones y en la falta de maestros. Los que había (y muy buenos) ya no están.

La derecha católica tradicionalista no estuvo necesariamente pegada al proceso. Hubo algunas adhesiones tibias al Proceso, principalmente por temas vinculados a la guerra anti subversiva a la par de furiosas críticas a la orientación decididamente liberal del gobierno, no sólo en materia económica. Si tenés oportunidad, pegate una hojeada en el libro de Beraza sobre los Nacionalistas al capítulo vinculado al proceso. Puede resultarte interesante y/o esclarecedor.

Claro que hemos sido derrotados, Jack, pero en 1789. Todo el resto son fases de un mismo proceso, incluido el período fascista europeo. El catolicismo, desde la Revolución Francesa se encuentra en una permanente disyuntiva: la aceptación o no la modernidad. Es el gran problema de la Iglesia: hacia adentro y hacia fuera. Si observás con atención todos los conflictos Iglesia – Mundo, y aún los conflictos intra-eclesiales, verás que siempre versan sobre el mismo argumento: la aceptación o no de la modernidad.

Seguiré atentamente tus consejos sobre Fijman. Veramente que sus palabras son un poquito fuertes y “ofensivas a los oídos píos”, como decía una vieja censura teológica, sino francamente blasfemas. Pero seguiré adelante.

Saludos amicales


Ludovico

Jack Celliers dijo...

Algo que es muy curioso es cómo la burguesía, cuando está en serio peligro, utiliza en su auxilio aquellos de sus sectores más descontentos precisamente con el objeto de perpetuarse en el poder.

El capitalismo se sostiene de esa manera, los sectores de la burguesía que más lo sufren son los que más eficazmente corren en su auxilio.

Por ejemplo: el nazismo puso en pie de guerra a la pequeña burguesía miserable contra el proletariado. En el caso del nacionalismo católico no se trata de la pequeña burguesía miserable sino de sectores de origen más rancio y cultivado, muchas veces venidos a menos (y por eso han tenido poco o ningún peso, y por lo mismo el brutal biologicismo nazi no les cuadra del todo).

Las críticas del nacionalismo católico al Proceso las conozco bien, Cabildo segunda época la tengo leída de pe a pa. Justamente lo terriblemente irónico es que el apoyo al Proceso lo dieron en aquello que más lo necesitaba: la "guerra antisubversiva".

Los "derrotados en 1789" quisieran volver a los señores feudales y los siervos de la gleba trabajando tres días el campo del señor y tres días su metro cuadrado de tierra para subsistir, y yendo todos a misa el domingo, el amo y el esclavo.

Pero esa clase feudal, mon ami, está muerta. Dejó de existir y fue barrida por una pujante e irreverente burguesía que para explotar no necesita de ningún crucifijo.

¿Donde subsisten entonces los resabios de esa ideología premoderna? En el subdesarrollo ¿Y por qué? porque sólo en el atraso del subdesarrollo existe algo parecido a esa clase feudal: los estancieros y los terratenientes de nuestros paisitos bananeros que poco quieren saber de la modernidad precisamente porque no la necesitan: vacas, hectáreas y peones les bastan para sostener su fortuna. Lógicamente nada quieren saber del capitalismo moderno porque no les llena los bolsillos.

Eso sí: exportan sus carnes a Inglaterra y Europa, porque la religión es la religión, pero los billetes son los billetes.

Es trágico entonces que los pocos idealistas con los que cuenta el tal nacionalismo, gente sinceramente asqueada de la desvergüenza que exhibe un capitalismo bestial, no se den cuenta de que en realidad se están mirando en un espejo. El capitalismo ha venido a desenmascarar la explotación como lo que es: explotación, sin preocuparse por vestirla de nobles sentimientos y sin justificarlas en el "orden natural".

Esos pocos idealistas son sumamente molestos para los negocios porque le exigen a la burguesía que sea lo que la burguesía está genéticamente incapacitada para ser: idealista, fervorosa, creyente.

Pero atención: cuando está en peligro la burguesía enseguida cambia. Nada se parece tanto a un fascista como un burgués asustado. Sólo cuando el burgués se asusta y ve en peligro sus intereses empieza con los discursitos de la patria, la bandera, Dios y la Cruz. Ahí llama al pasado en su auxilio y empieza a fabricarse un "idealismo" paranoide, que no es otra cosa que el miedo a perder los beneficios. Su sonrisita liberal y su cosmopolita tolerancia se convierten en la barbarie y el garrote en nombre de Dios Nuestro Señor.

Por eso, mi estimado, ni ustedes ni nosotros (si puedo arriesgarme al plural, injusto en mi caso ya que yo no le llego a los talones a un verdadero militante) estamos contentos con esta podredumbre, pero al menos de este lado se ha intentado y se intentará acabarla de una vez y para siempre, mientras que del tuyo se la ha sostenido y se la seguirá sosteniendo.

La burguesía estará siempre encantada de llamar al pasado en su auxilio, de proponer el oscurantismo, de derrotar a la revolución con el mito y el hacha, y si es necesario con la raza. Pero una vez que el proletariado está aplastado y todo vuelve a la normalidad la burguesía deja de lado a los loquitos de la cruz y vuelve a los negocios, que para eso estamos en este mundo: la subversión ha sido derrotada, Mr Kissinger ha hecho lo suyo y Benetton ya se compró media patagonia. Aleluya hermanos.

Salud y Revolución.

Nathalie X dijo...

Debo confesar, me sentí conmocionada por "Demencia" del "Canto del Cisne"

Bellisimo, e.