18.5.11

La nueva, vieja moral

Ud. tiene una noche afortunada: ha conocido a una señorita atractiva, han charlado un rato, aparentemente se han gustado. Compartieron un café, dos, varios. Y naturalmente (aunque a esta palabra ya habría que ponerla en serio entredicho) Ud. o quizás ella propone ir "a tu casa o la mía".

Digamos que todo transcurre bien, digamos que la pasan regio, digamos que hay sexo. Pero digamos también que de pronto Ud. incurre en alguna conducta que desagrada a la fémina en cuestión. Puede ser cualquier cosa: incumplimiento de expectativas, insuficiencia de elogios, críticas a su vestimenta, no encenderle el cigarrillo... O también causas que justifiquen un enojo, por qué no: grosería, torpeza, frialdad luego del sexo, confesión tardía de que Ud. está casado, ronquidos. Dos personas que recién se conocen pueden fácilmente incurrir en conductas no esperadas, actos fallidos, chistes mal colocados y un sinfín de variantes que sólo la buena inteligencia de una relación, la cortesía y cierto roce mundano pueden sobrellevar para que el encuentro sea sencillamente algo agradable, o al menos un episodio en el que resalten las cosas buenas y no las insolvencias que tocan a cualquier ser humano.

Pues bien: imagine que la dama se encabrita, se enfurece, arma un escándalo en su casa. Ahora imagine algo peor pero perfectamente factible: la dama va a la comisaría más cercana y lo denuncia por "abuso" o más redondamente: "violación".

Si Ud. se pregunta qué puede hacer en esta situación, la respuesta es: temblar.

La pata patriarcal

Un antiguo chiste dizque "machista": un señor sale de un burdel bastante entonado, y otro señor lo increpa recordándole que tiene una esposa que lo espera en su casa. El increpado responde con ojos abiertos por la indignación:

- ¡Miserable! ¿Cree Ud. que molestaría a mi querida mujer por ahorrarme unas monedas?

La sociedad "patriarcal" ha establecido una regla inmemorial ya incrustada en nuestra cultura de un modo tal que está aceptada como parte de vaya a saberse qué orden natural, a saber: la relación sexual entre un varón y una mujer consiste en una petición de la parte masculina y una cesión de la parte femenina. Un encuentro sexual entre varón y mujer nunca es considerado como una acción libre entre partes que no se deben más que la consumación satisfactoria de ese hecho. En la relación sexual el varón disfruta... ¿y la mujer? Ah, no lo sabemos amigos. El sentido común dice que sí, puesto que se presta al acto, pero la cultura dice que no.

Algo más

El varón debe a la mujer algo más. Ese "algo más" puede ser cualquier cosa, en su versión más sencilla dinero contante y sonante, caso llamado "prostitución". Muchos varones recurren a este arreglo por la sencilla razón de que de esta manera quedan claros los términos de intercambio.

Porque el "algo más" puede ser complejo, inasible, vaporoso. Puede ser matrimonio -lo que conlleva la obligación de pago de una pensión vitalicia- puede ser protección, puede ser un ascenso, o puede ser inflar el ego de la fémina en cuestión con promesas y halagos... que luego habrá que afrontar, claro.

En el fondo de nuestra conciencia consideramos que toda relación heterosexual es un acto culposo, una violenta intrusión. El juego ambiguo establecido en el asunto ha sido manipulado y manoseado de tal forma que es un hecho común escuchar a un varón jactarse de haberse acostado con una mujer a cambio de nada, como si tal cosa fuera una hazaña. Los mismos varones se encargan de fomentar esta estúpida visión cuando califican despectivamente como "fácil" a una mujer que se acuesta con ellos por puro gusto, cosa que indica una autoestima por el subsuelo. El adjetivo puede subir de tono y llegar a "puta", incurriendo en el ridículo de calificar así justamente a la mujer que practica el sexo de la manera más honesta y espontánea posible: por el puro placer de hacerlo.

No extraña si se piensa que estos varones -la mayoría- han sido educados así por sus madres, que pasarán la posta a sus novias y esposas: "yo soy buena y pura porque no tengo sexo a cambio de nada, lo hago siempre a cambio de algo". Por supuesto, no se dice "algo" sino un término mucho más prestigioso: "amor". Así es que los varones no sienten "amor" hasta que demuestran su intención de poner sobre esa mesa de negociaciones en la que se ha transformado la cama "algo más" que sus cuerpos.

La frigidez de la mujer -atribuida desde siempre a la supuesta "represión"- no tiene otro origen que el uso del sexo como moneda de cambio, lo que obviamente afecta la capacidad de sentir. Negocios y placer se llevan mal.

Por supuesto, para una mujer tener sexo con un varón no conlleva el mismo prestigio, por el contrario: el círculo de amigas censurará a aquella que no haya obtenido ese "algo más". El sexo por el sexo mismo sólo lo practican las "fáciles", o sea las estúpidas.

La competencia está entonces establecida alrededor del éxito que se ha tenido en sujetar a ese varón más allá de la cama. Por eso la fémina que tiene intimidad con un desconocido está muy probablemente en una disposición de ánimo proclive a frustrarse si no logra el ansiado "algo más" para mostrar como trofeo a sus amigas. Y de no conseguirlo se sentirá obviamente engañada, ofendida... abusada. De ahí a la "violación" hay nada. Allá vamos.

Y así varones y mujeres corren en direcciones opuestas según se trate del sexo o el matrimonio, el triunfo de un@s tiene que ser la derrota de otr@s (a veces "@" es práctico a los efectos de la síntesis), "¡logré acostarme por nada!" dicen ellos, "¡logré cobrar carísimo!" dicen ellas, todos esperando el aplauso y la aprobación de sus amig@s.

La pata feminista

El feminismo viene a dar una nueva vuelta de tuerca. Mientras todo el mundo está convencido de que el feminismo viene a acabar con el famoso "patriarcado" lo cierto es que la moral que impone profundiza el viejo modelo de manera si cabe más perversa.

La relación sexual heterosexual está bajo ataque. Dos personas del mismo sexo pueden ir a la cama y practicar sadomasoquismo extremo, será muy difícil que uno de los dos integrantes logre acusar al otro de abuso, aunque se presente en la comisaría con las manos atadas y lleno de latigazos. Si se trata de una relación hetero... hace rato que se acabó la juerga.

Las versiones nazis del feminismo radical califican de violación toda relación heterosexual. Se me dirá que eso no es el feminismo "mainstream", y responderé con la pregunta que ya hice más arriba ¿qué hace un varón que ha tenido una noche de sexo con una desconocida ante una denuncia de violación?

Ya se ha mencionado que en Suecia -paraíso de la distopía feminista- existe la intención de hacer letra en la ley con la inversión de carga en la prueba: el varón debe probar que el sexo fue consentido ¿Locura? seguramente, pero en la práctica ya es así en casi todo el mundo "democrático", el varón no tiene defensa frente a la mera acusación de violación, maltrato (también "psicológico"), abuso, descortesía o mera torpeza, todas acrisoladas en una libérrima equivalencia dentro de la que cosas como lógica y juicio crítico están rigurosamente prohibidos.

Y ya se han publicado bajo la etiqueta de feminismo en este mismo blog los numerosos intentos de la progresía babosa -esa a la que un obrero le importa directamente un carajo- por erradicar de las calles el menor acercamiento espontáneo entre varones y mujeres.

La estupidez de la izquierda cultureta empezó eliminando toda estética, toda belleza y todo gusto espontáneo por la sexualidad, imponiendo un modelo de desabrida "libertad" que ocultó torpemente la persistencia del comercio y el interés, el juego de la mezquindad y la conveniencia que arruina todo placer. Ahora esos mismos intelectuales -emasculados unos, frígidas otras- han retomado el mejor discurso opusdeísta para garantizar que varones y mujeres jamás de los jamases se encuentren como personas libres.

- ¿Lo dice por Strauss-Kahn?

Uy si.

La izquierda -que hace rato ha dejado de cuestionar al capitalismo y que incluso contempla la posibilidad de firmar acuerdos con el FMI, me pitorreo de esa tal "izquierda"- se lanzará de cabeza a practicar su "izquierdismo" de manera segura ¿Quién quiere defender a un altísimo funcionario de la burguesía mundial?

Por si hace falta decirlo: me importa un ardite lo que le ocurra a ese tipo en lo personal; me importa, y mucho, lo que le ocurre como varón. Sin la menor prueba el tipo está encarcelado en condiciones que resulta difícil imaginar para una persona con su poder. Millones de personas en la miseria total no son motivo suficiente, la denuncia sin la menor prueba de una mujer sí. Y encima se mencionan los "antecedentes": ¡el tipo ya tuvo una relación con una subordinada! No hace falta más, es evidentemente culpable.

Y que conste que nada de esto quedaría invalidado si se prueba que efectivamente el funcionario de marras violó a la acusadora; ahora mismo la presunción de inocencia es simplemente omitida.

El mensaje para el mundo es muy claro: ningún varón está a salvo.

¿Propuestas?

Nada ha cambiado y ninguna "revolución sexual" tuvo ni tendrá lugar jamás bajo el capitalismo: todo lo que se pueda vender se venderá, y donde haya comercio habrá moral burguesa; embadurnada del barato caramelo progre o perfumado su cadáver con incienso eclesiástico, allí donde alguien busque el placer habrá un policía dispuesto a hacer cumplir la sagrada ley del pago. Céline afirmaba que el placer de un pobre es escándalo, y la razón está a la vista.

Me atrevo a afirmar que en la búsqueda del amor se unen dos aspectos, uno es estético, el otro es ideológico y difuso el límite. Nuestras relaciones manifestarán inevitablemente nuestros valores y nuestros gustos; alinearlos es difícil pero no creo que imposible. El margen es probablemente estrecho, pero en el mundo hay mujeres y varones que seguramente observan alelados esta locura y se niegan a tragar la bosta perpetua que por la fuerza o el engaño intentan imponernos.

Somos mujeres y varones, simplemente seres humanos. Diferentes en detalles e iguales en millones de cosas. Nos espera la muerte, pero no podrá quitarnos lo bailado.

So let's dance.

18 comentarios:

oti dijo...

Justamente el otro día estaba lyendo un art. de Stiglitz donde elogiaba al jefe del FMI por su (en apriencia) ruptura con la ortodoxia del Fondo. Si esto es así, puede ser una "cama" que le hicieron al tipo para deshacerse de él.

Para evitar que te acusen de violación después de una relación heterosexual, habrá que empezar a a saber distinguir cómo se manifiestan los rasgos psicopáticos en la personalidad de las mujeres, antes de irse a la cama con ella.

Jack Celliers dijo...

Si fuera psicopatía sería fácil de medir y difícil toparse con una. La palabra "psicopatía" suele asustarnos pero en realidad el daño que produce es mucho menor que aquello denominado con la prosaica y poco dramática expresión "falta de escrúpulos".

brasil dijo...

Bueno. Así como hubo que empezar a tener sexo seguro usando forro, ahora habrá que firmar un contrato, inscribirlo en la IGJ, y a partir de allí accionar: por acá si, por allá no, en tal posición si, todo con videograbación mediante. Tambien podría invocarse a algun escribano...

Joda aparte, ayer justo pasaba por un blog iluminado y entré... La dueña de casa se preguntaba ¿que quieren los hombres cuando se levantan a una mujer? E invitaba a que los varones le contáramos... (luego por defecto de género, y antes que alguien le contestara se contestaba ella)

En la pregunta está la confesión de partes: "¿que quieren?" que podría traducirse en cuanto hay? cuanto va a durar? que me vas a dar?

Los hombres tendemos más a ser pescadores: te acercas sin preconceptos, salvo el de tener sexo, y si pinta despues se ve que onda...

En esa primer mirada, la mujer está educada para evaluar la situación, sopesarla, juzgar cada gesto y cara en el despues inmediato del coito...

Hay alguna teoría biologicista por ahí que habla que las mujeres eligen "machos alfa" casi por un motivo atávico. Si así fuera, se sigue sosteniendo la teoría del negocio

Gracias a la vida (que me ha dado tanto), ya juego en las ligas seniors, donde estas pulsiones se aplacan: las naranjas ya no tienen jugo....

Peste dijo...

"Quítese el agrio a un limón, pero no se le extraiga el zumo."

Chancho burgues dijo...

Venias bien, Jacko, hasta que tu soberbia te jugo una mala pasada:

"Sin la menor prueba el tipo está encarcelado en condiciones que resulta difícil imaginar para una persona con su poder."

Como sabes que esto, que tan seguro afirmas, es cierto? Porque sirve para concluir un post redondito? Es que acaso no puede ser que efectivamente el tipo la violo?

"Y que conste que nada de esto quedaría invalidado si se prueba que efectivamente el funcionario de marras violó a la acusadora; ahora mismo la presunción de inocencia es simplemente omitida."

Para un poco, como se puede probar que la violo si vos ya has determinado que no existen pruebas en su contra?

Por ultimo, la presuncion de inocencia no implica que la persona deba estar libre hasta enfrentar los cargos que se han hecho en su contra.

Jack Celliers dijo...

Chancho:

Comparo sencillamente este delito con cualquier otro. Es verdad que la presunción de inocencia no implica invariablemente libertad del acusado, pero también es cierto que el tratamiento que se le da a este tipo (cárcel de máxima seguridad) configura un protocolo de actuación curioso: no conozco actuaciones tan fulminantes en delitos más graves, gente acusada de asesinato ha eludido la cárcel inmediata mediante el pago de fianza (con prohibición de salir del país o el estado, etc.), resulta curioso que en este caso haya sido imposible. Strauss-Kahn es un tipo fácil de ubicar, bastaba con prohibirle la salida del país, o incluso de la ciudad.

La excusa es que "podría suicidarse", y es ciertamente extraña.

No existen pruebas que conozcamos, y la violación en la intimidad de una habitación de hotel es un delito difícil de probar. Las pruebas de ADN, incluso de ser positivas, no indican más que un contacto sexual en el mejor de los casos, no necesariamente forzamiento.

El problema de fondo es que la violación tiene límites difusos vista a posteriori, es muy complicado determinar si una relación sexual fue consentida o no. Normalmente no hay testigos ni en una violación ni en una relación consentida. El protocolo de actuación es invariablemente el mismo: denuncia y cárcel inmediata. Me parece un abuso que deja expuesto a cualquier tipo que tuvo una aventura. Casos hay a patadas.

También me parece bajísimo que se emnplee como "antecedente" (¿?) el hecho de que el tipo haya tenido una relación extramatrimonial. Ahora la infidelidad masculina es delito, chupate esa.

Es curioso que yo esté defendiendo a un directivo del FMI y vos estés de acuerdo con que lo metan en cana por un delito cuya prueba es muy difícil. Pero todo cabe en este mundo.

Jack Celliers dijo...

Peste: esotérico lo suyo ¿Cómo se hace?

Peste dijo...

¿Cómo se hace?

Justamente.

Jack Celliers dijo...

Caramba, claro.

Anónimo dijo...

Soy un facha, bastante inteligente y abierto. Tu artículo no tiene enmienda, se mire por donde se mide.
Lo de facha es la verdad, aunque creo estar más preocupado por los humildes como yo que todos los pijoprogres de la gauche-caviar. Soy un facha,eso me dicen, por que soy todo lo contrario a un politico-correctista o marxista cultural, pero me encanta tu blog, por que la inteligencia no es patrimonio de ninguna ideología. Menuda nos ha caido con la perspectiva de género...
Felicitaciones

Nacho dijo...

Jack: me resulta interesante una paradoja en la que vengo pensando hace tiempo y que se desprende también del planteo que hacés.

Aceptando los postulados de tu planteo, si un feminista es honesto y consecuente con las premisas del feminismo, y por ende milita para eliminar ciertas pautas desiguales que existen para un sexo y otro, por más que interprete que esas pautas diferenciales perjudican a la mujer más que al hombre, si efectivamente perjudican más al hombre y milita para eliminarlas termina objetivamente empujando para el lado de la igualdad.

Claro que, insisto, debe tratarse de un/a feminista honesto intelectualmente y coherente, y no que elija algunas poquitas causas a dedo y otras no, cosa que existe, pero también existen los otros, y es interesante que suele ser con los que mejor diálogo se puede tener en temas de género cuando se baja a las propuestas concretas y se abandona el debate teórico de quién domina a quién o si la dominación existe o no.

Por ejemplo: he discutido con feministas que miles de reglas sociales, desde la edad jubilatoria hasta dar prioridad para subirse a un medio de transporte (sobre todo si el medio de transporte es un bote salvavidas), perjudican más al hombre que a la mujer, y la respuesta suele ser confusa a nivel teórico, pero termina habiendo coincidencia a la hora de bajar a la práctica: la mujer tiene que trabajar las mismas horas que el hombre y jubilarse a la misma edad, aunque para el feminista la situación actual donde la mujer trabaja menos perjudica a la mujer y para el que simplemente es antisexista no.

Lo mismo pasa con el debate sobre la sexualidad vista como la contracara del aspecto económico: una feminista plantea que es peor para la mujer tener que "prostituirse" buscando marido y nunca disfrutar de una sexualidad verdaderamente libre que ser el macho proveedor que, aunque labure para el patrón, al menos a la vuelta tiene a la mujer esperándolo para "servirlo" anímica y sexualmente a él sin tener que preocuparse porque ella disfrute la relación, llegue al orgasmo, se sienta querida, etc. Este planteo, si se es políticamente consecuente, lleva a intentar abolir esa diferencia (percibida como perjudicial para la mujer), saliendo al mercado de trabajo, intentando aportar a las finanzas del hogar tanto como el hombre, y al mismo tiempo y como contracara ocupando otro rol en la cama o considerando natural que el hombre lave los platos la mitad de los días o que no siempre pueda ser el macho proveedor solucionador de todos los problemas e incapaz de expresar sus vulnerabilidades.

Es decir que, curiosamente, si el feminismo es honesto, aún sosteniendo la muy discutible teoría de la dominación masculina, termina luchando por la liberación del hombre al cuestionar la división social del trabajo y de los estereotipos de género.

PD: Sobre DSK y las violeciones, me parece que no sólo se buscan pruebas de que haya habido una relación sino por ejemplo ADN del supuesto violador entre las uñas de la mujer (que podría indicar resistencia, aunque no necesariamente) y cosas por el estilo. Igual, claro que es difícil de probar.

Severian dijo...

Se me disculpará que me repita (vicio de quienes tenemos pocas ideas):

La represión de la sexualidad no es casual, tiene una razón de ser muy clara: todos, sin distinción de clase, género, raza o equipo de fútbol, sentimos deseo sexual. El poder, al propugnar un orden moral donde alguna forma de ese deseo se transforma en inaceptable o delictiva, nos convierte a todos en potenciales delincuentes, nos pone a todos en la ilegalidad. Eso por un lado le da una herramienta inestimable para sacarse de en medio a quien moleste, y por otro nos obliga a actuar a la defensiva lo que desactiva cualquier intención cuestionadora.

Desde ese punto de vista, no hay absolutamente ninguna diferencia entre la moral católica medieval, la actual moral represiva del islam y la digamos anti-heterosexualidad presente en occidente.

Baste pensar en Assange para tener un ejemplo del poder usando la herramienta que se construyó, para sacar de circulación a un molesto. No hay absolutamente ninguna diferencia entre ese caso y las mujeres encerradas por adúlteras en los países árabes, o los homosexuales perseguidos hasta no hace mucho en los Estados Unidos.

En cuanto al atorrante mencionado en el post, se trata obviamente de lo mismo: le tendieron una cama con las herramientas de las que se armaron para tender tales camas. Por mi la verdad que lo dejen a la sombra, aunque por supuesto preferiría que fuere por sus verdaderas culpas, que no son pocas, antes que por este ejercicio repulsivo de moral utilitaria.

Jack Celliers dijo...

Anónimo fasciófilo:

La palabra "izquierda" e incluso la palabra "socialismo" han sido prostituidas hasta hacerlas irreconocibles. El PSOE todavía hoy se llama "Socialista y Obrero" y ha dado un sablazo al bolsillo de los trabajadores que no me quiero imaginar si se llamara "Capitalista y Burgués", que es lo que es.

De todas maneras adivino que Ud. es español. Así que el "marxismo cultural" y la corrección política dejarán de ser un problema muy pronto: ya se viene el gobierno de los energúmenos de Intereconomía, que son la otra parte de la pinza. Ya se van los "marxistas" del PSOE y vienen Fabra, Camps, Aguirre y toda esa gente maravillosa a hacernos felices. Le sugiero: agárrese fuerte de donde pueda porque lo del PSOE no será nada en comparación. Espere nomás.

Nacho:

Es decir que, curiosamente, si el feminismo es honesto (...) termina luchando por la liberación del hombre al cuestionar la división social del trabajo y de los estereotipos de género.

Sí, es algo en lo que pensé yo también en mi tierna adolescencia. El problema es la condición "si es honesto". Honestidad implica coherencia entre el discurso y la praxis, si en el camino del uno al otro se cae la mitad (y siempre la misma mitad) entonces la honestidad ya se fue al joraca.

Lo concreto es que el feminismo consiguió una serie de equiparaciones que son lógicas, como los derechos políticos para la mujer, en nombre de la "igualdad". El problema es que en la antigua sociedad "patriarcal" el varón tenía además de derechos, obligaciones específicas. Y esas, oh mala suerte, jamás se han tocado; han quedado intactas tal como si la "sociedad patriarcal" jamás se hubiera ido.

Teóricamente el feminismo resolvió esto con un descubrimento de lo más conveniente: del "feminismo de la igualdad" beauvoiriano se pasó al "feminismo de la diferencia" que más o menos reza así: "Ojo, que no somos iguales, así que nada de hacerse el loco con el asunto de la igualdad y pretender mandar a las mujeres a laburar a una mina de carbón, o levantar la basura de las ciudades, o destapar cloacas".

Y listo Nacho. Los cupos femeninos para repartir la carga de trabajos insalubres y riesgosos, ese lo podemos esperar otros dos siglos. En la praxis el feminismo persigue -y consigue- torcer las leyes para beneficiar a mujeres de clase media y alta en las desavenencias que tienen con maridos a los que pretenden exprimir. Ni las mujeres auténticamente explotadas y pobres, ni siquiera muchas realmente maltratadas le importan al feminismo un bledo, mucho menos la situación de los varones.

Consecuentemente el corpus teórico feminista es tanto o más confuso e hipócrita que las respuestas que recibís, y su praxis está bien a la vista, más allá del blableo vacilante de quienes tienen simplemente que retroceder ante la lógica y los datos.

Jack Celliers dijo...

Seve:

El hecho de que esté en cana brinda una oportuna satisfacción -entendible- a gente con simpatías de izquierda. Incluso a mí, si se quiere, no es que sienta siquiera empatía por lo que le está pasando. Es un alto funcionario burgués, con toda la miseria que su condición implica.

El problema es que no afecta nada en lo que al sistema se refiere, detrás de este empleado hay otros muchísimos. Y sí es posible que haya sido una forma de sacarlo de circulación de una manera difícil de apelar.

Me temo que asistiremos a más espectáculos de estos, se está convirtiendo -la moral jamás fue otra cosa- en una oportuna arma de control para tener a determinados individuos en jaque.

pulcinella dijo...

soberbio post. me hizo acordar a una frase que escuché alguna vez:

"las chicas quieren que su primera vez sea por amor; los chicos, que no sea por dinero"

Jack Celliers dijo...

pulcinella: no la tenía, y no está nada mal. Amor y dinero son cosas que en la sociedad capitalista se encuentran alegremente revueltas, y dice mucho del grado de barbarie en el que aun estamos.

Peste dijo...

A falta de lugar más relevante, le dejo acá algo que me llamó la atención:

http://ozymandias3.blogspot.com/2011/06/who-cares-about-mens-rights.html

Jack Celliers dijo...

Gracias Peste, es interesante, sí, sobre todo porque hay muchas clases de varones, cosa que no siempre se tiene en cuenta: si hay un sexo sometido a un modelo reglado, normado y acotado es justamente el masculino.