18.5.06

Otra mirada sobre los piqueteros (¡Y dale con el peerreté!)

Ya en plan francamente subversivo, este post no lo voy a escribir yo sólo sino que le voy a ceder la palabra a una militante del PRT.

Aquellos que no pertenecen ni se sienten cercanos a ese espacio ideológico denominado genéricamente "izquierda marxista", se preguntan qué es esa nube de pequeños partidos sin diferencias aparentes que viven disputándose un espacio más bien minúsculo.

No faltan quienes sospechan que se trata de una multitud de sellos de goma ocupados en juntar gente – desocupados, piqueteros, descontentos varios – con el único propósito de hacer el mismo negocio que hacen todos los partidos burgueses: ganarse un lugar en el Parlamento, negociar planes sociales, subirlos a un micro y llevarlos a un acto, etc.

Desde aquí tengo que hacer la siguiente afirmación: en la enorme mayoría de los casos es verdad. El sistema tiene pocos enemigos reales.

Pero hay excepciones. No es que el PRT sea hoy precisamente un partido de masas, aunque llegó a tener en muy poco tiempo un caudal militante muy importante hace no más de tres décadas. Lo que sí me importa es destacar ciertos principios y perspectivas que marcan una diferencia.

Debatiendo en el
Foro de los Perros (foro de discusión en el que es posible hallar la palabra de militantes del PRT) se me ocurrió preguntar qué posición tenía este partido actualmente frente a la enorme masa de desocupados cuya proporción hoy es en Argentina (y muchos otros países) mucho mayor que en décadas pasadas, ante un capitalismo que destruye más puestos de trabajo que los que crea. Tuve la idea de plantear si no sería interesante que el Partido tuviera una organización de desocupados, tal como las tienen casi todos hoy (el PO, el MTJD, Barrios de Pie, FTV, etc.).

Por supuesto que mi sugerencia no era que el Partido emulara el negocio clientelar que hacen estas organizaciones sino que intentara sumar a los desocupados que quieren tener una actitud digna, aún sabiendo que mantener la dignidad sin tener qué llevarse a la boca es muy difícil.

No siempre estoy de acuerdo con los planteos del foro, pero esta respuesta que recibí me parece un modelo de claridad, en la que no sólo está totalmente ausente la ramplona demagogia que glorifica la miseria estructural, sino que se la denuncia como madre de actitudes nefastas, se desnudan los negociados que genera y se insiste en que son los trabajadores aquellos que componen el sujeto histórico de la Revolución.

Esta posición no cuenta con la aprobación de casi ningún pensador, político, filósofo, sociólogo o lo que se les ocurra de lo que conocemos hoy como "izquierda", no se encontrará a nadie que no insista en que esto es "antiguo", "superado" y blablabla. Viendo los negocios que se hacen con los desocupados y las "multitudes" en general, es fácil adivinar por qué.

La respuesta se transcribe tal cual, con sus mayúsculas, negritas y bastardillas. Los comentarios entre corchetes y la nota final son míos:

Compañero: el tema da para largo, si se entra en detalles.

Existen pequeñas organizaciones de desocupados que no les quitan "cuotas" a sus participantes ni se quedan con parte del arroz que el estado les asigna. Sin embargo, no dejan de percibir planes ni subsidios del estado para "microemprendimientos", también provistos por el estado que, a cambio y como contraprestación, más tarde o más temprano, hará que se suban a los micros que los transportan a los actos organizados por el kirchnerismo, entre otros.

Cuando una pequeña organización se niega a tal experiencia, es asfixiada con el corte de los planes o con la suspensión de la comida que sostiene comedores, merenderos o grupos familiares. Hay unas pocas que, según parece, no tienen oxígeno y continúan a pulmón, por eso no las verás nombradas en este mail [ver nota 1]. Eso por un lado.

Por otra parte, hay que tener en cuenta las diferencias que existen cuando se habla de desocupados y piqueteros. Una cosa eran aquellos originales desocupados de la época de Menem, como los de Cutralcó, que habían perdido el trabajo y reclamaban por ese trabajo perdido. Otra cosa son los desocupados posteriores, hijos de los anteriores, generaciones enteras educadas en el clientelismo, la exclusión y la falta total de parámetros de valores mínimos tales como disciplina para cumplir una tarea y sostenerla en el tiempo, solidaridad, búsqueda por sus propios medios para salir de la exclusión, comodidad, alcoholismo, drogadicción, etc., etc.

Para apagar el incendio de Diciembre de 2001, Duhalde salió al revoleo de los planes Jefas y Jefes, ejecutando tal "distribución" de planes con la intervención de un tal Héctor Metón [ver nota 2]. Fue entonces cuando "engordaron" organizaciones como Polo Obrero, Castells, Teresa Vive (MST), MTL (vinculado con el PC), CCC, Teresa Rodríguez, FTV, Barrios de Pie, etc., etc. cuyos dirigentes salieron a matarse con el Ministerio de Desarrollo Social por los planes, porque vieron allí la "veta" para "acumular".

La tradicional frase gorila "los arreglan con un pan dulce y una sidra" se hizo realidad con los dichosos planes que, a Duhalde, le sirvieron para apaciguar el clima de inestabilidad social y, a las organizaciones de izquierda, para aumentar una base "popular" que nunca tuvieron.

Esa inestabilidad social del 2002 estaba provocada no sólo por los piqueteros, sino por la pequeña burguesía a quien el "corralito" de Diciembre de 2001 sacó a la calle a quemar bancos, hacer sonar las cacerolas y enfrentar a la policía hasta hacer caer cinco presidentes. Por esa época, se solía cantar una consigna: "piquete y cacerola, la lucha es una sola".

Cuando los bancos comenzaron a devolver los dinerillos, la pequeña burguesía se olvidó de la consigna y de los piqueteros y los dirigentes de éstos se olvidaron de la clase obrera y el proletariado, cortando rutas y puentes, haciéndoles perder premios salariales por llegar tarde, descuentos de minutos en los sueldos por el impedimento de llegar a sus trabajos, etc. Todo un complejo proceso en el cual los piqueteros de las organizaciones "opositoras" lograron transformar la simpatía en odio y desprecio de la clase.

Los planes, por otro lado, una parte son administrados por dirigentes de izquierda y demás yerbas y otros están en manos de intendentes, legisladores y funcionarios de toda laya, con los cuales mantienen cautivos a sus "clientes" desesperados, rehenes del político de turno propietario de los planes. O sea, unos y otros, son miserables.

Esta política, sostenida por TODOS, ha alimentado la actitud clientelar de los desocupados, cuya mayoría, hoy, jamás tuvo ningún trabajo en su vida ni quiere tenerlo, aunque esta frase suene aún más gorila.

Quien te escribe hizo la experiencia que vos proponés, sin sacar un centavo a cambio del esfuerzo por organizarlos y habiendo caído en la trampa del Ministerio de Desarrollo para pedir comida para comedores y merenderos, ya que era la única posibilidad de seguir con la organización, porque si no tenés comida o planes o conseguís subsidios, viene cualquiera, con cualquier política y se monta sobre lo organizado, rompiendo todo tu trabajo a cambio de un bolsón de comida más que el que vos conseguiste. Lo importante para quien invade no es la política, sino "cuántos movés", cuántos subís a los micros o a los trenes o sumás a cualquier acto oficial u "opositor".

En esa época que te cuento, vi por los pasillos del Ministerio de Desarrollo a los dirigentes de todas estas organizaciones que te he nombrado sentarse con Sergio Berni, funcionario carapintada, amigo del presidente quien, desde su "Dirección de Emergencia Crítica", encumbró a Barrios de Pie, FTV y MTD Evita como fuerzas de choque oficiales, dándole puestos en el propio ministerio: dirigentes de Barrios de Pie, tales como el Pelado Ceballos, fueron a parar a una de las direcciones del ministerio y, otros, a puestos en Cancillería y demás dependencias oficiales, hasta en el Ministerio del Interior en la SIDE… Sin contar las lindezas de gente que estaba en el Banco Nación, cuya cúpula (de la mano de la nueva ministra) que ahora está en el Ministerio de Economía, repartía "créditos" para microemprendimientos, créditos de los cuales se les aclaraba, en voz baja y bajo cuerda, a los dirigentes que, si se sumaban al gobierno, podían quedarse con tres de cada diez… Es decir, compraban las organizaciones "hechas". No es un dato menor.

Lo funcional no está en sacar comida del estado. Lo funcional está en haberse colgado de la política del estado, haber desviado el eje de la lucha hacia el asistencialismo, trampa en la que cayeron (no soy una excepción) casi todos; llevar a cabo, desde cualquier sector, la política del estado que es la del gobierno de la burguesía. Porque mientras todo el mundo está ocupado en conseguir comida, planes y llenar planillas para subsidios de microemprendimientos, pierde el eje de la lucha, desvía su atención del sujeto histórico y empeña toda su militancia en la loca carrera de conseguir una máquina de coser, una sobadora para amasar pan o una ladrillera.

La política cambia de esencia y se transforma en la habilidad del pasilleo por los vericuetos del estado: sacar personería jurídica, conseguir el CUIT, cumplimentar todos los requisitos para conseguir tres mangos con cincuenta para fabricar pan en una villa. Y en ese proceso burocrático se desvirtúa lo que es la militancia: así nacieron los "gerentes" de pobres, hombres "laidos y escribidos" que sabían hacer los papelitos oficiales, los gurúes de la "política", los únicos capaces de sentarse ante un funcionario más o menos "amigo". En los pasillos se sacaban chispas los que conseguían tener el celular privado de un funcionario, los que tenían el timbre directo al "dios plan", al "dios comida" o al "dios subsidio"…

Así, vi desfilar a Castells (MIJD), Pitrola (PO), D’Elía (FTV), Chiquito Ardura (CCC), Perdía (PJ-ex Side…), Ceballos (Barrios de Pie) cuando no era nadie, Pérsico (MTD Evita), sólo por nombrar a algunos, negociando con el gobierno de acuerdo con "cuántos movían". La relación de fuerzas era directamente proporcional a la cantidad de planes y de toneladas de comida a granel que conseguían y consiguen... Es más, todos se conocen entre ellos, se saludan alegremente, comparten sus teléfonos celulares en los pasillos y ayer estaban juntos y hoy enfrentados, pero no hay que preocuparse: pueden volver a "acordar" juntarse en cualquier momento.

Y, como si fuera poco, ninguno de ellos labura. Bah, en realidad trabajan de gerentes. Entre ellos se soban el lomo y se justifican diciendo que son militantes "rentados". Eso es una vil mentira. Son vagos a los que les queda más cómodo ir a un ministerio a chupar medias oficiales que buscarse un laburo donde tengan que fichar, producir, lidiar con una patronal y organizar a la clase obrera.

Los desocupados, por su desesperación, aceptan cualquier término, no son como los patrones que, si no laburás, te dan una patada en el traste y te mandan a la luna… Los desocupados te aceptan con cualquier pulga, siempre y cuando les garantices planes y comida.

Por esta razón no comparto tu visión de que los desocupados cambiaron de la cantidad a la calidad, porque no es así. Vos decís que ya no son un sector marginal y creo que estás equivocado: nunca tanto como ahora los desocupados son marginales, excluidos de todo, justamente por no haber hecho nunca la experiencia de trabajar, de tener que ajustar sus horarios a un compromiso, de organizarse sin "iluminados" que les allanen el camino hacia la comida o los planes. Lamentablemente.

En dos sentidos, los desocupados se mueven por cantidad: de arroz, de plata, de chapas, de planes, de subsidios, de tierras o de lo que se te ocurra por una parte y, por la otra, en cantidad de seres humanos alienados, mal alimentados, con pésima salud y sin posibilidades de educación. Todo es cantidad y mala calidad. Son verdaderas excepciones los que se pueden encuadrar en la "calidad" revolucionaria... Conozco sólo a dos compañeros con estas cualidades. Sólo dos en medio de miles. El resto son pequeños burgueses metidos a dirigentes de última hora, desocupados por adopción, con estudios secundarios y hasta universitarios, pero no por ellos, menos lúmpenes [lumpen: palabra alemana utilizada por Marx para definir a los marginales en general].

Esa es la experiencia que conozco y de la cual me salí, impotente para cambiar alguno de sus términos. Absolutamente impotente.

¿No te has preguntado de dónde sacan plata para pagar los micros todas estas organizaciones para ir a un acto, aún cuando sean "opositoras"? Cada micro sale, aproximadamente, para un viaje corto, unos 200 pesos. Y cada vez que los piqueteros hacen una movida te cansás de contar micros alineados en la 9 de Julio. Cientos y cientos de micros… ¿De dónde sacan tanta guita para "mover" gente? ¿Cómo pensás que en este marco descripto, alguien puede organizar a los desocupados sin bolsas de arroz?

Si lo hacés, tenés que "jugar" con alguien o para alguien… Si no tenés bolsas de arroz viene cualquier hijo de vecino, llámese "revolucionario" o intendente, oficialista u opositor, con un camión lleno de yerba y polenta y promesas de planes para quienes no tienen nada y la gente te da la espalda, porque no le interesa la política, le interesa COMER… Tan simple y sencillo como eso. Pero comer sin laburar. Porque cuando querés organizarlos con emprendimientos productivos, alrededor del laburo, faltan o se alcoholizan o se quedan con las máquinas y las venden o se van con alguien que los saquen a "pasear" a un acto de unas horitas, con el cual cumplen por los beneficios obtenidos (planes, bolsones, chapas, tirantes para las casas, etc.). No es agradable describir estas cosas porque suenan mal, pero es la verdad, aunque sea lamentable.

Conozco esto desde adentro y he intentado cambiarlo, también, desde adentro. Sin embargo no fue posible por el marco descripto. Las excepciones que conozco, que no gerentean, en general son organizaciones pequeñas que negocian, SIEMPRE, algo, aunque sea mínimo, con alguien. Por ejemplo, hay algunas que consiguen recursos de la CTA que, a su vez, es la que negocia con el gobierno. Pero cuando la CTA "moviliza", estas pequeñas organizaciones tienen el micro en la puerta… es un precio menor comparado con otros.

Personalmente no estoy de acuerdo con que el Partido Revolucionario de los Trabajadores, que tiene muy claro este tema, se dedique a cambiar el eje de la lucha y con eso poner en tela de juicio quién es el verdadero sujeto histórico de la revolución. No creo que sea una propuesta que quiera poner en práctica, cuando es el UNICO partido que, contra viento y marea, con infinidades de críticas de la izquierda y hasta de otros "perretés" (que no son diferentes a los descriptos en este mensaje porque administran comida, planes y subsidios del estado y hacen política con esos recursos y en este mismo foro han confesado que "nadie se mueve por 150 pesos"..., lo cual me ha dejado claro que ellos también administran planes...) ha sostenido su política construyendo alrededor del único sujeto histórico capaz de cambiar las relaciones de producción, precisamente, PORQUE PRODUCE: el proletariado en general y la clase obrera en particular. Es una propuesta osada, si se quiere, en un marco en el que todos, sin excepciones, han caído en la trampa del estado.

Tampoco estoy de acuerdo con los militantes rentados, aunque ese tema es harina de otro costal y objeto de otra discusión.

La política revolucionaria tiene que volver a ser una vocación, una elección de vida, un ejemplo de vida en donde se entrecruzan todas las actitudes dignas de quienes la sostienen y la llevan a la práctica. Trabajar es parte de la construcción de esa dignidad. No obtener prebendas del estado, también. No especular con el hambre ni vivir a costa de los hambreados, también. Propender a la revolución es ser coherente entre lo que se dice y lo que se hace.

Desde una óptica materialista, ningún desocupado le mueve un pelo a los patrones, a la burguesía, que sólo se sienten molestos cuando sacan sus coches a la calle y se cruzan con un piquete que les impide cruzar un semáforo. Ahora, si los obreros paran una fábrica, como pasó con los obreros de SMATA hace unos meses atrás, a la burguesía le tiembla el cuerpo (por no decir otra cosa y ser grosera) y sale corriendo a aumentar los sueldos antes de que se pudra todo… En pocos días es posible que veamos más despelotes: en este momento los metalúrgicos están en quite de colaboración porque pretenden más aumento que el aceptado por el gobierno...

Concluyendo: cuando se movilizan los desocupados se produce un hecho policial, pero cuando se moviliza la clase obrera el hecho es político. ¿Quién es, entonces, el sujeto histórico de la revolución, el que merece todo el esfuerzo de un partido revolucionario? Ahora, si los autodenominados "revolucionarios" no pretenden el poder, el tema es otro: se pueden dedicar a los desocupados sin la más mínima autocrítica y sin que les tiemble el pulso.

He escuchado, por ejemplo, que hace unos meses atrás, Altamira del PO sostenía que estaban "actualizando" a Marx, casualmente, para meter con fórceps a los desocupados porque son más y salen a la calle más seguido. Para Altamira es cuestión de número y no de base material, no importan los medios de producción, sino el consabido "cuántos movés".

Pero Altamira no es el único: he participado en reuniones multitudinarias de la CTA en las que, cual adherentes a una secta fundamentalista, sus dirigentes intentaron (¡Y hasta "votaron"!) convencer a los desocupados de que son la clase trabajadora "desocupada" y he visto actos de verdadera dignidad de muchos desocupados retrucándolos y diciendo: "No, yo soy un marginal porque no tengo trabajo y me da vergüenza salir a la calle cuando voy a cobrar el plan". Los "dirigentes" de la CTA tapaban con discursos de pequeño burgueses esa vergüenza que me hizo llorar de tristeza por ese compañero tan avergonzado y, a la vez, por la sordera conciente del dirigente que tenía al frente.

Creo que ya me extendí demasiado, pero el tema me pareció que ameritaba la extensión, dado que, la mayoría mantiene todas estas cuestiones en cómplices secretos, porque hacen "política" desde el mismo lugar, es decir, con los recursos del estado y a costillas de los excluidos.

Esa actitud miserable no la espero de un partido que tiene una historia inmaculada en cuanto a principios, más allá de las autocríticas que no pasan, precisamente, por haberle hecho JAMÁS el juego a la burguesía. El PRT expropiaba para los pobres, no les expropiaba a ellos. No me gustaría que empezara ahora a limpiar con el codo lo que escribió con la mano y selló con su sangre. Será por esto, quizás, que me da mucho asco ver el nombre de Santucho revoleado sin vergüenza. Pero, esta es mi humilde opinión.

Un abrazo fraternal.


Nota 1: entre las muy escasas organizaciones de desocupados que la compañera menciona como intentando mantener una actitud digna está la hoy lamentablemente fragmentada Anibal Verón, a la que pertenecían los compañeros Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, asesinados – qué raro – por la policía.

Nota 2: Todos los datos, nombres, etc. corren por cuenta de la compañera, dado que por mi desconocimiento no estoy en condiciones ni de corroborarlo ni de desmentirlo.

Larguito, ¿no? Pero instructivo.

Buenas noches.

22 comentarios:

Anónimo dijo...

wiiiiiiiiii ke largo... no lo lei!
si t desubicas asi, nadie t va a leer!

Milkus Maximus dijo...

Bueno, incapacidades intelectaules de algún anónimo aparte, es MUY interesante lo que plantea este post.
Quienes trabajamos alguna vez como voluntarios en villas y barrios de emergencia hemos visto de cerca mucho de lo que se describe.
Y lo más terrible "nunca tanto como ahora los desocupados son marginales, excluidos de todo, justamente por no haber hecho nunca la experiencia de trabajar, de tener que ajustar sus horarios a un compromiso". Ha sido un trabajo rápido y arrasador de "desculturación" del trabajo.
Y lo ves aún más terrible en los niños/adolescentes que están creciendo en esa cultura de la mendicidad: consideran más obvio la limosna que el trabajo.
Si hay una GRAN tarea que nos aguarda, más allá de cualquier color político, es reeducar en la dignidad. Si el marginado, si el postergado, no se reconoce a sí mismo con el DERECHO a tener trabajo, seguirán conformándose con el puntero de turno y su cajita de comida.
¿Y mientras tanto? Eso es lo terrible: mientras tanto los pibes tienen que comer, esta noche, mañana en la mañana, y así todos los días. O sea que, a su vez, no se puede divagar hablando de educaciones a largo plazo a gente con el estómago vacío.
Es un círculo vicioso MUY jodido de romper.

Ricardo Medel dijo...

Largo? Ya cualquier par de párrafos es "largo" en esta era de la información rápida. Y fragmentada. Y sosa.

Gracias por el vaso de agua. A veces uno se olvida de su sabor en este páramo de ideas.

Jack Celliers dijo...

Anonymus: Si che, es muy largo. EL próximo post lo mando por SMS.

Bob Row dijo...

"Por esta razón no comparto tu visión de que los desocupados cambiaron de la cantidad a la calidad, porque no es así. Vos decís que ya no son un sector marginal y creo que estás equivocado: nunca tanto como ahora los desocupados son marginales, excluidos de todo, justamente por no haber hecho nunca la experiencia de trabajar, de tener que ajustar sus horarios a un compromiso, de organizarse sin "iluminados" que les allanen el camino hacia la comida o los planes. Lamentablemente."

Bueno, si no me equivoco, la compañera coincide con lo que te dije sobre tu post del niño marginal que algún día levantaría el puño, etc.
El texto me pareció muy instuctivo. Debo admitir que no estoy muy al tanto de la actividad del PRT actual, pero me sorprende encontrarme más de acuerdo con ellos que con el 90% de la izquierda orgánica de hoy en día.
Y digo que me sorprende porque considero al PRT de los 70 como una orga criminal que saboteó con su autismo militarista las luchas obreras en el período de mayor acumulación y capacidad de movilización.

Jack Celliers dijo...

Roberto: Es cierto, existe una similitud de planteo. De hecho entre la compañera y yo hubo un debate interesante al respecto y tengo que decir que tuve que corregir mi punto de vista, correrlo unos grados (varios).

De todas formas insisto en que la masa de desocupados no puede ser ignorada. El partido revolucionario necesita una polñitica frente a ellos, decirles algo, ir con un mensaje. No se los puede dar por perdidos y ya.

En cuanto a tu caracterización del PRT en los '70, yo no voy a negar los errores del PRT, simplemente los pondré en contexto: pregunto ¿a qué capacidad de acumulación te referís? ¿quién la estaba llevando a cabo? ¿Los otros partidos de izquierda? ¿El peronismo?

Hablás de las "luchas obreras" ¿Qué partido marxista tuvo más inserción en las luchas obreras que el PRT? ¿Qué partido de izquierda pudo arrebatar a un peronismo floreciente aunque sea una parte de la clase obrera e impulsar sindicatos clasistas? Más allá de algunas figuras como Salamanca, no recuerdo ningún partido marxista que haya hecho pie seriamente en la clase obrera como el PRT... y eso que llevaban muchos más años actuando en la vida política. No hablo del PC porque es muy fácil, claro.

Llamar "orga criminal" al PRT es muy común. Generalmente se hace ver como que en los '70 todo estaba en paz, todo era maravilloso y la única organización armada era el PRT. Me permito discrepar: las armas en esa ápoca inundaban la vida política. No es que la mayoría de la sociedad anduviera armada, pero el consenso que levantaban las organizaciones armadas era alto. Hasta que triunfó el golpe y claro: todos los que reivindicaban a la guerrilla en los cafés empezaron a denostarla amargamente.

Pregunto también: si el accionar del PRT fue "criminal" ¿qué se puede decir de los partidos que apoyaron el golpe, que se negaron a resistirlo como el PRT reclamó en solitario, que pusieron funcionarios en diversos puestos de la dictadura? ¿Fue la UCR - con sus cientos de intendentes para la dictadura - menos criminal que el PRT sólo porque no levantó las armas? ¿Lo fue el PC, que apoyó a Videla?

Preguntas, nomás.

Salud.

Anónimo dijo...

Voy a ser un poco cursi, toda vez que (sea que busquemos la solución por derecha o por izquierda) la única salida esta en dar cierta dignidad a corto plazo, y educación a largo plazo. Ambas son materia harto opinables, aunque lo que tenemos fuera de discusión es que en el sistema actual e cosas, no se da ninguna de las dos. "Cierta dignidad" para el corto pazo serían medidas contra el clientelismo; tengo trato con gente del PJ kirchneriano (¿hay otro?) para quienes las "movilizaciones a punta de comida" son tan naturales como el día o la noche, por lo que dificulto se peuda hacer algo contra esta desviación cultural. En cuanto al largo plazo (ley de educación), ahí los tenemos, discutiendo una nueva versión (todavía recordamos las bandas de pistoleros discutiendo la anterior, en el promocionado Congreso Educativo Alfoncínico); pero los que discuten ese "largo plazo" de la educación nacional, son los mismos que cargan pobres en los bondis, haciéndoles creer que ese es el único medio para cambiar la historia. Perdón, todo esto me salió como trompada de loco y "sin filtro", tal vez en post-eriores-posts pueda exponer con mas claridad y menos vehemencia.

Jack Celliers dijo...

Hilario: La "cierta dignidad" de la que hablás es perfectamente posible ni bien uno empieza a cuestionar el fatalismo de las globoludeces: que no se puede, que el mundo globalizado es asi, que bla bla bla. Desde el punto de vista material los recursos del mundo (y más los de un país como Argentina) alcanzan y sobran para dar comida, vivienda y educacón a todos. Y no me refiero sólo al aspecto meramente material: la educación de un laburante argentino sigue siendo muy superior a la de un trabajador español, lo digo con conocimiento de causa.

Ahora, el sistema de acumulación nos empuja a una guerra de todos contra todos. En este contexto la dignidad no es algo que se pueda "dar". Precisamente la dignidad no se "da", no es una graciosa concesión. Por su naturaleza misma la dignidad es algo que se arranca a quien la niega.

Las "movilizaciones a punta de comida" no son un problema cultural sino bien material. Si se somete a la población un mercado en el que el 50% esta des o subempleado no es raro que se movilicen multitudes con ese sistema.

Al mismo tiempo la clase media también se moviliza, no a punta de comida sino a punta de miedo a perder lo que tiene, a punta de promesitas electorales, a punta de cuotas en dolares en la epoca Menem, etc. Esa clase media tan piola, que desprecia a los negros y cree que son unos idiotas, no ha dado pruebas de superior inteligencia y tiene aun mucha menos justificación.

Exigir a los pobres que piensen con claridad está muy bien, siempre y cuando uno mismo empiece a dar el ejemplo. Y para eso sería bueno empezar a decir aristotélicamente la verdad: no tenemos la más puta idea de dónde está la salida. Educación necesitamos TODOS. Política sobre todo.

R Fuego dijo...

Lo que me extraña del texto es que se habla del sector de desocupados como de algo completamente distinto al de la clase obrera ocupada, como si en esta última sí fuera posible en el corto o mediano plazo una política revolucionaria y en el primero no.

Los desocupados se mueven por objetivos cuantitativos. ¿Y la clase obrera ocupada no? La gran mayoría de las huelgas son por demandas completamente dentro del sistema, y no superan la dinámica sindicalista.

A los desocupados no les importa un programa político, van detrás del primer jefe que les garantice obtener mejoras inmediatas. ¿Y la clase obrera ocupada se comporta de manera diferente? ¿Cómo se explica sino que sigan siempre los mismos jer(g)arcas al frente de los principales sindicatos?

A los desocupados es muy fácil utilizarlos como fuerza clientelar. ¿Y la clase obrera ocupada cuando va a las urnas vota por principios proletarios? ¿Cuantos votos saca la izquierda (que se dice) obrera y socialista?

El aporte de la compañera es muy valioso por toda la experiencia que comparte, pero está sacando las conclusiones equivocadas, y creo que eso es culpa de su adhesión al paradigma leninista, ese de "la clase obrera por sí sola no pasa del sindicalismo y la consciencia socialista debe serle inyectada desde afuera".

Además de que la compañera parece tener una definición de proletariado como proletario=obrero, lo cual pudo ser así en tiempos de Marx, pero hoy ya no es así con la diversificación de las ramas de la producción capitalista (más la subsunción capitalista de otras ramas de la producción, algo ya contemplado en el Manifiesto cuando hablaba de la proletarización de las "rofesiones liberales"). Hoy los obreros son UN sector del proletariado. El proletariado está compuesto por los individuos que, para sobrevivir, están obligados a convertirse en fuerza de trabajo explotada por el capital. Esto incluye al obrero industrial asalariado, pero no se termina allí. Quienes no encuentran comprador de su fuerza de trabajo siguen siendo parte del proletariado. Incluso quienes ya ni siquiera buscan trabajo ni tienen "cultura del trabajo" (que la compañera parece concebir como una base positiva para el desarrollo de una subjetividad revolucionaria).

Por otro lado, si un grupo de izquierda tiene más posibilidades de desarrollar un trabajo en ámbitos sindicales (de clase obrera ocupada) y de reclutar militantes y simpatizantes en ese ambiente, eso no necesariamente indica que ese sector del proletariado es el que tiene las mayores potencialidades revolucionarias. Un obrero que ha tomado consciencia de clase y de la necesidad de luchar no sólo por reivindicaciones económicas sino políticas, no por eso pasa a ser un revolucionario. Me parece muy esquemático el tomar a la política como un ámbito superior al de la lucha económica. Se puede perfectamente luchar por reivindicaciones políticas desde un lugar reformista.

Jack Celliers dijo...

Compañero RF:

Es un debate interesante en el que no tengo una posición muy clara. Me parece que hay una diferencia entre el obrero desocupado y el desocupado crónico, al mismo tiempo me parece que un partido revolucionario tiene que tener una política hacia los desocupados, crónicos o no. No me parece lógico ignorarlos por completo.

Sí es cierto que el desocupado tiene menos fuerza para pelear ya que no tiene el recurso de la huelga. Me remito a la frase de Trotsky: la consigna de la clase obrera debe ser el reparto de las horas de trabajo entre todos los trabajadores de manera que haya un mínimo de desocupados. Ni subsidios ni bolsas de comida ni "ayuda" digitada por el estado burgués. Simplemente luchar para que el trabajo se reparta entre todos, de otra forma los desocupados se convierten en el tumor de la clase obrera.

R Fuego dijo...

Hola Jack:

Es verdad que el obrero desempleado y el desocupado crónico son condiciones de vida distintas y requieren una política distinta. Pero no me parece que el hecho de no poder hacer huelga debilita ya de por sí al desocupado. El hecho de poder hacer huelga por cierto que no hace a los obreros menos débiles.

La diferencia es que mientras los obreros ocupados enfrentan a una patronal en particular, los desocupados enfrentan al Estado nacional. Mientras los primeros luchan por aumento de salario, los segundos luchan por subsidio. Los primeros luchan por una supervivencia ampliada (no sólo las necesidades básicas, sino determinada participación en el consumo de mercancías), los segundos luchan por la supervivencia a secas.

Es verdad que los desocupados suelen estar más atomizados y enfrentan a un enemigo más grande, pero al no estar atados por el movimiento obrero tradicional su lucha, cuando estalla, suele ser menos domesticada que la de los obreros ocupados. Y es la calidad, no la cantidad, lo que cuenta en la lucha de clases. Un salto cualitativo modifica más la correlación de fuerzas que una acumulación cuantitativa.

El movimiento piquetero, en sus comienzos salvajes, acorraló el Estado y arrancó concesiones nada despreciables, constituyendo la vanguardia del proletariado en los 90. Cuando los obreros de una fábrica hacen una huelga, suelen basar su cooperación para la lucha en la cohesión a la que el mismo capital los somete en el proceso de producción. En cambio la cooperación de los desocupados para la lucha, es un salto cualitativo mucho más importante porque el capital los somete a la atomización y por lo tanto tienen que subir una pendiente mucho más empinada que los obreros ocupados. No tienen en común una identidad relacionada con la división social del trabajo (albañiles, torneros, camioneros, etc.), tienen en común su calidad de seres humanos que luchan por su derecho a existir.

Lo que pasa es que si en vez de promover la cooperación de los explotados y su autodesarrollo revolucionario (paradigma de la autonomía proletaria) se tiene el objetivo de dirigirlos y adoctrinarlos políticamente (paradigma de la izquierda), se tendrá más éxito en un terreno menos atomizado pero más domesticado que el de los desocupados (como aquel que entra en el movimiento obrero tradicional o está en su periferia), mientras que en el terreno de los desocupados la izquierda (como izquierda) sólo puede insertarse imitando los métodos punteriles de los partidos integrados al Estado. Por eso a la compañera del PRT yo le diría que el problema no era sólo del suelo, sino también de la semilla que intentaba sembrar.

La otra cara del análisis que hace la compañera es que si los desocupados se dejan usar como masa clientelar (tampoco tienen mucha alternativa cuando lo que predomina es la atomización), por lo menos no se dejan dirigir políticamente. O sea, para ellos el único empleo a la vista es ser masa clientelar, y es un empleo porque lo hacen a cambio de algo. Exactamente igual que un obrero que trabaja a cambio de un salario para llevar el pan a su familia. Lo grave sería que fueran masa clientelar por convicción política, a cambio de nada (nada material, por lo menos, pues la mayoría de quienes integran partidos políticos se dejan dirigir a cambio de sentirse parte de una comunidad, de un ideal, etc). De manera que en el terreno de los desocupados es donde más clara se ve la bancarrota del paradigma leninista: a los desocupados no es posible dirigirles políticamente, sólo es posible dirigirles clientelarmente.

R Fuego dijo...

Sobre la propuesta del reparto de horas, suena interesante, pero tiene poco realismo. Como el mismo Trotsky admite en su PT, las consignas transicionales como esa tienen un papel meramente de agitación. Trotsky esperaba que, mediante la agitación de consignas como el reparto de horas, el control obrero, las nacionalizaciones, etc. (que, sin ser inmediatamente socialistas, son anticapitalistas de hecho sobre todo en contextos de crisis) la IV internacional lograra que las masas aceleraran su experiencia con las dirigencias reformistas y se chocaran contra la pared en cuanto a sus ilusiones en el capitalismo.

O sea, para Trotsky no se trataba realmente de crear un movimiento que luchara por estas reformas del capitalismo, sino de quemar etapas en el desarrollo del movimiento revolucionario (empieza su programa diciendo que las condiciones para la revolución no sólo están maduras sino en descomposición y que la crisis histórica de la humanidad es la crisis histórica de su dirección revolucionaria) acelerando la superación de las ilusiones burguesas y reformistas de las masas, y por lo tanto las ilusiones en las dirigencias burguesas y reformistas (lo que, eventualmente, terminaría con la IV internacional como dirección de la revolución socialista mundial).

Pero aprovechando el trabajo de Marx en El Capital nos damos cuenta que el reparto de horas es imposible de lograr bajo el capitalismo porque éste siempre funciona con un ejército de reserva. En toda la historia del capitalismo el pleno empleo siempre fue relativo, y sólo cuando se daban varias condiciones excepcionales (o cuando un país es próspero por explotar a otros o por una determinada coyuntura del mercado mundial). El capitalismo maduro, además, al clásico ejército de reserva le ha agregado un ejército de sobra. Como vos mismo señalaste, una cosa son los obreros desempleados y otra cosa son los desocupados crónicos, o sea, las nuevas generaciones que directamente nunca tuvieron empleo.

Para el capital los obreros desempleados no sobran, sino que cumplen la función de abaratar la fuerza de trabajo empleada y de recambio de la misma. En cambio para el capital los desocupados estructurales sólo cumplen la función de abaratar la fuerza de trabajo empleada, pero no cumplen la función de recambio de la fuerza de trabajo (porque no tienen ni capacitación ni educación para servir como fuerza de trabajo en la mayoría de las ramas de la producción). A lo sumo los Estados pueden emplear a una parte de esta población sobrante como masa clientelar o fuerza de choque antiproletaria. Pero la mayoría de esa población "excluída" sigue sobrando, y el capitalismo necesita eliminar a esa población sobrante y, además, reducir la masa de población "incluída". O sea, la necesidad del capital es disminuir la masa de "incluídos" y al mismo tiempo eliminar físicamente a gran parte de los "excluídos" (y de ahí el desarrollo del Estado policial).

Por eso yo creo que la unidad revolucionaria entre "incluídos" y "excluídos" (así como la unidad entre camioneros, metalúrgicos, docentes, etc.) no se va a dar sobre la base de reivindicaciones dentro del capitalismo (aun si el capitalismo actual no puede cumplirlas) y por lo tanto no será producto del éxito de un grupo político en hallar la consigna de unidad correcta y poder difundirla masivamente. La unidad revolucionaria del proletariado no se logra ni en función de las ramas de producción en que está repartido ni en función de su inclusión o exclusión del mercado de trabajo, sino en función de su calidad de seres humanos que luchan por suprimir su condición proletaria y la sociedad que necesita de esta condición.

Si se trata de buscar consignas que sirvan para el avance de las luchas actuales (que están bastante lejos de lo anterior), van a tener que ser mucho más "humildes".

Saludos.

Jack Celliers dijo...

RF:

Planteás varias cosas:

El hecho de poder hacer huelga por cierto que no hace a los obreros menos débiles.

La diferencia es que mientras los obreros ocupados enfrentan a una patronal en particular, los desocupados enfrentan al Estado nacional.


De acuerdo respecto de lo que enfrentan, pero la huelga causa una pérdida real y tangible al capitalista, mientras que los desocupados no cuentan con esa arma; por eso no estoy de acuerdo con que los obreros sean "igual de débiles" que los desocupados. Objetivamente hablando hacerle perder guita al explotador es un arma real, tangible, que los desocupados no tienen.

Es verdad que los desocupados suelen estar más atomizados y enfrentan a un enemigo más grande, pero al no estar atados por el movimiento obrero tradicional su lucha, cuando estalla, suele ser menos domesticada que la de los obreros ocupados.

No estoy de acuerdo. Los movimientos de desocupados están tan domesticados como los sindicatos, reciben subsidios del estado burgués que las distintas fracciones (incluso las de "izquierda") utilizan para "mover" gente, y en eso coincido con el análisis de la compañera. No veo por qué decís que su lucha está menos domesticada.

En cambio la cooperación de los desocupados para la lucha, es un salto cualitativo mucho más importante porque el capital los somete a la atomización y por lo tanto tienen que subir una pendiente mucho más empinada que los obreros ocupados

Si te entiendo bien, estás diciendo que los desocupados "dan un salto cualitativo" basándote en que "tienen que subir una pendiente más empinada" ¿Te parece? Yo creo que el hecho de que tengan que enfrentar más dificultades es precisamente lo que los hace más débiles, no más fuertes.

No tienen en común una identidad relacionada con la división social del trabajo (albañiles, torneros, camioneros, etc.), tienen en común su calidad de seres humanos que luchan por su derecho a existir.

La identidad relacionada con la división social del trabajo no me parece una desventaja absoluta sino relativa, no veo que los desocupados tengan una identidad más homogénea, de hecho vos mismo admitís que enfrentan una atomización mayor.

Lo que pasa es que si en vez de promover la cooperación de los explotados y su autodesarrollo revolucionario (paradigma de la autonomía proletaria) se tiene el objetivo de dirigirlos y adoctrinarlos políticamente (paradigma de la izquierda)

Parece un argumento anarquista, me parece un poco arbitraria esa división entre "promover el autodesarrollo" y "dirigir y adoctrinar políticamente". Toda idea -incluso las que vos planteás- puede declararse fácilmente "adoctrinamiento". Yo creo que el fallo de la izquierda es otro, no me parece mal en sí mismo que se pretenda "adoctrinar", a menos que se pretenda "bajar línea", pero eso se puede hacer con cualquier idea, no sólo con las de la izquierda.

Jack Celliers dijo...

O sea, para ellos el único empleo a la vista es ser masa clientelar, y es un empleo porque lo hacen a cambio de algo. Exactamente igual que un obrero que trabaja a cambio de un salario para llevar el pan a su familia

Me parece que hay una diferencia importante entre ser "empleado" como masa clientelar y ser empleado en el proceso productivo. Aquí no se habla de diferencias "morales" entre obreros y desocupados -eso dejémoslo a los moralistas- sino de condiciones objetivas.

De manera que en el terreno de los desocupados es donde más clara se ve la bancarrota del paradigma leninista: a los desocupados no es posible dirigirles políticamente, sólo es posible dirigirles clientelarmente.

¿Te parece una buena noticia? A mí para nada. Si vos abominás de toda dirección política porque "viene de arriba", lo mismo se puede decir de lo que vos llamás "autodesarrollo", que consistiría en el mensaje: "¡No tengan ninguna dirección política!", que a mí me parece totalmente nocivo. Negarle al proletariado el derecho a tener una dirección política es negarle el derecho a actuar políticamente, con lo cual lo único que queda es actuar clientelarmente ¿Qué decirte? Me parece nefasto.

Sobre la propuesta del reparto de horas, suena interesante, pero tiene poco realismo.

Cuando se plantea una consigna ningún marxista (y ningún revolucionario con dos dedos de frente) piensa que sea posible hacerla realidad bajo el capitalismo. Justamente se exige algo que el capital no está dispuesto a conceder (por eso no es "realista"). La revolución se expresa a través de consignas que exigen aquello que es necesario para la clase obrera, y por supuesto: no son "realistas". Nadie espera que lo sean, se trata de mostrar precisamente que el capitalismo es incapaz de lograr lo que la clase necesita urgentemente.

Por eso yo creo que la unidad revolucionaria entre "incluídos" y "excluídos" (así como la unidad entre camioneros, metalúrgicos, docentes, etc.) no se va a dar sobre la base de reivindicaciones dentro del capitalismo (aun si el capitalismo actual no puede cumplirlas) (...) ...sino en función de su calidad de seres humanos que luchan por suprimir su condición proletaria y la sociedad que necesita de esta condición.

Mientras se luche bajo el capitalismo, es inevitable que las reivindicaciones tomen forma bajo el capitalismo. Precisamente ese es el camino de la conciencia. Si se exige a un trabajador estar "en contra del capitalismo" a priori entonces se está haciendo eso de lo que vos abominás: bajar línea.

Se trata precisamente de reclamar bajo el capitalismo eso que el capitalismo no puede dar, pero que es extremadamente necesario para la clase y para la humanidad, sólo así se desenmascara el capitalismo. La "calidad de seres humanos que luchan" que vos planteás también se da bajo el capitalismo, dentro de sus condiciones y coerciones. Negarlo es un volunarismo ciego que pretende crear conciencia a partir de la nada.

Si se trata de buscar consignas que sirvan para el avance de las luchas actuales (que están bastante lejos de lo anterior), van a tener que ser mucho más "humildes"

Curioso corolario. ¿O sea que lo que la clase y los explotados necesitan son "consignas humildes" y "realistas"? Me parece que no, que es precisamente lo contrario.

Es un debate interesante, pero me parece que pone de manifiesto no la bancarrota del modelo leninista sino la imposibilidad de optar por "modelos alternativos", que para eso ya lo tenemos a Toni Negri y su "multitud".

Me parece, no sé.

R Fuego dijo...

1) "De acuerdo respecto de lo que enfrentan, pero la huelga causa una pérdida real y tangible al capitalista, mientras que los desocupados no cuentan con esa arma; por eso no estoy de acuerdo con que los obreros sean "igual de débiles" que los desocupados. Objetivamente hablando hacerle perder guita al explotador es un arma real, tangible, que los desocupados no tienen."

Los piquetes, en tanto interrumpen la circulación de mercancías y de fuerza de trabajo, hacen perder mucho más plata que una simple huelga, y a varios capitalistas, no a uno solo. Si esto no fuera así, entonces el movimiento piquetero no hubiera logrado nada.

2) "No estoy de acuerdo. Los movimientos de desocupados están tan domesticados como los sindicatos, reciben subsidios del estado burgués que las distintas fracciones (incluso las de "izquierda") utilizan para "mover" gente, y en eso coincido con el análisis de la compañera. No veo por qué decís que su lucha está menos domesticada."

Dije "cuando estalla". Me refiero a los inicios del movimiento piquetero (Cutral-co, Tartagal, etc.), no a sus restos actuales, que no son más que apéndices clientelares de distintas organizaciones políticas.

3) "Si te entiendo bien, estás diciendo que los desocupados "dan un salto cualitativo" basándote en que "tienen que subir una pendiente más empinada" ¿Te parece? Yo creo que el hecho de que tengan que enfrentar más dificultades es precisamente lo que los hace más débiles, no más fuertes."

Como el punto de partida de los desocupados es la atomización y no su cohesión física y económica en una unidad de producción, el salto cualitativo que tienen que dar para pasar a la lucha por sus intereses colectivos es mucho más grande que el de los obreros empleados. Esto es a la vez una desventaja y una ventaja. Es una desventaja porque su consciencia debe dar un salto mayor, pero es una ventaja porque una vez dado ese salto, adquieren una consciencia de clase superior a la que generalmente adoptan los obreros en huelga (corporativa: por empresa o por gremio).

4) "La identidad relacionada con la división social del trabajo no me parece una desventaja absoluta sino relativa, no veo que los desocupados tengan una identidad más homogénea, de hecho vos mismo admitís que enfrentan una atomización mayor."

Es cierto, es una desventaja relativa. A lo que voy es que los desocupados para luchar por sus intereses deben reconocerse directamente como proletarios y no como trabajadores de tal empresa o de tal rama de la producción. Dicho de otra manera: el mínimo de consciencia de clase que los desocupados necesitan para su lucha es mayor que el de los obreros ocupados.

5) "Parece un argumento anarquista, me parece un poco arbitraria esa división entre "promover el autodesarrollo" y "dirigir y adoctrinar políticamente". Toda idea -incluso las que vos planteás- puede declararse fácilmente "adoctrinamiento". Yo creo que el fallo de la izquierda es otro, no me parece mal en sí mismo que se pretenda "adoctrinar", a menos que se pretenda "bajar línea", pero eso se puede hacer con cualquier idea, no sólo con las de la izquierda."

Usás la palabra anarquista como si fuera una descalificación.

A mí la distinción entre decirle a alguien lo que yo pienso que tiene que hacer o ayudarle a hacer lo que él necesita hacer no me parece arbitraria, sino correspondiente con la realidad.

La emancipación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos. Si tiene sentido un partido, es como herramienta para esa autoemancipación, no como vanguardia autoproclamada.

R Fuego dijo...

6) "Me parece que hay una diferencia importante entre ser "empleado" como masa clientelar y ser empleado en el proceso productivo. Aquí no se habla de diferencias "morales" entre obreros y desocupados -eso dejémoslo a los moralistas- sino de condiciones objetivas."

A lo que iba es que tanto el empleado en el proceso productivo como el empleado de la red clientelar tienen una motivación económica para aceptar ese empleo.

7) "¿Te parece una buena noticia? A mí para nada. Si vos abominás de toda dirección política porque "viene de arriba", lo mismo se puede decir de lo que vos llamás "autodesarrollo", que consistiría en el mensaje: "¡No tengan ninguna dirección política!", que a mí me parece totalmente nocivo. Negarle al proletariado el derecho a tener una dirección política es negarle el derecho a actuar políticamente, con lo cual lo único que queda es actuar clientelarmente ¿Qué decirte? Me parece nefasto."

El leninismo cree que la manera de darle una dirección revolucionaria a un movimiento proletario es ponerlo bajo la dirección política de una dirigencia autoproclamada como revolucionaria.

Lo que yo creo es que en todo movimiento proletario debe promoverse la autonomía proletaria, tanto en la forma de la lucha como en su contenido. Es la vivencia de la autonomía, de tomar sus asuntos en sus propias manos (empezando por la lucha por sus condiciones de vida), lo que genera la base experiencial para la conciencia revolucionaria en los proletarios.

El dirigismo de la izquierda es un obstáculo para la autonomía proletaria, porque en vez de promover que los proletarios tomen sus asuntos en sus propias manos, se orienta a luchar por el poder político dentro del movimiento, con todas las consecuencias desmovilizantes y fratricidas que esto tiene.

R Fuego dijo...

8) "Cuando se plantea una consigna ningún marxista (y ningún revolucionario con dos dedos de frente) piensa que sea posible hacerla realidad bajo el capitalismo. Justamente se exige algo que el capital no está dispuesto a conceder (por eso no es "realista"). La revolución se expresa a través de consignas que exigen aquello que es necesario para la clase obrera, y por supuesto: no son "realistas". Nadie espera que lo sean, se trata de mostrar precisamente que el capitalismo es incapaz de lograr lo que la clase necesita urgentemente."

La única objeción que tengo es que donde decís marxista deberías decir troskista.

Para mí proponer consignas imposibles de realizar con la intención de que las masas se choquen la cabeza contra la pared y así adquieran conciencia revolucionaria (o más bien, conciencia de que deben aceptar la dirección política de un partido autoproclamado revolucionario) es un razonamiento ajeno al materialismo histórico.

Para mí el programa revolucionario consiste en aquellas medidas dirigidas a impulsar un avance sin retrocesos del movimiento proletario, partiendo de sus luchas actuales hasta la instauración de la sociedad comunista. Por lo tanto las consignas de lucha deben evaluarse a partir del análisis del capitalismo actual, del movimiento proletario dentro de él, y de las tareas necesarias a corto, medio y largo plazo para su desarrollo revolucionario partiendo de esta situación.

9) "Mientras se luche bajo el capitalismo, es inevitable que las reivindicaciones tomen forma bajo el capitalismo. Precisamente ese es el camino de la conciencia. Si se exige a un trabajador estar "en contra del capitalismo" a priori entonces se está haciendo eso de lo que vos abominás: bajar línea.

Se trata precisamente de reclamar bajo el capitalismo eso que el capitalismo no puede dar, pero que es extremadamente necesario para la clase y para la humanidad, sólo así se desenmascara el capitalismo. La "calidad de seres humanos que luchan" que vos planteás también se da bajo el capitalismo, dentro de sus condiciones y coerciones. Negarlo es un volunarismo ciego que pretende crear conciencia a partir de la nada."

No sé donde di la impresión de que yo no estaba de acuerdo con esto. De lo que yo hablé es de las condiciones subjetivas generales para la unidad revolucionaria del proletariado.

Lo digo en otras palabras: el frente único de clase sólo se crea en las crisis revolucionarias, cuando los proletarios ya no luchan como trabajadores de tal o cual sector, o como ocupados y desocupados, sino como sujeto revolucionario. Por lo tanto es inútil pretender crear el frente de clase hoy.

10) "Curioso corolario. ¿O sea que lo que la clase y los explotados necesitan son "consignas humildes" y "realistas"? Me parece que no, que es precisamente lo contrario."

Si voy a la puerta de una fábrica en huelga con la consigna "socialización de los medios de producción", ¿en qué ayuda concretamente esta consigna para esa lucha? Esa consigna sólo sirve, en todo caso, para la agrupación revolucionaria de una minoría de proletarios que ya tienen una cierta consciencia de clase. Y más que consignas, esta vanguardia proletaria necesitaría formación teórica.

O sea, hay que distinguir la política hacia las masas de la política hacia la vanguardia. Igualmente, más que consignas lo que se necesita es cooperación, solidaridad de clase.

11) "Es un debate interesante, pero me parece que pone de manifiesto no la bancarrota del modelo leninista sino la imposibilidad de optar por "modelos alternativos", que para eso ya lo tenemos a Toni Negri y su "multitud".

Me parece, no sé."

No todo lo que se salga del rancio espectro del leninismo cae o en el tonynegrismo o alguna otra variante de la izquierda "autogestionaria".

Si estás interesado en qué teoría revolucionaria tomo como base, es la del comunismo de consejos (http://www.geocities.com/cica_web).

Jack Celliers dijo...

El problema de los piquetes es que los puede hacer cualquiera, fijate en los burgueses de mierda del "campo" si no. La clase obrera también podría montar piquetes en las rutas, pero al estar en contacto con la producción toman conciencia de su poder específico como clase, de lo que su pertenencia a la clase les permite hacer. El obrero produce, el desocupado no, por eso el desocupado tiene que hacer algo tan genérico como cortar la ruta. El trabajador tiene en sus manos una herramienta que el desocupado no tiene.

Hay otro problema: esta falta de especificidad hace que los desocupados puedan ser más fácilmente manipulados. Cortar una ruta puede dañar intereses mucho más genéricos y ubicuos que una huelga. Es verdad que la huelga también puede ser usada políticamente en contra de los intereses de la propia clase, pero es más difícil porque la huelga ataca en forma directa el interés del capitalista, el corte de rutas es muy tangencial.

Ojo, yo no desdeño el poder de la movilización piquetera, sólo creo que ese poder está domesticado justamente porque no está acaudillado por la clase obrera. La revolución no es cosa de la clase obrera solamente, los desocupados creo que juegan un papel, los campesinos también, incluso capas de la pequeña burguesía pueden en ciertos momentos volcar el fiel de la balanza en contra del gran capital. Pero no todas las clases son iguales (porque su situación material es distinta), por eso creo que no forman una masa indiferenciada, la dirección política tiene que ser del proletariado porque la historia no dio hasta ahora un sólo ejemplo de derrota del gran capital si no es bajo la dirección política de los trabajadores, que por supuesto tienen que sumar a todos los sectores que puedan a la lucha.

Lo que define a un trabajador es precisamente que trabaja, su pertenencia a la clase está dada por su situación material, no es un cartel pegado en la frente. Los desocupados crónicos están arrancados de la clase y lumpenizados por el sistema. Por eso la consigna de reparto de las horas de trabajo (y cualquier lucha que se desarrolle en ese sentido) es indispensable para evitar la degradación del proletariado todo lo que se pueda, para que haya la mayor cantidad de gente posible trabajando, dentro de la clase. Los obreros ocupados deben usar su poder para forzar todo lo que puedan al gran capital a incluir mas trabajadores y asi fortalecer a la clase. Lo contrario es la política de "yo tengo trabajo, vos jodete", que hay que evitar como una peste. El que tiene trabajo tiene que luchar para que el que no tiene lo tenga, y esto es en su propio interés de clase. ESTA es para mi la lucha coincidente de los trabajadores y los desocupados.

Vos hablabas de los "seres humanos que luchan por su derecho a existir", pero a mí me parece un error. Porque seres humanos que sufren hay muchos, incluso burgueses y pequeño burgueses pueden ser víctimas del capitalismo en miles de formas, son todos tan seres humanos como cualquiera. Pero sólo la clase es aquella cuyos intereses chocan de frente con la propiedad privada de los medios de producción.

Jack Celliers dijo...

...pero es una ventaja porque una vez dado ese salto, adquieren una consciencia de clase superior a la que generalmente adoptan los obreros en huelga (corporativa: por empresa o por gremio).

Es verdad que los obreros tienen que superar la cohesión corporativa (la famosa distinción entre "clase en sí" y "clase para sí"), pero me parece que hay una distinción, y es el por qué de la lucha.

Los primeros piqueteros, como dijiste, tuvieron mucha fuerza ¿por qué? Porque eran trabajadores desocupados y lo que exigían era volver a tener trabajo. EL estado burgués les hizo un pase de mano y les ofreció comida y subsidios: allí se convirtieron en "crónicos" (y por eso domesticables).

El trabajador, al estar en contacto con la producción, reclama mejores condiciones de trabajo, mejor salario, etc. El desocupado crónico reclama la bolsa de comida, y así todo se reduce a un constante regateo entre desocupados y estado burgués, con las organizaciones que gerencian piqueteros como intermediarias. Eso en mi opinión no genera sino que destruye la conciencia de clase, porque aleja al desocupado de la clase al alejarlo de las condiciones materiales de la clase. El tipo ya no trabaja, no produce, sino que se "moviliza" (muchas veces sin saber o sin importarle quién lo moviliza ni por qué) a cambio de subsidios.

Hay una distinción muy importante entre cobrar un salario a cambio de una actividad productiva y recibir subsidios a cambio de "movilizarse". "Movilizarse" puede ser cualquier cosa: incluso actuar CONTRA la clase.

¿Cómo te parece que esas condiciones permiten una superior conciencia de clase? Yo creo que objetivamente la impiden. Y repito: esto no es una condena a los piqueteros, es sólo un análisis de las condiciones objetivas en las que se mueven.

A lo que iba es que tanto el empleado en el proceso productivo como el empleado de la red clientelar tienen una motivación económica para aceptar ese empleo.

De acuerdo, pero lo que hacés para obtener el sustento marca una diferencia enorme que precisamente define la conciencia. Si aplicás ese criterio uniforme entonces todo el mundo es idéntico: el policía, el kioskero, el obrero, el desocupado y el mafioso: todos tienen una motivación económica para hacer lo que hacen ¿quién no?.

Si tu "trabajo" es "movilizarte" entonces resulta que tus acciones políticas (como ir a un acto de tal o cual organización) están supeditadas al cobro de un subsidio. De esa forma perdés toda independencia política y toda conciencia de clase.

Vos decís que "se reconocen como proletarios". A mi me parece que precisamente pierden de vista su propio reconocimiento como proletarios cuando se habitúan a ganar el sustento de esa forma, porque ya dejan de hacer lo que hace un proletario.

No uso la palabra anarquista de manera peyorativa ni irrespetuosa, pero considero al anarquismo un error. No por la sociedad que quieren (que posiblemente se acerca mucho más a lo que yo deseo que lo que imaginan muchos "marxistas") sino porque me parece que no tienen una visión clara del proceso histórico. El objetivo final de la humanidad es la supresión de todo poder y toda coacción del estado, estoy de acuerdo, pero para eso es necesario que las etapas históricas agoten su ciclo. La liquidación del poder pasa por la liquidación del poder de clase, porque el poder es siempre poder de una clase. Los anarquistas suelen perder de vista la perspectiva de clase diluyéndose en "la humanidad"; y algunos de tus planteos son un buen ejemplo.

Jack Celliers dijo...

Lo de las dirigencias autoproclamadas... Yo creo que el problema de la burocracia es serio, y también creo que todo poder es un riesgo. Pero también creo que es imposible construir un poder revolucionario sin dirección. La dirección debe estar basada en la democracia obrera y controlada por las bases, cosa que no se logró en el socialismo real principalmente por la situación de miseria que se vivía en Rusia. Ni Lenin ni Trotsky ni ningún bolchevique creía en el absurdo del "socialismo en un sólo país", sino que veían la rusa como el inicio de una cadena de revoluciones que debía llevar el socialismo no a la estepa rusa sino al capitalismo desarrollado de Europa, principalmente Alemania.

Que la cadena se corte por el eslabón más débil de la economía mundial (o sea: los estados más atrasados) es un quebradero de cabeza para el socialismo, y me parece uno de sus problemas más graves. Ese es el origen de la burocracia.

Esto para dar una explicación seria. La otra es que los comunistas son iluminados que sólo buscan autoproclamarse y montarse sobre la clase obrera para "dirigirla". Yo desde ya te cuento que no tengo el menor interés en dirigir a nadie, pero el concepto de "dirección" está lejos de parecerme perverso en sí mismo. Un poder y una dirección revolucionarios no son lo mismo que un poder reaccionario. No es lo mismo Santucho que Videla, ni el Che que Luis XV.

Y la diferencia está justamente en el interés de clase.

Jack Celliers dijo...

"Se trata precisamente de reclamar bajo el capitalismo eso que el capitalismo no puede dar, pero que es extremadamente necesario para la clase y para la humanidad, sólo así se desenmascara el capitalismo."

No sé donde di la impresión de que yo no estaba de acuerdo con esto.

Ma da la impresión precisamente un par de párrafos atrás:

Para mí proponer consignas imposibles de realizar con la intención de que las masas se choquen la cabeza contra la pared y así adquieran conciencia revolucionaria (o más bien, conciencia de que deben aceptar la dirección política de un partido autoproclamado revolucionario) es un razonamiento ajeno al materialismo histórico.

Cuando decís "imposibles de realizar" estás diciendo en realidad "imposibles de realizar bajo el capitalismo". No se trata de que "se choquen la cabeza contra la pared", metáfora un tanto brutal; se trata simplemente de desenmascarar al capitalismo frente a la masa de trabajadores que sólo tiene conciencia de sus reivindicaciones inmediatas.

Y me parece puro sentido común: un trabajador puede que no entienda ni le importen un bledo el capitalismo ni las relaciones de producción, pero será muy difícil que le importe un bledo su salario. Si se quiere ofrecer una solución hay que partir de lo que el trabajador reclama, y no solo eso: de lo que el estado burgués mentirosamente promete.

Si empezamos a decir: "Mire, hay que socializar los medios de producción" estamos cometiendo el mismo error que señalás más adelante. Justamente hay que proponer luchar en principio por lo que el trabajador identifica como necesario, partir de las necesidades reales y vivas de los trabajadores, y desde allí llegar al planteo político.

VOs criticaste la consigna de las horas de trabajo por "no realista", y supongo que pensarás que se trata de que los trabajadores "se estrellen contra la pared" intentando realizarla, cosa que para vos será inútil.

Para mi no. En primer lugar no tiene por qué haber ningún choque contra la pared: es posible lograr algunos avances, y no importa lo pequeños que sean. La lucha de clases es eso: una lucha en la cual hay que mejorar las posiciones propias y vencer las del enemigo.

¿Qué necesita el proletariado? Hablo bajo el capitalismo: necesita que haya poca desocupación, necesita una posición de fuerza para negociar mejores condiciones con la burguesía. Esto es al mismo tiempo pragmático (cualquier trabajador puede entenderlo) y revolucionario (está en línea con el interés general de la clase).

No importa en absoluto que no se logre repartir todas las horas de trabajo entre todos los trabajadores. Lo que se logre será objetivamente beneficioso por poco que sea, y será fruto de la lucha concreta del proletariado. Y lo que no se logre (que seguramente será mucho más) despertará entonces la pregunta "¿Por qué no se pueden repartir todas las horas de trabajo entre todos los trabajadores?" Y en la respuesta a esa pregunta está el germen del cuestionamiento global del capitalismo.

Lo contrario es lo que ocurre ahora: desocupados crónicos que "luchan" para recibir subsidios, y desocupados rotativos que presionan a la baja los salarios de los trabajadores. Excluidos contra trabajadores: panorama inmejorable para el gran capital. La trampa de los subsidios creó una nueva "clase" un nuevo "sujeto histórico" que diluye y compromete el poder de la clase.

La consigna urgente es que los desocupados vuelvan a trabajar, y decir que es "irreal" es peligroso: no es irreal un carajo, simplemente la burguesía ha logrado poner al proletariado en retroceso y donde antes laburaban tres hoy labura uno solo 16 horas por día. La única razón por la que es "irreal" es porque el proletariado ha retrocedido y resignado posiciones. Hay que recuperarlas. Declarar que eso es "imposible" es resignar a los trabajadores a aceptar ser el nuevo "sujeto": excluido-subsidiado.

A menos que nos creamos que el trabajo "se evaporó", que es lo que nos dicen los gurues burgueses mientras un montón de gente en el planeta labura como esclavos.

Jack Celliers dijo...

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